Para que el pan no falte

Cientos de personas acuden hasta el convento de Capuchinas con motivo de la celebración de San Antonio

Para que el pan no falte
Para que el pan no falte
L. Chaparro

14 de junio 2010 - 01:00

Desde hace cuatro años, Manuela acude cada festividad de San Antonio de Padua al convento de las Capuchinas para dar gracias al santo por haber conocido a su marido. Y ayer también fue y relató que la primera vez que puso sus pies en el convento fue "para acompañar a una amiga para pedirle novio". "Yo no lo creía, pero a los pocos días conocí a mi novio, que luego se convirtió en mi marido y mi amiga también", aseguró. Para no perder la tradición y dar las gracias al santo por "darme un amor muy especial", Manuela sigue con esta tradición, que considera "muy bonita".

Pero pedirle un novio a San Antonio no es la única tradición que se cumplió ayer, ya que cientos de personas acudieron hasta el convento para llevarse los bollos del santo. Sor María Paz es una de las 18 hermanas que viven en esta casa religiosa y mientras repartía el pan reconoció que el santo "es quien intercede ante el Señor y la Virgen en las oraciones". Este año, las monjas han repartido unos 3.500 panecillos y, según María Paz, "nos hemos quedado cortas". Buena prueba de ello es que pasado el mediodía apenas quedaban un par de bolsas de bollos, de los que la mitad, "nos los han regalado en la pastelería Serrano".

Para que las peticiones lleguen a buen término, además de las oraciones, la persona que se lleva el pan tiene que guardar, al menos, uno de los bollos durante un año. El lugar da igual, ya sea en la despensa, ya sea en el congelador. Angelita Raya es una de las mujeres que guarda un panecillo "siempre en el congelador". "Vengo todos los años a por el pan porque tengo mucha fe en San Antonio y porque me lo concede todo", subrayó. Añadió que cumple con esta tradición "desde hace mucho tiempo para que el pan no me falte nunca en la mesa".

Dolores es otra de las cordobesas que tampoco falta a su cita con San Antonio cuando llega su día y confesó que "nunca le he pedido novio, aunque vengo todos los años". Además de llevarse el pan, también coloca una vela en el patio del convento ante el santo; ayer fueron más de un centenar. A sus 72 años, esta mujer reconoció que siempre acude al santo "cuanto tengo algún problema". Lo de guardar el pan también lo lleva a rajatabla, pero en su caso, lo pone en la despensa "y no se pone malo en todo el año", aseguró.

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