El obispo de Córdoba censura las políticas ecologistas "extremistas" que "asfixian al hombre" y rechaza la Agenda 2030
Carta semanal
Razona que "la Iglesia católica ama la naturaleza, porque es obra de su Señor, del Creador de todo lo visible y lo invisible"
Demetrio Fernández se refiere a los "grandes místicos", que enseñan "a mirar la creación con ojos de fe"
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Córdoba/El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha censurado este jueves a los ecologsitas que "idolatran" la naturaleza y ha criticado que en el mundo actual "somos víctimas de esas posturas extremistas que condicionan los gobiernos mundiales en una serie de medidas que asfixian al hombre". El prelado pone como ejemplo de esta situación la Agenda 2030, "implacable en una serie de actuaciones en este campo".
En su carta semanal, difundida este jueves y dedicada a la jornada mundial de oración por el cuidado de la creación, instituida por el Papa Francisco en 2015, el obispo expone que "el hombre contemporáneo, olvidado de Dios, ha olvidado también el destino de la creación".
"Y la usa indiscriminadamente, abusando de ella y destruyéndola muchas veces. Como reacción, han surgido con fuerza algunos movimientos de izquierdas, de inspiración marxista, que reivindican el cuidado de la naturaleza, llegando incluso a idolatrarla", argumenta.
Por contra, explica que "se trata de caer en la cuenta de que el mundo que nos rodea y en el que habitamos es obra de la acción creadora de Dios, que lo ha hecho todo de la nada, como un acto generoso de creación, en la que expresa su gloria y su amor por nosotros, y en la que ha creado al hombre para que sea el virrey de esa creación". Y, frente a los "extremismos" que critica, razona que "la Iglesia católica ama la naturaleza, porque es obra de su Señor, del Creador de todo lo visible y lo invisible". "Recibe la naturaleza como un don de Dios al hombre, la considera obra de Dios, es creación suya, y asume el encargo de cuidarla", expone.
El ejemplo de los místicos 'ecologistas'
Demetrio Fernández se refiere a los "grandes místicos", que enseñan "a mirar la creación con ojos de fe, que transfiguran la realidad y la interpretan como un canto de amor". Pone el ejemplo de San Francisco de Asís con el Cántico de las criaturas, en el que "canta al agua, a la tierra, a la naturaleza en todas sus expresiones", y "en todo ello ve la mano de Dios, que todo lo ha creado para dárselo al hombre, y que lo cuide". También cita a San Juan de la Cruz en la Canción del alma enamorada, en la que hace hablar a las criaturas sobre el amor de su Amado: Mil gracias derramando / pasó por estos sotos con presura / yéndolos mirando / con solo su figura / prendados los dejó de su hermosura.
Esa -argumenta- es "la perspectiva cristiana del que mira la creación con ojos de fe, y le duele tremendamente el destrozo que el hombre está causando a diario sobre esa naturaleza creada, a todos los niveles". Eso le lleva "a comprometerse seriamente en esta causa", explica.
El lema de este año, Esperar y actuar en la creación, tiene de fondo un texto bíblico donde se habla de que "la creación entera gime con dolores de parto esperando la redención, sometida a la esclavitud por el demonio, en la espera de la libertad de los hijos de Dios, que Jesucristo nos ha alcanzado". "El trabajo, por tanto, en favor de la casa común (ecología) que Dios ha regalado, la creación en la que vivimos, tiene un profundo sentido religioso y está inserto en una tarea de redención y de liberación de las garras del demonio y del hombre destructor", dice.
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