La mitad de las pacientes de Endocrinología en Córdoba sufren de ovarios poliquísticos

Sanidad

La falta de ovulación es el principal problema para las mujeres que sufren el síndrome, que no tiene cura

Un total de 180 mujeres al año son diagnosticadas con endometriosis en Córdoba

Fachada del Hospital Reina Sofía.
Fachada del Hospital Reina Sofía. / Juan Ayala

El síndrome de ovarios poliquísticos (SOP), a diferencia de la endometriosis, es un problema hormonal que, además, tiene un origen genético. Fue en 1935 cuando se le puso nombre al primer caso del síndrome, una enfermedad “compleja”, admite la jefa de la Unidad de Ginecología del Hospital Reina Sofía de Córdoba, Ana Ortiz, porque puede parecer que tiene unos síntomas muy claros, pero hace aparecer otras complicaciones en el sistema endocrino, cuyo funcionamiento suele ser inadecuado en quien padece la enfermedad. Esos efectos secundarios llevan a que la mitad de los pacientes de Endocrinología en la capital cordobesa sean pacientes con SOP.

La alteración de genes condiciona otros desordenes asociados a la falta de ovulación, explica la ginecóloga, que asegura que el principal padecimiento de las mujeres que viven con SOP es que no ovulan, no hay preparación, selección ni expulsión de ovocitos o, en el mejor de los casos, lo hacen solo algunas veces al año. Las consecuencias de que una mujer no ovule son varias: retrasos en la regla, cuando viene puede haber más sangrado, no hay una hormona de progesterona que contrarreste los estrógenos y puede producir infertilidad, porque es imposible lograr un embarazo sin ovulación.

Más allá de eso, la alteración genética puede llevar a una metabolopatía, es decir, una alteración de algún proceso fisiológico normal. Se perturba el metabolismo y, con ello, puede haber un aumento de glucosa, de insulina, predisposición a la obesidad o cifras tensionales altas.

La persona “no solo tiene quistes que, -explica la médica- no llegan a ser quistes, sino folículos de líquido donde están los óvulos, que tendrían que crecer, pero que no maduran, sino que puede desarrollar diabetes o le cuesta más trabajo perder peso, porque tiene niveles de glucosa y de insulina más elevados”. Los ovarios de aspecto poliquístico suelen tener unas 12 bolsitas de líquido.

La paciente que sufre de SOP “lo va a padecer desde la concepción” porque es genético, lo que puede variar es que lo desarrolle más o menos tarde. En general, se trata de un síndrome que aparece tras la primera regla, que se suele retrasar o venir con problemas de acné o vello excesivo, por ejemplo, por el aumento de testosterona (la principal hormona sexual masculina) que se genera en las mujeres con síndrome de ovarios poliquísticos.

El único nexo que mantiene el SOP con la endometriosis es la posible infertilidad. La mujer que lo padece, normalmente, no consigue quedarse embarazada. Entre el 5 y el 7% de las pacientes de la unidad de Fertilidad del Reina Sofía sufren del síndrome, aunque es “de los más fáciles de tratar”, pues muchas responden bien a tratamientos más fáciles y económicos.

Además, el ovario poliquístico no se convierte en maligno, pero, advierte Ana Ortiz, “si la mujer no tiene reglas puede llevar a niveles altos de estrógeno y eso sí puede producir un cáncer de endometrio”. La enfermedad no tiene cura, el tratamiento se enfoca “en lo que quiere la mujer”, es decir, si desea quedarse embaraza o no, así como a controlar los síntomas que le afectan.

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