Una noche en un cine de verano de Córdoba: "Este plan no lo tenemos siempre"

Ocio

Los cordobeses mantienen viva la tradición de ver películas al aire libre, con varios recintos disponibles y una cartelera diversa y para todos los públicos

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Una sesión en el cine Delicias. / Rocío Aguilar / Juan Ayala

Durante décadas, los cines de verano formaron parte del paisaje de muchas ciudades españolas. Eran parte fundamental del ritual de los meses del estío, el lugar en el que compartir una noche agradable tras los largos días de canícula disfrutando de una película, un bocadillo y un refresco. La voracidad urbanística y las dificultades económicas fueron acabando con esos oasis de ocio familiar, pero la tradición del cine de verano se mantiene viva en Córdoba. Y lo hace gracias al trabajo impagable durante años del tristemente desaparecido Martín Cañuelo, responsable de que estos recintos no se perdieran, incluido el más antiguo de España, el Coliseo San Andrés. Una tarea retomada ahora por otros empresarios con el mismo objetivo final: que la costumbre de las noches de julio y agosto perviva.

Entre la oferta de cines de verano que tiene la ciudad, en la calle Frailes se encuentra el cine Delicias, lugar muy demandado en esta época estival. En su entrada lucen los carteles de algunas películas disponibles para ver, casi siempre, audiovisuales para que toda la familia apague el aire acondicionado y se dirija a hacer algún plan conjunto. Abuelos, padres, hijos, primos, incluso compañeros del cole que dejan su agenda a un lado e intentan participar en esta tradición, pero siempre juntos.

Lo primero que se ve al llegar es la taquilla, donde Lucía espera a los clientes para que saquen su entrada. “La gente empieza a venir sobre las 21:20, pero suele haber más afluencia de público cuando está cerca la hora de empezar, aunque depende mucho también de la película que haya", señala, añadiendo que "los fines de semana se nos llena bastante el cine", para unas sesiones que tienen un precio de 5 euros, gratis para los niños menores de 2 años. Unos minutos más tarde una familia conversa sobre qué lugar es mejor para ver la película, mientras otra llega deseando pedirse una bebida bien fría en la barra.

Público en el cine de verano Delicias
Público en el cine de verano Delicias / Juan Ayala

Al entrar al recinto, el catálogo de películas se completa con un pasillito que recuerda a una pasarela. El color blanco, predominante, se mezcla con los últimos minutos de sol antes de que la pantalla se encienda. A lo lejos, se encuentra la barra donde los asistentes pueden adquirir algun aperitivo o incluso la cena, ya que la cita suele empezar sobre las diez de la noche. Allí también se suele encontrar Antonio Amil, gerente tanto del Delicias como del Fuenseca, que explica que, aunque la película empice a una hora, los empleados llegan antes para hacer comprobaciones de que todo está correcto y realizar "la prueba de proyección, también". Todo para que nada falle a la hora de la verdad.

"Los cines de verano son una costumbre que datan del 1917, un sitio donde las familias se encontraban para pasar con los suyos una noche agradable viendo una proyección. Además, con esta actividad, tanto los niños como los adultos podían disfrutar”, señala Amil, que recuerda que esos mismos argumentos son los que hoy se esgrimen para mantener viva la llama de esta tradición ya centenaria.

Lilo & Stitch, Padre no hay más que uno 5 o Elio son algunos de los nombres que ya han formado parte de la cartelera. Pero, ¿cómo se eligen las películas que se van a proyectar? Tanto el gerente como Carolina, que se encarga de ello, tienen claro que es una labor “diferente a los cines normales, porque son diferentes públicos”. Para Amil, el público se puede dividir en dos tipos: “Está el familiar, que es del cine Delicias, y luego el que busca un cine más independiente, es más cinéfilo, que corresponde a la Fuenseca". "Esperamos que este año, como el anterior, la población responda", apunta a modo de deseo.

Y en el Delicias, como buen público familiar, es imposible no encontrar niños. Nicolás está con sus hijos de 5 y 9 años. “Hace mucho calor y en la casa no se puede estar estar en la hora que se puede salir. Elegimos el cine porque está al aire libre, toda la vida hemos venido de pequeños, estamos aquí por la costumbre. Es la primera vez que venimos, hoy vemos Lilo & Stitch porque es para verla con los nenes”, subraya. A ellos no es solo la película lo que les mueve, sino el hecho de tener un plan con el que poder disfrutar todos juntos en familia. Ellos están comiendo, ya que la hora de la cena está a la vuelta a la esquina, y han elegido bocadillos y zumos para los más pequeños.

Una noche en el Cine Delicias
Una noche en el Cine Delicias / Juan Ayala

Una fila más adelante se encuentra Elena con sus dos hijos y su sobrino, que han esperado a que los primos tuvieran un plan diferente para acudir a su cita de cada verano. “A nosotros nos gusta mucho el cine de verano, hemos venido siempre. Además nos gusta inculcarles a ellos la tradición de que vengan al cine y que hagamos planes en familia. Yo creo que para ellos es muy divertido, ya que este plan no lo tenemos siempre. Además de que es de las pocas actividades que tenemos en un entorno así”, señala, dando valor a esos planes familiares que, de paso, permiten alejar a los pequeños de las pantallas cansinas que forman parte de su día a día.

Al fondo, Montse está en la caja de la barra, donde los asistentes pasan de forma casi obligatoria, ya que “normalmente todos suelen pedirse algo; en general, siempre se piden cerveza y algún refresco, también patatas fritas, conos y bocadillos, serranitos o perritos calientes”. Hasta septiembre, habrá muchas noches de cine de verano.

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