Tradición

El obispo de Córdoba ensalza la alegría que "desborda" la Virgen de la Fuensanta

  • El prelado preside la misa en honor de la copatrona de la capital

El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, durante la misa.

El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, durante la misa. / El Día

El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha presidido la eucaristía, concelebrada por una representación del Cabildo Catedral, en la solemnidad de Nuestra Señora de la Fuensanta, copatrona de la ciudad. A la celebración ha acudido el alcalde de Córdoba, José María Bellido, la presidenta de la Agrupación de Hermandades y Cofradías, Olga Caballero, y fieles y devotos de la Virgen de la Fuensanta.

El prelado ha recordado el sentido de esta fiesta cordobesa que "se celebra para contagiarnos de la alegría de Dios, que viene de lo alto". Llegado el día de la Fuensanta, ha continuado, "abrimos nuestras manos a este don porque María quiere concedernos su gracias, su bendiciones, su protección, por eso venimos hasta su Santuario: para invocarla y experimentarla como Madre".

En su homilía, el obispo de Córdoba ha proclamado que "de Jesucristo y la Virgen María viene la salvación de cada uno de nosotros, porque Dios la ha constituido en causa de nuestra alegría y mediadora de todas las causas, aunque pertenezcamos a una banda de pecadores, redimidos por su sangre preciosa, a los cuáles Jesús ha dado una Madre, la Llena de Gracia".

Fernández, además, ha invitado a elevar la mirada e implorar a María en la Fiesta de Nuestra Señora de la Fuensanta, "la que se parece a Jesucristo, su Hijo, más que nadie y a su vez, el Hijo se parece a Ella, más que nadie".

En alusión al Año Josefino que celebramos, el obispo de Córdoba ha llamado la atención sobre la importancia de San José en el orden de la salvación que "quiso a María, su esposa, como no ha querido un esposo a su mujer en el mundo, con un amor no de posesión, sino oblativo, generoso y gratuito".

En el ejemplo de vida cristiana de la familia de Nazaret ha basado el prelado su petición especial a la Virgen de la Fuensanta por las familias, "para que se conserven en el amor, el entrenamiento diario del don de sí mismo, que implica sacrificio y olvido de sí".

También ha aludido al próximo 16 de octubre, cuando tenga lugar la beatificación de 127 mártires de la persecución religiosa de principios del siglo pasado. Este acontecimiento histórico para la Iglesia de Córdoba ha llevado al obispo a resaltar ante la Virgen María, Reina de los Mártires, el amor de todos ellos a Cristo "como fuente de energía inagotable".

"Esta celebración jubilosa debe animarnos a ser testigos de Cristo y no vivir ese amor a medio gas, porque la beatificación será una lámpara potentísima que ilumine nuestra vida, la vida de nuestra ciudad y de la Diócesis", ha concluido.

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