Reabre el bar Lucas: un nuevo capítulo para los perritos más famosos de Córdoba
Hostelería
El establecimiento lleva en las ciudad desde los 70 y cerró sus puertas en mayo por la jubilación del propietario
La reapertura del bar Lucas de Córdoba, en imágenes
Cuando saltó la noticia, la tristeza llegó a las calles de Córdoba: se ponía punto y final a un establecimiento que había sido protagonista de tertulias, charlas, risas durante décadas, con el reclamo de sus perritos calientes, fieles compañeros de los cordobeses desde que un día, en aquellos setenta, Lucas abrió su bar. Luego, fue su hijo Rafael Gómez quien cogió el relevo y siguió haciendo historia en la calle Valladares, en pleno centro de la ciudad. De él, la ciudad se despidió cuando anunció que echaba la persiana por última vez.
Años de sabores, anécdotas y recortes de periódico llenan ahora sus paredes, pero este verano hacen lugar para un nuevo titular: el 22 de agosto de 2025 se escribe un capítulo diferente para el bar Lucas. Ahora es Erica, sobrina de Rafael, quien reabre el negocio para seguir con la misma esencia que un día enamoró a los cordobeses.
"Estoy supercontenta porque la gente nos ha recibido muy bien. Son los mismos clientes de siempre. La verdad que este fin de semana, para hacer agosto, hemos tenido bastante gente", explica Erica Carnero. Sobre esta nueva etapa, añade que está "nerviosa, porque mi tío me ha dejado el listón muy alto", aunque su positividad ilumina la sala. No ha sido una decisión tomada a la ligera, sino que ha sido un pensamiento recurrente en ella dese hace años. "Siempre se lo decía a él. Al final, de la familia yo he sido la única que he trabajado aquí. Venía Semanas Santas, Navidades... cuando necesitaba alguna persona, pues me llamaba. Yo lo conocía y sé lo que se trabaja. Es sacrificado, pero tengo muchas ganas", confiesa con optimismo.
En este nuevo episodio de una de las bocaterías más famosas de Córdoba la esencia sigue intacta. "Está todo absolutamente igual. Son las mismas salsas, el bar está exactamente igual, aunque hemos pintado. Lo demás es igual. Además, mis tíos siguen viniendo por la mañana o por la tarde un ratito", dice muy contenta la nueva gerente. Sin duda, para ella y para casi todos, el lugar "es un legado" que nació hace 60 años, sigue a día de hoy y perdurará. "Tenemos clientes que vienen todos los días y eso al final te gusta. Te sientes positiva", recalca.
Aunque este agosto ha cogido el mando, Erica se siente muy vinculada a todo lo que significa el bar Lucas. "Siempre he estado aquí, desde que nací. Tengo una hija y mientras que vivía en Londres me llevaba las salchichas allí, porque eran las únicas que le gustaban. Estas salchichas llegan a todos los lados", relata. Si tiene que elegir un comentario de aquellos clientes que hacen posible cada capítulo de esta gran historia, se queda con los que siguen sintiendo la esencia que un día creó su tío: "Me dicen que no está Rafa, pero está todo igual. También mantengo al mismo personal, que eso ayuda mucho, porque conocen a los clientes y a mí me aportan muchísimo. Tengo un gran apoyo por su parte", agradece.
Negocios como este, que poseen el cariño de los usuarios, también tienen una responsabilidad que, a veces, no se tiene en cuenta: "Cuidar a las personas, porque ya no son clientes, son familia, como decía mi tío. Para mí, este bar es eso, es familia, viene gente que te cuenta cómo está y conoces su vida y eso a mí me fortalece, que me tengan esa confianza y que crean en mí". A partir de ahora, una nueva generación tendrá la oportunidad de degustar con estos perritos calientes que seguro fueron uno de los tentempiés favoritos de sus padres y abuelos, porque los gustos también pasan de generación en generación.
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