Una playa familiar con encanto

Cada año son más los visitantes que acuden a la zona de Mazagón, enclavada en el Parque Natural de Doñana

Playa del parador de Mazagón.
Playa del parador de Mazagón. / Josué Correa

23 de julio 2017 - 02:32

El Parador Nacional de Mazagón, inaugurado el 15 de octubre de 1968, da nombre a esta playa onubense -la de del Parador- ubicada en el término municipal de Moguer, entre Mazagón y el poblado forestal. Una zona costera con mucho encanto y con varios atractivos para visitarla en cualquier época del año, no sólo durante el verano.

Una razón para recalar aquí cada estío es la inmensidad de sus playas, de arena fina y dorada. A izquierda y derecha, el visitante puede admirar la cercana playa de Rompeculos y, en la lejanía, los núcleos costeros de Matalascañas y Mazagón. Si lo prefiere, la vista es inmejorable desde los acantilados, aunque guardando siempre las necesarias medidas de seguridad y respeto al medio ambiente. Los atardeceres desde esta perspectiva son únicos, tanto que habría que inventar nuevas palabras para describirlos.

El Parador Nacional de Mazagón, junto al poblado forestal, se inauguró en 1968

En la parte alta de los acantilados, junto al camino de entrada desde la carretera, se encuentra el Parador Nacional de Mazagón, un referente turístico en Huelva que el próximo año cumplirá sus bodas de oro. Muchas son las personas que acuden durante el año a este establecimiento rodeado de naturaleza. El horizonte, desde su terraza, es grato y sorprendente para el visitante. Por otro lado, lo mejor de la provincia de Huelva se puede encontrar en su reputado restaurante.

En sus inmediaciones, un inmenso pinar que ha sobrevivido a los años y al fuego del pasado mes de junio. Y entre todo, el famoso pino centenario, un ejemplar de pino piñonero de enormes dimensiones, al contar nada menos que con doce metros de altura. Se trata de una imagen que impresiona a turistas y que no deja de sorprender a los propios onubenses al presentar un aspecto peculiar por su tronco curvado y sus grandes ramas, que dan bastante sombra. Pero lo que llama más la atención de este ejemplar, declarado monumento natural por la Junta de Andalucía en 2003, es que sobrepasa los 400 años de vida.

Al no haber urbanizaciones ni viviendas en este enclave, la del Parador resulta una playa familiar y una opción perfecta para padres, madres e hijos que quieran pasar una jornada agradable. Aquellos que prefieran gozar de algo más de tranquilidad, pueden recorrer algunos cientos de metros a izquierda o a derecha para gozar de los encantos de estas playas vírgenes del Parque Natural de Doñana.

El acceso a la playa del Parador es sencillo. Una vez dejada la carretera que une Matalascañas con Mazagón, o la HF-6244, si se viene desde Bonares o Rociana, se sigue el camino que conduce al Parador Nacional y se baja una cuesta que conduce hasta la misma orilla. Se puede llegar con coche hasta este enclave, con cierta comodidad, al disponer de un buen número de plazas de aparcamiento, tanto en la zona baja como en la alta, junto al pinar.

En cuanto a sus servicios, dispone de un merendero próximo al camino de entrada, donde se ubica un chiringuito. Ya en la playa, hay quioscos o un puesto de alquiler de sombrillas y hamacas, además de duchas y vigilancia.

La última razón para acudir a esta playa moguereña es que ha recibido un año más el galardón de la bandera azul y la Q de calidad, debido a sus óptimas condiciones para el baño.

Una imagen de las playas vírgenes próximas al Parador Nacional.

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