Una travesía estival por el mercado

Las plazas de abastos reducen sus ventas durante los meses de veranol curiosidad El mercado de Sánchez Peña, ubicado en La Corredera, fue en otros tiempos cárcel y fábrica industrial de sombreros.

Imagen de algunos de los puestos vacíos del mercado de La Corredera en verano.
Imagen de algunos de los puestos vacíos del mercado de La Corredera en verano.
C. Rodríguez Venzalá

10 de agosto 2011 - 01:00

La plaza de la Corredera es uno de los lugares más famosos de la capital cordobesa, un enclave turístico y de ocio situado en el corazón del casco histórico. Una estampa habitual en este lugar es la presencia de cordobeses y también de extranjeros que descansan y se relajan al atardecer en algunas de las terrazas que alberga este recinto. Se trata de una actividad que se repite durante la mayor parte del año. No se puede decir lo mismo del conocido mercado Sánchez Peña, o de La Corredera, situado en la misma plaza. Los puestos de fruta, carne o pescado de este recinto sufren durante el verano la huida de los vecinos a las zonas costeras y las ventas decaen, a la vez que la llegada de turistas no ayuda demasiado.

El mercado de la Corredera respira soledad, la mayoría de sus pasillos están vacíos y muchos de sus puestos están cerrados. El gentío y el alboroto tan típicos de las plazas de abastos son prácticamente inexistentes durante estos días. Algunos clientes esperan la llegada de su turno en la carnicería de Juan Carlos Ruano, uno de los pocos que mantiene su tienda abierta durante la época estival. "Las ventas en agosto van fatal", comenta este vendedor. "También se nota mucho que el colegio cerró por vacaciones, porque las madres pasaban por aquí y compraban", añade haciendo alusión a un centro escolar cercano a la plaza. En cuanto a la clientela potencial que supondrían los turistas, Ruano afirma que "miran, pero no compran".

Efectivamente, los visitantes de otras ciudades podrían ser unos excelentes clientes en sustitución de los cordobeses que se han marchado temporalmente. Sin embargo el mercado es para ellos un rincón más de la capital digno de fotografía para el recuerdo de su viaje, o también un lugar de visita para saciar la curiosidad. Alejandro es uno de los turistas que dentro de su estancia en Córdoba junto con su familia pasea por la céntrica plaza de abastos. "Estamos dando una vuelta, y nos ha gustado bastante", afirma, "aunque no creo que compremos, quizá si vemos algo lo hagamos".

La crisis que viven muchos de los comercios tradicionales de ultramarinos frente a las grandes superficies se añade a otros problemas como la falta de accesibilidad con vehículos a la plaza de la Corredera. Por otra parte, la calidad de muchos de los productos avalan que este tipo de establecimientos sigan en pie, e incluso se promueva la aparición de nuevos negocios. Como es el caso de un puesto de fruta ecológica, Naturall, que con la llegada de las altas temperaturas innova en productos más acordes con el caluroso clima. "Elaboramos granizados y galletas entre otras cosas", explica Pocholo Antúnez, uno de los vendedores de esta tienda que lleva tres meses instalada en el recinto comercial. Además, consigue llamar la atención de los turistas anunciando gazpacho e incluso un remedio contra la resaca, todo ello con frutas y elementos naturales que también ofrecen en su mostrador. Nada mejor que agudizar el ingenio para conseguir ventas, y quizá por ello este puesto supone la otra cara de la moneda del mercado de la Corredera, ya que al contrario que en los más tradicionales, los turistas adquieren alimentos. "La verdad que de todos las ventas que llevamos en el mes de agosto, podría decir que un 90% son de turistas", comenta Antúnez.

La época estival ofrece paisajes diferentes a los del resto del año. Y la soledad del mercado de la Corredera no iba a ser menos.

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