Una samurai en la Costa
Francisco Heredia se siente heredero de aquellos guerreros del antiguo Japón · Profesor de aikido y amigo de grandes especialistas, intenta transmitir valores como el respeto
Las leyendas de los samurais, aquellos guerreros valerosos del antiguo Japón, han perdurado hasta los tiempos actuales, hasta el punto de que cualquier niño tiene su propia interpretación sobre quiénes eran. La fantasía y la realidad sobre ellos se ha entremezclado y sus historias han servido de base tanto a novelas, como a películas o incluso dibujos animados, manga o videojuegos que ahora mismo triunfan entre los más jóvenes.
Sin embargo, su verdadera historia es bastante desconocida, hasta el punto de que la creencia popular es que se extinguieron con el transcurso de los siglos. Tan sólo un puñado de hombres en el mundo practica las bases de aquella filosofía de vida, que hace de ellos los últimos samurais. En la Costa, Francisco Heredia se siente heredero de aquella casta.
En 1993 despertó al aikido, que a su entender recoge la esencia de la cultura japonesa. En un seminario internacional en Granada de esta disciplina conoció al francés Gillbert Miliá, pero sobre todo este encuentro le sirvió para comprender que "para llegar alcanzar un nivel aceptable tenía que desplazarme". Precisamente, en el país vecino contactó con Fran Nöel, que en la actualidad es séptimo dan, cuando el máximo en el mundo en esta categoría es octavo. Christian Tisier, Yasuno, Matsuko, Bruno Zanotti … Accedió a lo más granado en el panorama actual de este arte marcial y actualmente es tercer dan.
Sin embargo, cuando conoció a Larry Reinosa supo que sería su sensei (maestro). Su manera de practicar el aikido respeta los planteamientos de los antiguos samurais, algo que le convenció. Se da la circunstancia de que este sexto dan es maestro de la línea de trabajo del famoso Steven Seagal, con el que ha estado más de 23 años, según asegura.
Francisco conoció a este californiano en la década de los 90 en un seminario en Málaga. Sin embargo, no es hasta el año pasado cuando entablan una relación más estrecha. Esto hace que Reinosa le pida que le represente en España y en este momento está preparando la visita de este personaje a la Costa.
Entre sus elementos diferenciadores también figura que "no priman tanto los efectos terapéuticos e incrementa el aspecto marcial y contundente, de forma que sus enseñanzas quiere que estén lo más cercanas posibles a una situación real".
En cuanto a los mitos acerca de samurais y ninjas, explica que la diferencia entre uno y otro reside en que el segundo representa la cara oscura. "El samurai mercenario no tenía dueño, mientras que el auténtico servía a su señor (el shogun), por el que estaba dispuesto a dar la vida". Además, reconoce que en el caso de los ninjas sí utilizaban drogas o prendas negras para mimetizarse con el ambiente. También desmiente las leyendas que circulaban en cuanto a que tenían el don de desaparecer. "Lo que realmente hacían es que rodeaban a su enemigo y se posicionaban en el lugar de origen".
Respecto a los samurais en la actualidad, es categórico: "La mayoría llevan los valores en el cinturón, o sea, en el grado o dan que hayan adquirido, mientras que el verdadero samurai los lleva en su corazón".
Los valores, según relata este profesor de artes marciales, se basan fundamentalmente "en el respeto al prójimo, y son justicia, lealtad, equidad o valor, los cuales se han ido perdiendo desgraciadamente. De ellos derivan todas las artes de los samurais", explica. "Uno lucha contra sus miedos y, a cambio, le aporta confianza. Hay algunos que llegan a dominar la mente y el espíritu en un grado extremo", añade.
En la estética, su indumentaria se ha adaptado a los nuevos tiempos y lo que utilizan ahora cuando practican aikido es un traje que se llama hakama.
Las facetas de la disciplina que practica se dividen, según comenta, en la meditación, el respeto, practicar una posición correcta y, por supuesto, está el componente de arte marcial "que te ayuda a ver a tu enemigo de manera proporcional". Esto le sirve a Francisco y es lo que le transmite a sus alumnos tanto de Almuñécar como de Motril a que "en caso de ataque verbal o físico, actuar de una manera proporcionada".
Como ejemplo hace referencia al caso de un insulto, en el que lo primero que aplicaría sería "la ley del diálogo para evitar el conflicto y, si se diera, producirle el mínimo daño posible (al contrario) para que desista de su actitud", aunque aclara que su respuesta "no será igual si la agresión se produce con un arma blanca o a manos vacías" y que hay técnicas para todos estos casos. Entre sus alumnos se encuentran policías, mujeres maltratadas o personas que simplemente "quieren encontrar respuestas a sus dudas existenciales".
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