En la solemnidad del día de Todos los Santos, el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha presidido la misa en el cementerio de San Rafael. Una fiesta que unida a la de los fieles difuntos nos hablan del “más allá” y nos ayudan a pensar en una vida que sucede a esta, porque “Dios nos ha pensado para vivir con él en el cielo para siempre”, ha dicho el prelado al inicio de su homilía.

En el camposanto, el pastor de la Diócesis de Córdoba ha afirmado que “el cementerio no es estación de término, sino un tránsito hacia otras direcciones” y ha anotado que este trance “hay que cuidarlo, respondiendo a la vocación a la que Dios nos llama, de modo que además de amar a Dios, amemos al prójimo, en lugar de pensar en sí mismo pensando en cómo hacer el bien, cambiar este mundo y hacerlo más habitable”.

Con estas palabras ha resumido Demetrio Fernández la “santidad de cada día”, al tiempo que ha alertado de “no caer en la complacencia de creernos buenos y alejarnos de Dios sin darnos cuenta”.

A su juicio, el día de Todos los Santos “debe servirnos para conocer la dirección que llevamos para acertar en la misión que se nos encomienda, una oportunidad de reorientar nuestra vida y las correcciones en los pecadores indican camino de santidad”.

Hay muchos santos que no están en los altares, ha concluido, “que han sido miembros de nuestra familia y nos ha dejado un ejemplo imborrable, que ya están con Dios en el cielo porque ante Dios han cumplido su misión y ante los hombres a los que han dejado la herencia de las virtudes y principios en el camino de la vida”.