La tienda más antigua de Alfonso XIII

Tres generaciones de la familia Arenas se han ocupado desde 1936 de fabricar los capirotes de cartónl competencia José Arenas ha tenido que enfrentarse en los últimos años a la entrada en el mercado de los capirotes de rejilla.

José Arenas coloca los capirotes de cartón en una de las mesas de trabaja que tiene en la trastienda.
Rafael C. Mendoza

25 de marzo 2009 - 01:00

En un pequeño callejón de Alfonso XIII se ubica su comercio más antiguo y, probablemente, uno de los que suman más años en toda la ciudad. La familia Arenas lleva 73 años dedicándose a la encuadernación de libros y a la fabricación de capirotes de cartón, básicos en las procesiones para dar forma al cubrerrostro de los hábitos de los nazarenos. Las más de siete décadas de vida que tiene este establecimiento son palpables al echar un vistazo en la trastienda, donde hay colgadas fotos antiguas y estampas de los titulares de las cofradías a modo de recuerdo. Tampoco pasa desapercibida la maquinaria que utiliza el propietario de este negocio para cortar el cartón con el que están hechos los capirotes.

Durante estos días, que las hermandades aprovechan para realizar el reparto de las túnicas, esta tienda se convierte en paso obligado para muchos centenares de personas. En total, según los datos aportados por el propio José Arenas, el promedio de capirotes que se venden en Cuaresma ronda los 1.500. A este comercio llegan los integrantes de todas las corporaciones de la capital e incluso los de algunos puntos de la provincia, como el Carpio, Nueva Carteya, Posadas o Santaella, entre otras localidades. Arenas tiene tamaños para todos, con mayor y menos altura -de 60 centímetros y más de un metro para las cofradías de luto- y más y menos perímetro. "A veces tenemos que fabricar un tamaño exclusivo porque el cubrerrostro que nos traen está mal hecho", precisa Arenas al explicar algunas de las situaciones que se registran a diario en su negocio.

Este comerciante cordobés, de 64 años de edad, se siente orgulloso de mantener en pie el negocio que heredó de su padre, también de nombre José. Él constituye, por tanto, la segunda generación, pero explica que ya hay preparada una tercera para tomar el relevó que seguramente dejará a partir del próximo septiembre. Al frente de la tienda se situará su hija Inmaculada, por lo que está garantizada la supervivencia de esta actividad en esta céntrica calle de la capital.

Al analizar el momento que vive el negocio, Arenas no destaca la incidencia de la crisis económica en su sector, ya que los nazarenos necesitan un cartón para su cubrerrostro. Sin embargo, sí recalca la competencia que supone la entrada en el mercado del capirote de rejilla. "Es más cómodo, pero también más caro, ya que mientras que el cartón cuesta siete u ocho euros la rejilla sale por 30", concluye Arenas.

1.500

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