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El Día' recoge los testimonios de seis artistas callejeros que encuentran en las vías de la ciudad una forma de darse a conocer y compartir su pasión: la música
"Una forma de vida". Así de simple define el componente del grupo Deilín Dúo, Rafa Viudez, la experiencia y el trabajo de compartir su música en las calles de Córdoba. Junto a su hermano Baltasar lleva más de una década tocando música celta, aunque han ido “evolucionando” y poco a poco han ido añadiendo otras temáticas, como los éxitos de los 70 y 80, temas propios, bandas sonoras de películas o canciones más clásicas con sus propios arreglos. Rafa Viudez asegura que decidió salir a la calle tras perder su empleo, una oportunidad que aprovechó para apostar por la música y hacer de su hobbie su profesión. “Conforme van pasando los años es más duro, sobre todo en épocas de calor extremo, frío o lluvias, porque el cuerpo no reacciona igual, y te tienes que mantener en forma o no te responde”, comenta. Acompañados de una guitarra acústica, una flauta y su voz, Deilín Dúo, cuyo nombre corresponde a la palabra canto en gaélico, se mueve por el centro de Córdoba para difundir su talento, ya que encuentran en las calles la mejor forma de cosechar el éxito a nivel personal: “Hay gente que te dice que le alegras los días y eso es muy satisfactorio”.
A punto de cumplir 12 años viviendo en Córdoba, Eteri Bochorishvili es una pianista interpretadora y compositora que cuenta con el título superior de conservatorio. Nacida en Georgia, es un prodigio del piano, ya que con tan sólo dos años su padre le regaló este instrumento de juguete y poco tiempo después comenzaría con sus estudios. Eteri almacena las notas en su cabeza, ya que tras escuchar una melodía, es capaz de interpretarla en las teclas. Toca cualquier género musical, incluido el jazz o rock y, por supuesto, escribe sus propias partituras. En la calle acompaña estas interpretaciones con su voz. Actualmente, Bochorishvili es la directora del coro de la iglesia de Santa Marina, donde canta y toca el órgano cada domingo, también forma parte de la Coral Ramón Medina del Real Círculo de la Amistad y es profesora particular de piano. Esta profesional ha plasmado sus interpretaciones en un disco musical al que ha llamado Pasión Eteri.
Al cumplir la mayoría de edad, Valeria Delgado decidió darse a conocer y qué mejor forma de hacerlo que salir a la calle. Ahora tiene 22 años y es uno de los rostros más reconocidos del callejero cordobés al llenar la plaza de Las Tendillas de música en directo. Los géneros que más le caracterizan son el soul, el jazz o el pop, si bien interpreta también baladas en español o canciones de grandes artistas como Queen o Adele. La joven artista ha decidido apostar por la música y no hacerle caso a los que no veían esta opción como una forma de vida, pues “veía que si yo quería ser cantante no lo podía dejar como un plan b, como siempre me dicen; el mundo de los talent show no me llamaba por lo que pensé: o salgo a la calle, o aquí no me conoce nadie”. Con lo que gana de sus conciertos sufraga la formación musical que recibe desde la escuela Yo Canto. Delgado afirma que los inicios no fueron fáciles y, al plantarse frente a los viandantes, le “temblaban las piernas”, una situación que ya no ocurre, dado que, poco a poco ha ido evolucionado como artista y ahora se encuentra en su hábitat. De hecho, incluso ha empezado a componer sus propios temas y ha decidido invertir en un estudio de música casero. Su rutina depende de la situación meteorológica, aunque intenta salir de miércoles a sábados, a veces, incluso hace doblete. Por el momento, Valeria sí puede vivir gracias a este trabajo, aunque admite que es algo que está sujeto a muchos factores.
Rafa Moreno empezó en el mundo de la música a los 17 o 18 años, y ha sido este año 2021 cuando decidió salir a la calle para probar suerte. Aunque al principio le daba “un poco de corte”, por ahora la experiencia le está demostrando que esta es una excelente forma de darse a conocer, ya que “a raíz de estar en la calle” le han surgido nuevas oportunidades, como conciertos o fiestas privadas. A las inmediaciones de la Torre de la Calahorra (su sitio favorito para tocar y cantar), Rafa Moreno acude siempre que puede y permanece una media de dos horas animando al público cordobés y los turistas que paseen por el agradable entorno del Puente Romano. Interpreta temas de pop y flamenco, también composiciones propias, todo ello acompañado de dos guitarras (una tocada por él) y su voz. El artista asegura que en la calle encuentra mayor libertad para cantar, por lo que aprovecha para interpretar temas “más sentidos”, que son los que más le gustan.
Nació en Birmingham, pero pasa largas temporadas en Córdoba junto a su familia, ya que su pareja es de aquí. Cada vez que Anthony Miles está en la ciudad, sale a la calle para compartir e interpretar su música, profesión a la que se dedica desde que tiene uso de razón. Empezó a tocar el piano con siete años aprovechando que el maestro lo tenía en casa, ya que su padre era guitarrista profesional. Pero ellos no son los únicos músicos de la familia, pues sus antepasados también sentían pasión por este arte. En Reino Unido formó un grupo de música hace 20 años con el que ha recorrido todo tipo de eventos. Sin embargo, la mayor sensación de libertad, la experimenta en la calle, porque “no hay persona que te dice lo que debes cantar”. Miles escribe sus propias canciones, que se pueden encontrar en su canal de Youtube y abarca géneros como pop, rock and rock, blues o soul. Aunque al principio tenía sentimiento de “terror” al ponerse delante del público en la calle, para Anthony este es el escenario “más espectacular” al que un músico se puede subir. Bajo el punto de vista del músico, la experiencia de tocar en la vía pública es la mejor forma de “desarrollar tu arte” porque “se pueden hacer cosas muy bonitas y conectar con la gente”.
Son d’ Luna lleva una década compartiendo su repertorio con todo aquel que lo quiera escuchar. Tras tanto tiempo de trabajo por las calles de Córdoba su mayor recompensa es el reconocimiento del público, ya que muchos cordobeses y turistas los reconocen gracias a su trabajo en las vías públicas y en redes sociales. “Vienen de Valencia, de Barcelona y más sitios, y nos conocen”, explica uno de sus componentes, Tony Soler, encargado de la guitarra en esta formación de flamenco pop de la que también forman parte Celia Viña y Melchor Valenzuela. Soler asegura que puede vivir de este trabajo, aunque no siempre es de color de rosa porque “cuando la gente descansa, que supuestamente es los fines de semana, nosotros trabajamos más”. Además, al intentar acudir un par de horas diariamente al callejero cordobés, “la voz debe estar bien a pesar de los fríos”. Aunque para algunos artistas las recientes fechas de Navidad son uno de los momentos más importantes del año, para Son d’ Luna el verano es crucial, ya que “la gente sale más y hay más turismo”. El grupo solía cantar en la Judería, por lo que destaca que en la época con mayores limitaciones de movilidad por la pandemia, la situación era más irregular porque ha sido “una de las zonas que más ha sufrido”. Por último, aunque Soler afirma haberse encontrado con connotaciones negativas por el hecho de trabajar en la calle, recuerda que es un trabajo “como cualquier otro”.
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