El teatro resiste a la fiebre 'Pokémon'

La Escuela de Teatro y Cine de Córdoba imparte cursos infantiles de interpretación durante el verano

Un grupo de niños atiende a la profesora durante una clase de teatro.
Un grupo de niños atiende a la profesora durante una clase de teatro.
Andrés Blanco

31 de agosto 2016 - 01:00

Érase una vez una gran ciudad que, cada verano, era asediada por la calima más cruenta. A lo largo de dos meses sus habitantes vivían bajo el yugo de un impasible y bochornoso déspota que, durante el día, sólo cedía ante el trasiego de sus siervos, de aquellos esclavos que con su trabajo y dedicación daban sentido al injusto sistema que había configurado. Vivir en aquel horno era insufrible. Los niños, exentos de las obligaciones que perseguían a sus progenitores, pasaban las horas de sol sumidos en el aburrimiento más profundo. Inapetencia que pronto fue aplacada por una de las epidemias más devastadoras del siglo. La fiebre de los Pokémon, como se conoció a citada plaga de afecciones, casi no dejó títere con cabeza. Los pequeños lugareños deambulaban por la metrópoli sin rumbo fijo, sumidos en un universo paralelo, con el único objetivo de dar caza a unos seres imaginarios de nombre, a menudo, impronunciable. Unas alucinaciones, producto del mal febril, contra las que ni la guardia del tirano Canícula podía hacer nada.

Ante tal panorama, cuanto menos distópico, una de las habitantes de tan castigada urbe decidió erigir, hace un lustro, un reducto de salvación que permitiera a los menores de 12 años combatir la fiebre Pokémon con un antídoto cada vez más escaso y maltrecho por la ciudadanía, la cultura. Según Antonia Toñi Jiménez, ideóloga del refugio bautizado como Escuela de Teatro de Córdoba, "éste es el quinto verano que abrimos la ludoteca, donde los niños tienen la posibilidad de inscribirse en talleres de teatro y cine". Además, la precursora del espacio instructivo aseguró a el Día que su singular reino "también cobija a algunos niños de 13 años, quienes estuvieron con nosotros años anteriores y quieren seguir formándose y divirtiéndose en la escuela, a pesar de que el límite de edad es de tres a 12 años".

La duración de las actividades que imparte el centro no supera los 15 días, aunque existe la posibilidad de continuar una vez finalice la quincena. La ludoteca "tiene espacio para unos 30 participantes, que son divididos en grupos de dos en función de su edad", explicó la directora, quien añadió que "el enfoque que tiene nuestra oferta cultural no está destinado a pasar las horas" en un espacio cerrado para guarecerse de las altas temperaturas. "Aquí impartimos clases de teatro, nos centramos en una obra infantil, repartimos los papeles entre los pequeños y, una vez finalice el curso, representamos la pieza ensayada delante de sus padres", indicó. Los talleres de teatro no sólo se limitan a mejorar la expresión corporal de los niños y combatir su timidez, "además trabajamos la mejora o aprendizaje del inglés, porque no sólo enseñamos a interpretar obras en castellano, también ponemos en escena obras en este idioma".

El teatro no es la única rama de las artes escénicas que se imparte en la escuela, el cortometraje también tiene un espacio privilegiado dentro de la misma. El taller que trata sobre la creación de cortos no sólo está destinado a la representación de una pieza escrita sino que "desde el primer día en que llegan los niños al centro los animamos a imaginar y crear su propia obra, para estimular su creatividad, y una vez ideada los enseñamos a guionizarla para, después, proceder a su grabación", apunta Toñi Jiménez, para quien el hecho de que "las historietas partan de la imaginación de los niños es esencial, es muy importante hacerlos partícipes de su propio trabajo".

Los musicales también tienen cabida en la ludoteca impulsada por la Escuela de Teatro de Córdoba. Los participantes, al igual que con los cortos, son animados a escribir pequeñas escenas musicales y "representar algunas que nosotros proponemos", describie la responsable del espacio cultural. Todo ello es completado con clases de "lectura comprensiva y expresiva que impartimos a través de un guión", agregó. Para la puesta en escena de sus piezas, los pequeños actores aprenden a elaborar los atrezos pertinentes a la temática de la obra a representar, así como sus propios disfraces. El resultado "suele ser bastante bueno y satisfactorio, a los padres les encanta y muchos de ellos se sorprenden al ver a sus hijos actuando en inglés", declaró Jiménez.

La conciliación laboral y familiar es otro de los aspectos que busca cubrir la ludoteca durante el verano. La apertura del centro se realiza a las 8:00 y su cierre se produce a las 15:00 con el propósito de abarcar la jornada laboral matinal al completo. No obstante, los niños pueden llegar más tarde o salir antes de la escuela pero con la condición sine qua non de permanecer, al menos, de 10:00 a 13:00, que es "cuando se ensayan las obras", afirma la directora, quien añade, por último que "los niños que quieran pueden desayunar, merendar a media mañana o comer aquí".

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