La muralla romana y la Puerta del Puente delimitarán una plaza peatonal
Urbanismo Las obras del entorno del río
El proyecto definitivo impide el paso de vehículos en la cara sur de la Mezquita dejando un espacio cerrado al tráfico de unos 800 metros cuadrados ensolado con mármol marrón
La decisión de que los restos arqueológicos hallados en el entorno de la Puerta del Puente permanezcan en la superficie para poder ser contemplados de forma directa por los peatones condicionará de tal manera el proyecto definitivo del entorno de la entrada tradicional de Córdoba que el diseño definitivo de la zona será el de una plaza peatonal en la cara Sur de la Mezquita-Catedral, entre los dos nuevos edificios del centro de visitantes del Casco Histórico y el recinto del triunfo de Miguel Verdiguier.
El delegado de Obras Públicas de la Junta, Francisco García, explicó que los últimos cambios relativos al proyecto tienen que ver con la permanencia de los restos arqueológicos en ambos flancos de la Puerta del Puente, testigos de la muralla romana de la ciudad de en torno a un metro de altura. Ello tiene una consecuencia práctica: "Se elimina toda posibilidad de paso de tráfico" al colocar los dos testigos arqueológicos en los laterales del monumento. El resultado, una plaza. El paso serán tan solo peatonal por debajo de la Puerta del Puente.
Toda la zona ubicada entre la Mezquita-Catedral y la Puerta del Puente tendrá un ensolado de mármol marrón claro, aunque con la peculiaridad de que el plan del Casco Histórico obliga a que se instale un suelo "transpirable", que es aquel que no se coloca sobre mortero y permite esa sensación de fresco cuando se riega en verano. Para incrementar la fijación de las piezas, alrededor de cada losa de mármol se colocará un marco de hormigón.
En el espacio ubicado entre los dos volúmenes que componen el centro de visitantes y bajo la Puerta del Puente se utilizará el mismo material aunque con piezas de mármol más pequeñas. La intención es dar una imagen de continuidad a todo este entorno para que se perciba como una zona de relación única, según los diseños consultados del arquitecto Juan Cuenca. Originalmente, el suelo iba a estar configurado con los mismos adoquines de granito que se levantaron de allí cuando se iniciaron las obras y que datan de los años 20 (cuando se replicó la Puerta del Puente por su cara interior, lo que se conoce como un postizo). Posteriormente, se ha adoptado la decisión de favorecer una lectura única del entorno mediante un tratamiento concreto de la superficie.
No está previsto en el proyecto generar grandes ornamentos para la zona. Según el delegado de Obras Públicas, de forma perpendicular a la fachada de la Mezquita-Catedral y a la calle Corregidor Luis de la Cerda se plantarán cinco árboles, probablemente naranjos, y se colocarán unos bancos como todo mobiliario urbano. El acceso norte a la plaza -el más cercano al templo mayor de la Diócesis- estará totalmente abierto, sin más delimitación que una rejilla para la salida de aguas pluviales.
Está previsto que las actuaciones en torno al Puente Romano se encuentren finalmente acabadas a mediados del próximo año, después de varios retrasos como consecuencia de que el conjunto de la obra se ha desarrollado en una ubicación complejísima arqueológicamente hablando. En primer lugar, en la zona se encuentran las trazas de la muralla romana, que fue destruida por una violenta subida del Guadalquivir y reconstruida ya en el siglo XVI. Además, en el transcurso de las obras de la Ribera se ha investigado a fondo los restos de la zona portuaria de Corduba, desde el arrecife (o muelle) hasta las primitivas instalaciones industriales que se encontraban en la zona. Por último, los edificios del centro de visitantes tienen integrados los restos de una almazara de aceite de época romana, del palacio obispal de época visigoda y de una alberca con restos de pintura de color almagre. Parte de estos vestigios serán visibles en el interior del edificio y otros se han dejado en superficie en la calle de nueva apertura, en forma de escalinata, que unirá la calle Corregidor Luis de la Cerda con la Ronda de Isasa. Precisamente, la decisión de conservar en el mismo lugar donde se han hallado dejará a esta vía de nueva creación con un trazado irregular. Otra parte de los restos arqueológicos se conservarán bajo la plaza, aunque se ha decidido marcar en el pavimento el trazado originario para informar al visitante de la continuidad de los edificios que existían en la zona antes de la construcción de la Mezquita Aljama.
Uno de los grandes cambios que se advertirá en la zona cuando la obra se encuentre acabada será la reducción de la cota de la Puerta del Puente. Con la configuración de todos conocida, fruto de la creación de la carretera nacional, el monumento quedaba bajo la calle. Con la nuevas cotas, que ya son visibles desde la pasarela que permite pasar por el entorno, el Puente Romano embocará directamente a la altura de la Puerta. Eso permitirá recuperar las cotas del terreno, que tiene una pendiente cercana al 9%.
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