El patinete eléctrico, la alternativa moderna para desplazarse en ciudad, sigue marcando tendencia y aumentando el número de usuarios. Por su destacable uso en los últimos años y tras convertirse en el nuevo “infiltrado” de las vías urbanas, la Dirección General de Tráfico (DGT) impuso el pasado día 2 de enero nuevas normativas para controlar la circulación de estos vehículos que campaban a sus anchas por las calles y carreteras ante un evidente vacío legal.
A las lógicas prohibiciones de circular bajo los efectos del alcohol, transportar más de una persona o no superar la velocidad máxima permitida de 25 km/h, se le suma la más llamativa, prohibido circular con patinetes eléctricos por aceras y zonas peatonales. Una norma que en una ciudad como Córdoba, con muchos barrios sin carril bici y ciclocalles sin la correcta adaptación para bicicletas o patinetes, supone un cambio importante que afecta a los usuarios habituales de este nuevo vehículo.
En Córdoba, hay en torno a 1.500 y 1.800 personas que utilizan habitualmente el patín eléctrico como medio de transporte según la Asociación Cordobesa de Usuarios de Vehículos de Movilidad Personal (VMP). Rafael Escudero, presidente de esta asociación, ve “lógicas” las medidas adoptadas, a las que exige que se les añada “campañas de comunicación a los usuarios de vehículos grandes de motor como coches o furgonetas para poder circular con seguridad”.
En estas primeras semanas transcurridas con las nuevas medidas, los cordobeses comienzan a adaptarse a la correcta circulación con sus patinetes eléctricos. “Estamos habituados a ir por cualquier sitio, pero el patinete eléctrico ahora se considera un vehículo, por lo que solo podemos circular por los lugares que están habilitados y habrá un momento transitorio donde haya zonas que aún no permitan la conducción y tengamos que bajarnos del patinete”, explica Rafael Escudero.

Rafael Escudero, presidente de la VMP de Córdoba en su patinete eléctrico.
Y es que, en Córdoba hay muchos tramos que generan dudas sobre su circulación, como ocurre con las calles peatonales del centro. La calle José Cruz Conde, la avenida de Gran Capitán o la calle Conde de Gondomar, presentan aceras anchas y son transitadas diariamente por centenares de personas, por lo que el tráfico de estos vehículos a motor se convierte en una incógnita. La responsabilidad en este caso recae sobre la Delegación de Movilidad del Ayuntamiento de Córdoba, que es "quien deben imponer las limitaciones correspondientes para circular por esa zona”, declara el presidente de VMP.
Claro ejemplo de esta incertidumbre surgida en los primeros días con la nueva normativa es el caso de José Siles, estudiante de 21 años que diariamente atraviesa con su patín eléctrico la calle Conde de Gondomar hasta la Plaza de las Tendillas para acudir al IES Luis de Góngora. Ahora, desconoce si puede seguir escogiendo esa ruta o tiene que dar “toda la vuelta” al centro de Córdoba para acceder a su lugar de estudios. Además, no se siente seguro tomando otra ruta que suponga ir por carretera, pues "las normas han hecho que no sea viable coger el patinete porque la carretera es peligrosa y no está adaptada para la circulación de patinetes”, aclara el estudiante.
Lo único que queda manifiesto a día de hoy es que no cumplir la normativa tendrá una sanción de hasta 500 euros, aunque la policía todavía permite que “los usuarios se acostumbren a la normativa”. La ley es dura y deja mucha responsabilidad a los conductores, quienes la mayoría son jóvenes, aunque cada vez hay más adultos que también aprovechan las ventajas de este nuevo transporte. "Lo no se puede permitir es que los padres lleven a sus hijos pequeños al colegio en un patinete o que vayan dos personas en un patín por la noche sin luces”, declara el presidente de VMP para defender la nueva normativa.
Sin embargo, Javier Sánchez, estudiante del doble grado de Derecho y ADE, no ve trascendental la nueva normativa, porque considera que igualmente los patinetes eléctricos van a circular por donde quieran como hacen las bicicletas, “que al final van también por las aceras o por las carreteras sin respetar las señales y es difícil que la policía los detenga por ello”, expresa. Pese a su desconcierto con la nueva norma, este estudiante no tiene problema para ir a la Facultad de Derecho diariamente porque todas las mañana atraviesa el carril bici de la Ribera con su patinete, algo que podrían hacer todos los ciudadanos “si el carril bici estuviese implantado en toda la ciudad”, añade.
Por su parte, Lola Rodríguez, empleada de la taberna Lizarran del barrio de Poniente, no comparte esta nueva normativa, porque para ir diariamente a su trabajo apenas aprovecha un tramo de carril bici, el resto del recorrido tiene que ir por carretera y es "muy insegura". De hecho, la joven trabajadora considera que las medidas se deben imponer cuando haya carriles bicis en toda la ciudad, "no ahora con las carreteras sin estar adecuadas a la circulación de patinetes", protesta.
Estas medidas apenas llevan unas semanas en la ciudad y todavía no son del todo certeras como demuestran los testimonios recogidos de usuarios habituales de este nuevo vehículo. Con “muchas dudas”, los conductores se adaptan a las nuevas leyes, pero sin olvidar que esta normativa es un avance para el futuro de los patinetes eléctricos, que "han venido para quedarse”, afirma Rafael Escudero.
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