Teatro Loyola: bodas de plata haciendo magia en el escenario
Cultura
La compañía se formó en los 2000 en ETEA y ya ha tenido la oportunidad de representar más de 200 funciones
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La compañía Teatro Loyola nace en aquellos 2000, cuando la era digital aún no había azotado tanto la sociedad y la gente disfrutaba más de las actividades en grupo. Se creó como una necesidad del alumnado, y pronto se convirtió en una pasión en una institución educativa que, en aquel entonces, se conocía como ETEA.
Con el paso de los años, se ha consolidado como uno de los proyectos culturales más emblemáticos de Córdoba y hoy sigue dando vida a los guiones más relevantes de la historia teatral. Pisaron las tablas por primera vez juntos con Las bicicletas son para el verano, cuando sólo representaban la obra dos veces, pero llegó un momento en que decidieron viajar, conocer y plasmar su magia por otras tierras y enclaves como, el pórtico de la Catedral de Salamanca, la Mezquita-Catedral o el Corral de Comedias de Almagro.
"La iniciativa nació para responder a las inquietudes de un grupo de alumnos, que querían hacer una actividad de formación complementaria. Surgió porque ellos tenían la inquietud de entrenar competencias de otra manera a como lo hacemos habitualmente", narra Rosa Melero, una de las responsable de la institución.
Más de 200 integrantes
"Los cambios que tenemos como cualquier compañía de teatro universitario es debido a la rotación. Han pasado más de 200 personas por la compañía. A lo largo de estos 25 años, hemos aprendido de la que fue una compañía novata, en la que la única que tenía experiencia en este ámbito era Carmen Rey, pero no hemos aprendido sólo de ella, sino también de todos los compañeros. Siempre disfrutando con creatividad, esfuerzo y compromiso, por eso aquí estamos después de tantos años", agradece Melero.
"Al principio solo eran alumnos, después nos incorporamos profesores, personal de administración y servicio y también antiguos alumnos y padres y madres de estos. Asimismo, hay gente que no está vinculada con Loyola pero que comparte con nosotros la pasión con el teatro y pertenecen a la compañía", subraya.
A lo largo de estas dos décadas, las funciones ha sido numerosas, y el estilismo ha brillado con luz propia. Incluso, a veces, con firma cordobesa, ya que la creatividad y la moda se unen en el escenario para poner en acción diferentes obras clásicas y contemporáneas. "Hemos hecho obras de diferentes estilos, pero el clásico nos encanta. En esas, el vestuario es clave. Tenemos la suerte de contar con Francisco Tamaral y con peluquería y estilismo de Francisco de la Torre. Se documentan y hacen un trabajo maravilloso. La primera obra en la que colaboró Tamaral fue El perro del hortelano", recuerda Melero, quien explica que en la exposición que puede visitarse para conmemorar las bodas de plata se exponen 19 trajes de su amplio repertorio.
Un palmarés de 55 premios
Durante su dilatada historia, también han tenido numerosos episodios de reconocimiento, ya que han ganado diferentes galardones, acumulando 55 premios y 56 nominaciones. "Al principio, ni siquiera nos presentábamos a concursos, todos esos premios son a partir de El perro del hortelano y ahora el público valora lo que hacemos. Desde ese momento, recibimos premios. El último fue en Los Villares en Jaén por nuestro Juan Tenorio, que era la primera vez que lo hacíamos en el escenario después de diferentes representaciones al aire libre. Somos amateur porque no cobramos, pero nos lo tomamos totalmente en serio", apuntilla.
Como todas las artes, esta disciplina aporta beneficios a los estudiantes, tanto educativos como sociales: "Somos como una gran familia, compartimos mucho juntos, y también nos sirve para desarrollar competencias, como las soft skills. Trabajo en equipo, compromiso, el lenguaje corporal, control de emociones, hay muchas cosas que entrenamos cuando hacemos teatro, y que vienen bien para cualquier estudiante, da igual la titulación", explica.
Para la responsable, cada experiencia es enriquecedora, y es consciente de que el teatro tiene algo especial, aunque haya gente que nunca ha podido vivir la experiencia. Por eso anima a acudir al teatro, pues su "magia" no la aportan otras artes. Y, respecto al futuro, "para los próximos 25 años seguiremos trabajando lo mismo que hasta ahora". "Estoy desde el principio, era la responsable de Formación Complementaria en ETEA cuando el alumnado lo solicitó, y antes no actuaba. Fue hace unos 15 años cuando me decidí. Empecé con el papel de Hécuba, y desde entonces no me he bajado de las tablas, es mi pasión y terapia", destaca.
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