El regreso más deseado
Los primeros efectivos de la Brimz X vuelven a Córdoba tras pasar medio año en misión de paz en Líbano, marcada por la muerte del cabo Soria.




Rafael Carmona tiene seis años y de mayor quiere ser paleontólogo. Desde la niñez que disfruta parece que lo tiene claro y ya asegura con firmeza que no quiere ejercer funciones de militar como hace su padre, Rafael Carmona, que ayer regresó de su tercera misión internacional como efectivo del Muriano y primera en Líbano. Con los ojos más que abiertos, repletos de una ilusión desbordante, y con un folio en el que había dibujado un corazón bien grande en color rojo más la palabra papá, el pequeño llegó hasta la estación de tren con su madre y abuelos desde Espejo para esperar a su progenitor, que se marchó hasta este país de Oriente Próximo a mediados del mes de noviembre del año pasado en misión de paz. Desde entonces, tanto él como su madre, Susana Moral, han ido tachando en el calendario cada día hasta que llegara el de ayer y trajera a su padre de vuelta.
De las tres misiones internacionales en las que ha participado Rafael Carmona, según explica su esposa, "ésta es la primera vez que se ha ido con el niño". La mujer confiesa también que durante estos seis meses "no te puedes poner triste por el niño" y señala que en todo este tiempo "hemos hablado todos días con él por Skype". Y es que los móviles y este programa de llamadas en internet, se han convertido en los mejores aliados de las familias cuyos hijos, hermanos, maridos, sobrinos o tíos forman parte de la Brigada de Infantería Guzmán el Bueno X y han estado el último medio año en Líbano.
La familia de Guillermo Hidalgo fue, sin duda, una de las que más pasión puso en el recibimiento de la brigada cordobesa, tras su cuarto despliegue en el sur de este país de Oriente Próximo. Detrás una pancarta, con el lema Bienvenido mi capitán -por aquello de los coloquialismos familiares-, se encuentra Isabel Ortega, la mujer del cabo. "Es la primera vez que participa en una misión internacional y espero que sea la última", reconoce esta joven de 31 del Parque Azahara, quien también admite que "si estás con un militar, sabes que se va a ir a una misión internacional". Ortega, al igual que Susana Moral, coincide en que el peor momento que ha vivido en estos seis meses fue el 28 de enero, el día en el que falleció el cabo Francisco Javier Soria, por fuego israelí que respondía a un ataque previo con misiles lanzado por Hezbulá contra un convoy de Israel. El militar, de 36 años, era natural de Málaga y formaba parte del contingente que la Brigada Mecanizada Guzmán el Bueno X de Cerro Muriano había desplazado a Líbano.
Alrededor de medio centenar de estos militares llegaron sobre las 11:30 en autobús a la estación de tren procedentes del aeropuerto de Sevilla. Nada más aparecer por la avenida de la Libertad, los gritos de los familiares se hicieron más que sonar, al tiempo que las lágrimas comenzaban a brotar de los ojos de todos, padres, madres, hermanos, tíos, sobrinos e, incluso abuelos.
Entre ellos, Eva y María del Mar Castell, hermanas del soldado Pablo Castell y vecinos del Parque Cruz Conde. Ambas se plantaron en la entrada de la estación sin decírselo a su madre, para "darle una sorpresa cuando vea aparecer a mi hermano", detallan.
Alejandro Ostos, también vecino del Parque Cruz Conde, ya estaba emocionado mucho antes de que llegara el autobús en el que venía su hijo, que "es cabo primero", destaca. "Nos hemos enterado hoy -por ayer- de que llegaban y su mujer no ha podido venir porque está trabajando y los niños están en el colegio", relata. Para Ostos, ésta ha sido "una de las misiones más duras por la muerte del compañero".
Y como si de una película épica se tratase, nada más abrir las puertas del autobús las familias se echaron, literalmente, al cuello de sus hijos, amigos, tíos, sobrinos o hermanos. La impaciencia de estos seis meses se veía por fin colmada con su presencia. Entre ellos, Rafael Carmona, el padre del niño de Espejo que quiere ser paleontólogo. "Me siento con una alegría inmensa, no me lo creo aún, pero estoy muy bien", anota entre besos y abrazos a su mujer y su primogénito.
"Me apetecía ver a la familia", asegura Guillermo Hidalgo, sí el mismo a quien su mujer, hermanas y tíos le brindaban todo un colorido recibimiento con pancarta y globos de colores incluidos. "El recibimiento ha sido espectacular y se han hecho notar", expone con orgullo, al tiempo que también reconoce que la pérdida del cabo Soria "ha sido lo más duro de esta misión".
Este medio centenar de efectivos fueron los que llegaron en autobús hasta Córdoba, mientras que el resto -más de 50- contaron con la suerte de que sus familias se desplazaron hasta el aeropuerto de Sevilla para recogerlos. El resto del contingente llegará el 18 y el 22 de mayo, según fuentes del Ejército. Para todos ellos comienza ahora un periodo de descanso de 40 días en familia.
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