El hijo del técnico de Obras Públicas que revolucionó el arte de la información

Cordobeses en la historia

Felipe Mellizo Cuadrado vio la luz en la Córdoba de las fotografías en blanco y negro, se hizo periodista en Madrid y desde allí conjugó, de manera original, los verbos formar e informar

El hijo del técnico de Obras Públicas que revolucionó el arte de la información
El hijo del técnico de Obras Públicas que revolucionó el arte de la información
Matilde Cabello

18 de diciembre 2011 - 01:00

LOS diversos diarios locales de 1932, publicitaban el miércoles 9 de noviembre el estreno, a las diez y media de la noche y en el Teatro Duque de Rivas, de Maternidad, "La película sonora que está todo el mundo obligado a conocer", si bien se prevenía que "se recomienda no vean esta película los que padezcan del corazón o algún padecimiento nervioso". En diciembre de ese mismo año se legalizó la emisora de radio EAJ-24, Radio Córdoba, que comenzó a emitir en enero de 1933, el mes y el año en que se inauguró el hospital de la Cruz Roja, y en el que Círculo de la Amistad acogía la asamblea andalucista que redactó el primer anteproyecto de bases para el Estatuto de Andalucía.

En esa misma Córdoba había nacido, el martes 8 de noviembre de 1932, el hijo de un técnico de Obras Públicas al que pusieron por nombre Felipe Mellizo Cuadrado. Aquí vivió por muy poco tiempo, ya que a los dos años destinaron al padre a Madrid y toda la familia se marchó a aquella ciudad. Allí hizo el Bachillerato, se licenció en Derecho, y en 1971 se diplomó en Periodismo por la entonces Escuela Oficial. Pero ya desde los años sesenta, desarrollaba su vocación: durante cinco trabajó para el diario Pueblo, medio con el que en Londres, Viena y El Cairo inauguró una larga cadena de corresponsalías; luego, con diversos medios, entre ellos la agencia mexicana AMEX, trabajó en Bonn, Belfast, Tel Aviv, Nueva York, Sydney, Santo Domingo o México, entre otras ciudades. Desde entonces, su carrera profesional, trepidante, le condujo, a comienzos de los setenta, a la redacción de Índice y en 1976 a la dirección de Noticias Médicas e Internacional. En 1977 y hasta principios de los ochenta fue redactor de la agencia Efe, pasando luego a TVE en donde escribió y dirigió el programa ¿Un mundo feliz? hasta 1982. Desde esta fecha y al 1984, en la misma cadena, fue redactor del mítico programa La clave, y luego director y presentador del telediario de la cadena estatal A media noche. En este espacio caló definitivamente Felipe Mellizo en los espectadores por su peculiar, personal y nada convencional forma de trabajar; un valor que le llevó a dirigir y presentar los telediarios de fin de semana, desde comienzos hasta mediados de 1985, año en el que regresa a Efe para encargarse de la sección Cultural desde 1986 a 1988.

Ocupó hasta 1991 la dirección de prensa de la Sociedad del Quinto Centenario, asumiendo ese mismo año la narración y presentación del programa de TVE Longitud-Latitud. Para entonces, su labor de vértigo no le había impedido colaborar con el diario El País, entre 1983 y 1986, o dirigir y presentar el informativo Entre hoy y mañana en Tele-5, para arribar en la segunda mitad de 1995 a RNE, en donde permaneció hasta mediados de 1996, siendo responsable de 24 horas o interviniendo en El mirador y Escritos en el aire.

Felipe Mellizo fue también un reconocido escritor y autor de una dilatada obra, fundamentalmente de ensayo, cuento y novela. Así, en 1962 vieron la luz sus tres primeras creaciones: Notas alemanas, Europa, de papel, y Los redimidos. En 1968 se publican El lenguaje de los políticos y Sir Gawayn y el Caballero Verde; en 1976 publicó Arturo, rey, y tres años más tarde Literatura y enfermedad. A ellos le sucederán, en 1983 Escríticos, en 1986 De letras y números y Otra manera de cantar el tango, y en coautoría, Los reveses del Derecho y Racismo y xenofobia: búsqueda de las raíces, en 1993.

La capacidad intelectual, sólida formación y compromiso ideológico del periodista cordobés, tamizado por un enfoque originalísimo del periodismo, le destinaron a contar los hechos alejándose de corsés y normas trazadas por el poder establecido. Así, fue merecedor, entre otros, del Premio Leopoldo Alas en 1962 (Los redimidos), de periodismo de la Fundación Universidad-Empresa en 1980 (edición de 1979), por su tarea difundidora de la ciencia en la legendaria revista Triunfo; y en el año 1984 del Premio Extraordinario de la Agrupación de Críticos de Arte de Cataluña, por su empeño en dar a conocer a pintores españoles, o el Nacional de Periodismo y el Víctor de la Serna.

Gran amante de la música de Claude Debussy, el corazón que siempre puso en su trabajo se le partió a solas en su casa de Alpedrete (Madrid) el 7 de julio de 2000. Para esa fecha, el cordobés y padre de ocho hijos, aún permanecía en activo: era colaborador de RNE en Lo que es la vida, El ojo crítico y La biblioteca de Alejandría. Su muerte supuso para el mundo del periodismo, la irreparable pérdida de todo un referente, grande, que supo armonizar la noticia dada a "pie de obra" con la ética y la conciencia, o la ciencia y las artes con la escritura; siempre desde el respeto, incluida la frescura y comprensión de su lenguaje, entendible para quienes le veían, oían y leían.

La ciudad que le vio nacer, y a la que a menudo regresaba, perpetúa su recuerdo con una calle con su nombre, allí donde Córdoba busca su antiguo palacio califal en el Monte de la Novia.

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