Crisis económica

El reparto de menús en el comedor social de los Trinitarios de Córdoba aumenta un 18% el último año

  • Más de un centenar de cordobeses acuden diariamente al comedor de la calle Sagunto en busca de almuerzos o cenas

  • Las cifras de 2022 se quedan por debajo de las registradas en el año de la pandemia, que marcó el récord de atención de la Fundación Prolibertas

Una familia recoge un carrito con alimentos.

Una familia recoge un carrito con alimentos. / El Día

Unas 130 personas al día asisten al comedor social de los Trinitarios en Córdoba, gestionado por la Fundación Prolibertas, donde se reparten almuerzos y cenas a la población más vulnerable. Estos datos sugieren una leve bajada con respecto a los peores meses del año de la pandemia, cuando se atendían hasta 165 personas cada día, pero supone una subida del 18% si se compara con los datos del verano de 2021. 

En este sentido, el delegado de la Fundación Prolibertas en Córdoba, Eduardo García, explica a el Día que, hasta el momento, no tienen constancia de que este leve aumento se deba a un boom de la demanda directamente asociada a la inflación (que en Córdoba alcanza ya el 11%) o a la crisis económica derivada de la guerra de Ucrania, pero sí asegura que se trata de cifras "muy altas" a las que no se llegó ni en los peores momentos de la crisis de 2008.

Así, en agosto del año 2021 se entregó un total de 2.045 menús, una media de 65 al día, mientras en el mismo mes de este año unas 2.430 personas pasaron por el comedor social, una media de 81 cordobeses que cada día hacen cola en las puertas de las instalaciones de la calle Sagunto para recibir el almuerzo o la cena, 18% más en un año. La subida ha sido de forma paulatina: en junio esta cifra aumentó un 6% y en julio casi el 10%. Pero el peor año fue, sin duda, el 2020. El comedor sirvió más de 3.130 comidas en junio de ese año, 2.846 en el mes de agosto.

Más demanda pero menos donaciones

En paralelo a esta realidad, las donaciones de alimentos desde entidades y particulares, necesarias para elaborar los menús diarios que sacian el hambre de cientos de personas en Córdoba, han bajado considerablemente en el último año y tras superar la avalancha de donaciones que se registró en 2020 con el estallido de la pandemia. 

La tendencia también es confirmada por el Banco de Alimentos Medina Azahara de Córdoba, que distribuye unos 350.000 kilogramos al mes de productos básicos a entidades sociales que trabajan en toda la ciudad y que ha tenido que acumular productos en julio y agosto con la estimación de que el otoño y el invierno se puedan afrontar "dando las mejores garantías posibles a las personas más vulnerables" tras prever además que los próximos meses serán complicados

El perfil de los demandantes de estos almuerzos en la capital cordobesa es variado. Desde personas sin hogar, que acuden con sus pertenencias al hombro, o migrantes sin recursos y en busca de trabajo, hasta personas que están recibiendo alguna prestación social (o que ya la agotaron), así como el Ingreso Mínimo Vital, que no les da para cubrir todos los gastos en casa y "vienen a suplir la alimentación para poder pagar otros servicios, como la vivienda", explica García, un apartado que además se ha encarecido un 5,7% solo en el último mes. 

Además, el Programa de Atención a Familias de Prolibertas, que surgió a raíz de la crisis del 2008 y que se había transformado en el año 2019 para cubrir otras demandas como actividades más promocionales y educativas para guiar a las familias en la búsqueda de otros objetivos, como el empleo, se recuperó con la entrega de bolsas de comida hace ya tres años, con el covid-19, y se han visto obligados a mantenerlo. A día de hoy, el proyecto atiende con bolsas de comida semanalmente a unas 20 familias que son derivadas de los Servicios Sociales del Ayuntamiento, una cifra muy similar a la del año 2020.  

Con todo ello, desde la Fundación Prolibertas han vuelto a insistir en la necesidad de ampliar y mejorar sus instalaciones y los recursos con los que cuentan. Las instalaciones se han quedado pequeñas con el alza en la demanda de los servicios, que podrían ir a más sin que el Ayuntamiento de Córdoba dé respuesta o avance en este sentido, que Eduardo García considera "urgente" porque con los recursos que tienen actualmente "hacen milagros" para atender a cientos de personas. 

Una realidad en toda España

Los bancos de alimentos y las oenegés de varias ciudades españolas han alertado de que la demanda de alimentos por parte de personas necesitadas está creciendo de nuevo, una vez superada la pandemia, después de que los precios se hayan disparado casi un 14% en el último año, y que en el caso del aceite, los huevos, la leche y el pollo alcancen o superen el 20%.

La situación, además, se está agravando debido a que, en algunos casos, también se está produciendo un descenso del número de donaciones de alimentos con respecto a los primeros meses del año. 

En el Banco de Alimentos de Granada se repite la situación de Córdoba, registran menos donaciones y, además, con las donaciones económicas "el dinero recibido permitía antes llenar una cesta con diez productos y ahora, solo con seis", ha explicado un portavoz de las instalaciones.

En Madrid, el Banco de Alimentos empezó a notar, antes del verano, un descenso en las donaciones, que ha terminado traduciéndose en un 40% menos que en los meses previos al comienzo de la guerra en Ucrania, ha dicho una portavoz de la entidad.

El número de comidas diarias también aumentó antes del comienzo de la época estival, según los últimos registros que maneja el Banco de Alimentos, pasando de 186.000 a 187.000 por día en la Comunidad de Madrid. En Barcelona, por otra parte, también han aumentado las colas en los 17 comedores sociales de la ciudad, que el año pasado repartieron 536.000 comidas a 13.158 personas vulnerables o sin hogar y este verano, en algún caso, han llegado a no dar abasto a pesar de incrementar el número de voluntarios.

El pronóstico de las entidades sociales de Barcelona es que 2022 cerrará con más comidas servidas en comedores sociales que en el 2021 porque han aumentado las personas sin hogar que duermen en las calles y porque el aumento de los precios en los mercados está llevando a más familias al comedor social .

En el caso de Murcia, el encarecimiento de la cesta de la compra y los productos básicos de alimentación ha modificado el perfil de quien acude por primera vez en busca de ayuda al comedor social que tiene en el centro de la ciudad la Fundación Jesús Abandonado, según ha dicho su gerente, Daniel López.

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