Los riesgos del teletrabajo: del tecnoestrés a las dolencias musculares
Un especialista en Enfermería del Trabajo explica las principales lesiones que puede producir desempeñar la actividad laboral desde casa y ofrece unas recomendaciones para mitigarlas
Córdoba pasa a la fase 1 del desconfinamiento

Dolor lumbar, piernas hinchadas, pérdida de agudeza visual o tecnoestrés son algunas de las dolencias que en estos meses experimentan los ciudadanos que trabajan desde sus hogares, es decir, que están teletrabajando. Aunque esta forma de desarrollar la actividad laboral no es nueva (está recogida en el Estatuto de los Trabajadores), sí es cierto que desde que se decretó el estado de alarma por el coronavirus se ha adoptado por gran parte de las empresas y es previsible que siga así en las primeras fases de la desescalada.
El teletrabajo está sometido a las "mismas prerrogativas" que cualquier otra actividad, por lo que todas las personas que lo realizan "deben sentirse protegidas por la política de seguridad y salud de sus respectivas empresas”, aclara el especialista en Enfermería del Trabajo Manuel Romero. En este sentido, explica que los empleados han debido recibir información y formación por parte de sus empresas sobre los riesgos derivados del teletrabajo al objeto de prevenir o minimizar los daños para la salud.
Romero, que actualmente es profesor en la Universidad de Córdoba, señala que el trabajo desde casa comporta la adaptación del entorno a "una pseudo-oficina" donde poder realizar las tareas derivadas del teletrabajo. Sin embargo, esta adaptación a veces no es factible, ya sea por falta de un espacio adecuado o bien por la presencia de otros elementos que distorsionen la realización del trabajo, como la convivencia con otros miembros de la familia o las obligaciones del hogar sobrevenidas durante el confinamiento.
Lesiones músculo-esqueléticas y fatiga visual
La falta de una mesa y silla adecuadas, unido a la gran cantidad de horas que se pasan delante del ordenador, pueden derivar en diferentes dolencias. En ese sentido, Romero, que lleva 22 años dedicado a la Enfermería del Trabajo, indica que los principales daños para la salud derivados del riesgo ergonómico son las lesiones o trastornos músculo-esqueléticos como consecuencia de las "posturas forzadas" debido a un excesivo tiempo sentados, "el uso de un mobiliario no ergonómico y la existencia de unas condiciones ambientales deficientes".
Este enfermero incide en que los trastornos músculo-esqueléticos pueden generar la aparición de fatiga y sobrecarga muscular en diversas localizaciones como espalda (cervicalgia, dorsalgias y lumbalgias), hombros, antebrazos, muñecas y manos por falta de apoyos y derivados de posturas forzadas de trabajo mantenidas y no corregidas. De igual forma, los miembros inferiores también pueden resentirse, surgiendo molestias en piernas y muslos derivados de una excesiva presión por carga estática.
Tampoco hay que olvidar la fatiga visual originada por el uso de pantallas, advierte Romero, entendida esta como "una modificación funcional, de carácter reversible, causada por un esfuerzo excesivo de nuestros ojos al fijar demasiado tiempo la vista sobre la pantalla de ordenador, tabletas, móviles o textos". Como consecuencia, pueden aparecer molestias oculares como irritación, picor, enrojecimiento de los ojos, sequedad ocular o lagrimeo, sensación de pesadez en párpados e incluso dolor de cabeza.

El tecnoestrés y la tecnoansiedad
El "riesgo psicosocial" es uno de los grandes olvidados en la seguridad y la salud de los trabajadores, destaca este especialista, y, "paradójicamente", uno de los más prevalentes en la población española en edad de trabajar. El uso de las nuevas tecnologías y de la hiperconectividad digital puede generar nuevos fenómenos conocidos como tecnoestrés, tecnoansiedad o tecnoadicción. En este punto, resalta, por ejemplo, a los miles de profesores de toda España "que han tenido que adaptarse, en un tiempo récord y vertiginoso, a complejos medios de enseñanza virtual desconocidos para la gran mayoría de los mismos, teniendo que desarrollar habilidades y competencias nuevas".
"Esa es la realidad de nuestra era digital", indica Romero, porque tenemos unas herramientas de trabajo que nos proporcionan un acceso a la información de manera inmediata, pero a la vez genera, "consciente o inconscientemente, una necesidad urgente de responder las demandas de trabajo cada vez más crecientes que se acumulan en un buzón de correo electrónico, en un chat o una plataforma Moodle".
Hay que estar "alerta a los primeros síntomas", como son el insomnio o sueño no reparador, los cambios de humor y la irritabilidad aumentada, el cansancio o debilidad, la pérdida de apetito y de ilusión por realizar actividades cotidianas, así como signos más objetivos como el aumento de la frecuencia cardíaca, de la tensión arterial o alteraciones digestivas, explica este enfermero.
Para evitar este deterioro de la salud, es fundamental "saber priorizar las demandas de trabajo, dándoles preferencia por orden de importancia; utilizar de forma correcta todos los recursos digitales y tecnológicos; y formarse en la adquisición de nuevas habilidades para el manejo de estas herramientas".
Recomendaciones para afrontar el teletrabajo
A la hora de ponerse delante del ordenador, hay que elegir un espacio independiente, bien iluminado, con baja exposición a ruidos externos o internos y previamente ventilado. También es necesario planificar el horario de trabajo aprovechando el mejor momento del día según sus otras obligaciones familiares y del hogar.
Para evitar trastornos músculo-esqueléticos asociados a posturas forzadas, es necesario separar el ordenador a una distancia mayor de 40 centímetros, con espacio para apoyar los antebrazos y que el borde superior de la pantalla quede a la altura de los ojos. Es muy importante mantener la espalda recta, apoyada sobre el respaldo del asiento, mientras que los pies deben estar apoyados en el suelo.
Romero también aconseja utilizar ropa cómoda y realizar pausas de diez minutos cada hora de trabajo en las que levantarse y mirar al horizonte para relajar la vista. Durante la jornada es recomendable realizar ejercicios de estiramiento y fortalecimiento de musculatura de brazos y espalda, igual que hacer alguna actividad física programada.
Hay que intentar llevar una alimentación equilibrada y sana, acorde al nuevo gasto energético durante el confinamiento, y mantener una adecuada hidratación, moderando el consumo de bebidas alcohólicas y excitantes.
Por último, es fundamental desconectar los dispositivos electrónicos durante algunas horas al día y dedicar tiempo al ocio y la cultura, como leer o ver alguna película que favorezca la distracción y permita liberar del tecnoestrés.
También te puede interesar
Lo último