Las temperaturas nocturnas superan los 21 grados y rozan el límite del umbral del sueño

Conciliar el sueño empieza ya a ser una tarea complicada. Las temperaturas nocturas alcanzaron ayer los 21,6 grados centígrados, cuatro décimas más que en la madrugada anterior, informaron fuentes de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Este registro roza ya los 22 grados, el valor a partir del cual los expertos consideran que existen dificultades para conciliar el sueño. La entrada de un anticiclón procedente de las Azores ha arrastrado en las últimas jornadas un viento cálido que ha disparado los termómetros: la máxima alcanzó ayer los 39,1 grados centígrados -valor d elas 18:30-, un punto por encima del miércoles.

La previsión de la Aemet es que las temperaturas desciendan levemente hasta mañana sábado y que repunten sin tregua a partir del domingo. Mañana se espera una máxima de 34, mientras que el miércoles será de 39. Las mínimas, eso sí, oscilarán siempre por encima de los 21 grados en Córdoba capital.

El calor también será asfixiante en los municipios de la campiña, donde Meterología mantuvo durante todo el día de ayer la alerta amarilla por el calor. En otras comarcas la temperatura será un poco más fresca. En Los Pedroches, la máxima hoy serán 33 grados y la mínima, 20. A partir del domingo los termómetros subirán y el miércoles habrá 36 grados. La misma situación térmica se vivirá en Peñarroya-Pueblonuevo, mientras que en Lucena la máxima se quedará en 35 grados en los próximos días. En todos estos municipios, sin embargo, las mínimas nocturas estarán por encima de los 20 grados.

La Consejería de Salud puso en marcha el pasado 1 de junio el plan de prevención contra los efectos de las altas temperaturas, que permanecerá activo hasta el 30 de septiembre. Durante este periodo, la Junta aconseja evitar las salidas y las actividades físicas en las horas de más calor, especialmente entre las 11:00 y las 17:00, y mantenerse a la sombra. También recomienda vestir ropa ligera y amplia, de color claro y llevar la cabeza protegida.

Los mayores de 65 años, los pacientes que viven solos y los de especial vulnerabilidad, los niños con patologías crónicas y los menores de 4 años son los grupos de población que más deben vigilarse durante la canícula. Las insolacioens, los calambres o los golpes de calor son algunas consecuencias de las altas temperaturas.