"Mi sueño es que el entorno de Medina Azahara esté protegido"

ENTREVISTA · CONSUELO FIDALGO

La fiscal Consuelo Fidalgo, experta en patrimonio, recibirá en unos días la Cruz de San Raimundo de Peñafort en reconocimiento a sus 20 años de trayectoria

"Mi sueño es que el entorno de Medina Azahara esté protegido"
"Mi sueño es que el entorno de Medina Azahara esté protegido"

Un 12 de febrero de hace 20 años, Consuelo Fidalgo inició su carrera como fiscal y, en unos días, la coordinadora de la Sección de Medio Ambiente y Urbanismo de la Fiscalía de Córdoba recibirá la Cruz de San Raimundo de Peñafort en reconocimiento a su trayectoria.

-¿Qué supone esta medalla?

-Me produce mucho orgullo, es muy grato. Quiero que sea un homenaje a todos los compañeros fiscales y de la carrera judicial.

-Será, además, la única mujer en Andalucía que este año reciba la condecoración. ¿Ha mejorado la presencia de la mujer desde que tomó posesión?

-Hasta el año 75, la mujer no podía ser ni juez ni fiscal. Suerte que, posteriormente, la incorporación no ha sido aritmética, sino geométrica. Ahora, en Córdoba, somos más de un tercio, aunque todavía queda camino por hacer porque en altas instancias como el Supremo o el Constitucional hay pocas mujeres que ocupan cargos relevantes. Pero va a ser cuestión de poco tiempo.

-Desde hace siete años, coordina la sección de Medio Ambiente, Urbanismo y Patrimonio Histórico Artístico. ¿Cómo afrontó este proyecto?

-Soy una apasionada del patrimonio histórico artístico, así que el proyecto me pareció decisivo. Se trata de delitos nuevos, poco comprendidos por la sociedad, ya que el perfil del delincuente no es al que estamos habituados. No es la persona que comete robos, una violación, un homicidio. El reto era llegar a entender que actuaciones como la construcción de viviendas sin licencia son delito y, como tal, hay que abordarlo.

-En el último año, se ha producido el primer derribo de una casa ilegal junto a Medina Azahara. ¿Cómo ha vivido este proceso?

-Han sido siete años tratando de explicar que, una vez que la administración ha ordenado el territorio y que se ha conferido el carácter de Bien de Interés Cultural, que es la máxima categoría de protección que se puede otorgar a un bien, nuestra función es acusar si concurren las circunstancias para considerarlo delito. Y cuando las sentencias son absolutorias, recurrir.

-¿Va a seguir la Fiscalía solicitando la condena de parcelistas del entorno de Medina Azahara?

-Ése es nuestro camino, aplicar la legalidad, porque no se pueden mandar balones fuera. Tenemos que entender que, cuando existen visos de que se produce una ilegalidad, hay que pedir la condena.

-¿Cree que ha habido dejadez por parte de las administraciones?

-No puedo entrar a valorar la actuación de las administraciones públicas. Lo que sí digo es que las iniciativas que se están llevando a cabo ahora son fruto de la sensibilización por parte de todos. Las administraciones están respondiendo y tratando de buscar soluciones para frenar el fenómeno.

-¿Están ahora los ciudadanos más concienciados?

-Ha habido un antes y un después, pero hemos observado que hace dos años el problema volvió. No sólo se ampliaron o reformaron casas, sino que se hicieron nuevas construcciones. Hemos acusado y ha habido sentencias absolutorias y condenatorias, con la primera demolición. Ya no cabe el alegato de no saber lo que se está haciendo, de alegar error, de pensar que cabe la posibilidad de que la obra se legalice a medio o largo plazo... El discurso de las administraciones es claro en cuanto a que aquello es ilegal y no se puede consolidar ni va a recibir ninguna bendición.

-¿Cree que llegará el momento de contemplar Medina Azahara sin viviendas alrededor?

-Mi sueño es que el entorno de Medina Azahara se vea totalmente protegido. Insisto, mi pasión es el patrimonio histórico artístico. Y me da sana envidia cuando veo cómo otros países cuidan los entornos de los bienes culturales, cómo protegen los franceses, los italianos su patrimonio histórico... Desde la conferencia de Florencia sobre el paisaje ha habido una sensibilización en casi todos los países sobre la necesidad de cuidar los entornos. Y no debemos confundir el derecho al patrimonio histórico, que es colectivo, con el derecho a la vivienda. Es muy fácil el discurso del derecho a la vivienda en contraposición al del patrimonio. Pero cuando ese derecho se quiere conseguir a través de un delito, lo que constituye es un auténtico ejercicio de insolidaridad.

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