Rafael Reig: "A Almudena Grandes le ha perjudicado bastante en el mundo literario el vender muchos libros"
Literatura
El escritor y crítico literario presenta en la Feria del Libro de Córdoba su novela 'Lo que sé de Almudena'
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El escritor y crítico literario Rafael Reig (Cangas de Onís, 1963) ha presentado en la Feria del Libro de Córdoba Lo que sé de Almudena (Tusquets), un libro en el que evoca a Almudena Grandes a través de historias y anécdotas que vivieron juntos. Reig estudió filosofía y letras en la Universidad Autónoma de Madrid y dio clases de literatura en varias universidades norteamericanas, así como en la escuela de escritura Hotel Kafka. Es autor de Manual de literatura para caníbales, Todo está perdonado, Lo que no está escrito, Para morir iguales o Cualquier cosa pequeña.
Pregunta.¿Cuándo comenzó a escribir este libro de vivencias con Almudena Grandes?
Respuesta.Unos meses después de que ella muriera. No sé bien por qué lo empecé y en el camino aprendí cuál era el motivo del libro. Me lo enseñó ella, en cierto modo, y descubrí por qué lo había escrito sobre la marcha. Fue para mí una lección y para el lector espero que sea una sorpresa.
P.¿El libro es una novela?
R.Es una novela escrita en primera persona. Soy yo hablando de ella, pero también de mí y, sobre todo, de la relación que tuvimos. Digamos que es como un álbum de fotos de distintas situaciones en las que hemos estado juntos: aquí, en México, en viajes, en mi pueblo, en Cercedilla, en muchas fiestas y comidas... En todas ellas hay una anécdota, algo de lo que yo aprendí o descubrí sobre mí o sobre ella. Es una cara de Almudena que no es la que conoce todo el mundo, ni siquiera la que conocen sus más amigos, porque es la que solo he visto yo. Es una visión muy personal, pero a la vez muy interesante, muy íntima. Nosotros no éramos uña y carne ni nada de eso, pero sí teníamos mucha facilidad para charlar de libros y de muchas otras muchas cosas.
P.¿Cuándo os conocisteis?
R.No recuerdo. La conocía casi desde que yo empecé a publicar porque al final no es un mundo tan grande y nos encontrábamos. Por ejemplo, éramos jurado del mismo premio de novela corta de sabe Dios qué provincia, y nos teníamos que ir juntos, o nos veíamos en alguna gala. Luego, ella y Luis llevaron a su hija al mismo colegio público en el que yo tenía a la mía, que era un año mayor, pero las llevábamos juntos a los campamentos, nos veíamos todos los días. Y eso fue durante unos años. También nos juntábamos cuando íbamos a llevar a las niñas a algún sitio o nos íbamos por ahí.
P.¿Cómo era vuestra amistad?
R.Ni siquiera era un amigo especialmente íntimo, ella tenía sus amigos y yo los míos, lo que pasa es que nos veíamos mucho, nos entendíamos muy bien, organizábamos cosas juntos, lo pasábamos en grande y era una relación de mucho cariño. Sin embargo, nunca nos llamábamos. Alguna vez fui a su cumpleaños y ella vino a mi boda, pero muy rara vez hablábamos de cuestiones íntimas, de problemas. No éramos de contar grandes intimidades.
Era una persona estupenda, generosísima y muy alegre; nunca la he visto triste o con mal ánimo"
P.¿Cómo era Almudena en su vida personal, en las relaciones más cercanas?
R.En la relación conmigo era una persona estupenda, generosísima y muy alegre. Nunca la he visto triste, con mal ánimo o enfadada. Ella siempre tiraba adelante con mucha alegría. Para mí era como su novela Inés y la alegría; en este caso, era Almudena y la alegría. Era alegre y muy decidida, una persona que contaba muy bien las cosas, y Luis también. Llevábamos los dos vidas muy escuetas, éramos escritores, entonces pasábamos seis horas al día o más sentados en una silla escribiendo, solos, y entonces no teníamos mucho que contar, pero ella iba al mercado y se perdía en una calle y eso daba para una hora, y lo hacía muy gracioso. A mí me enseñaba a vivir. Ella era partidaria de la felicidad y creo que aprender a vivir de esa forma es una magnífica lección que espero haber transmitido a los posibles lectores.
P.¿Cree que la figura de Almudena Grandes está siendo reconocida como debería?
R.Sí en su importancia personal, por su contacto con los lectores, por la lección que daba la gente, sí en su actividad política y cívica, por su actividad de levantar conciencias y de movilizar a las personas. Pero yo creo que le ha perjudicado bastante en el mundo literario el vender mucho. No se ha reconocido el lugar que ocupa en la literatura española y lo interesante y distinguida que es su obra y la importancia literaria que tiene. Se la ha considerado una especie de fenómeno popular, pero creo que se le ha regateado un poco la otra parte porque el vender muchos libros y ser muy conocida públicamente genera mucha envidia. Intento explicar en el libro que yo creo que sí que ocupa un lugar importante. Ella anticipó la literatura más o menos de mujeres y feminista, su primera novela es una novela erótica que publicó a finales de los ochenta. Renovó la lengua literaria con un castellano hablado, estilo Galdós. Ella estuvo entre los primeros escritores, junto con Chirbes y algún otro, que empezaron a ocuparse de la memoria histórica literariamente. Luego, sus Episodios de una guerra interminable, al estilo de los de Galdós y de Max Aub, tienen un gran valor literario y, por supuesto, de testimonio social e histórico importantísimo. Creo que es lo que pasa siempre, el éxito conlleva también ese tipo de efectos secundarios indeseados y muchas veces muy injustos. Creo que se ha sido un poco injusto literariamente con ella.
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