"El mundo cofrade tiene que recuperar el recogimiento"

Juan Luis Sevilla, pregonero

El profesor de Derecho Civil, perteneciente al grupo de docentes católicos de la UCO, ofrece el sábado su visión de la Pasión de Cristo.

Juan Luis Sevilla, ante el paso de la titular de su hermandad.
Juan Luis Sevilla, ante el paso de la titular de su hermandad.
Á. R.

15 de marzo 2013 - 01:00

-¿Qué supone para un cofrade convertirse en pregonero?

-Es un orgullo, una responsabilidad, un honor y también un privilegio, porque no todo el mundo tiene esta posibilidad.

-¿Le ha resultado difícil preparar el texto?

-Si quieres de verdad entrar en lo que significa cada hermandad, tiene su pequeña dificultad. Hay que relatar vivencias y recordar el sentido de las hermandades, saber enlazar unas con otras, buscar el mensaje...

-¿En qué se ha inspirado?

-Los ingredientes son las vivencias propias, el mensaje que encuentro en cada paso y algo de doctrina. Por último, mi experiencia en Tierra Santa, adonde voy con frecuencia

-¿Siente que se está olvidando el mensaje de una procesión en favor de lo meramente estético?

-A veces sí, nos centramos en las figuras, el incienso, las telas, las flores, olvidamos lo que hay detrás y no entramos en la profundidad del mensaje.

-¿Y qué haría falta para ir más allá de lo superficial?

-Es tarea de las cofradías. Hay que educar, educar y educar. Las juntas de gobierno y los cofrades más antiguos deben devolver a cada hermandad su mensaje y su contenido. Hay que hacer mucha vida de hermandad.

-¿Cuál es su sueño cofrade?

-Mi sueño se cumple casi a diario cuando vengo a ver a mi Cristo y a mi Virgen. Cualquier día de octubre o de mayo, vengo a San Hipólito y estoy un rato con ellos.

-¿Entiende a los cofrades que sólo aparecen por la hermandad en Cuaresma?

-Los entiendo si es el primer paso para ir más lejos. Cuando se tiene experiencia, hay que participar más. La Semana Santa nace para traer a más gente hacia la pasión de Cristo.

-¿Cómo vive la Semana Santa?

-Con mis amigos, mis hermanos, en las calles de este Casco Histórico, disfrutándola mucho...

-¿Qué vivencias son obligatorias para usted cada año?

-Tengo mis sitios íntimos. Cuando pasa la Soledad por Lineros de regreso, el Remedio de Ánimas cerrando, el Santo Sepulcro en la Compañía y algunas de bulla, como la Esperanza cuando llega.

-¿Cómo llegó a su hermandad?

-Vi el Cristo de la Buena Muerte siendo muy chico, pero me enamoré primero de los ojos de la Reina de los Mártires una madrugada. Me quedé prendado de ella, aunque me incorporé al Cristo, y es donde me encuentro ahora. Curiosamente, se cumple aquí lo de que a Cristo se va por María.

-¿En su familia existía también esta devoción?

-Sí, mis padres han visto la Semana Santa de Córdoba siempre y, siendo mi padre joven, salía en la Buena Muerte con sus primos.

-¿Ha cambiado la Semana Santa de Córdoba desde aquellos recuerdos de su infancia?

-Sí, y para bien. Han aumentado las cofradías, se ha enriquecido el patrimonio y ahora llama a mucha más gente que antes.

-¿Y siente que se ha quedado algo en el camino?

-Se ha perdido el contenido y se va quedando en la estética. Eso se refleja quizás en el excesivo gusto por las hermandades que no son de silencio. El mundo cofrade tiene que recuperar el recogimiento y la meditación.

-Hay quien lamenta que la Semana Santa de Córdoba se parece cada vez más a la Sevilla...

-Es consecuencia de un corte casi de 150 años causado por unos decretos de una serie de obispos. Córdoba lo perdió casi todo y la ciudad se quedó sin referentes. Luego se miró hacia Sevilla.

-¿Qué la hace singular?

-En primer lugar, el Casco Histórico. Y segundo, la intimidad. Tienes los pasos muy cerca y los puedes ver dos y tres veces. En otros sitios las distancias y la gente te lo impiden.

-¿Córdoba tendrá su madrugá?

-Ojalá. Nosotros permaneceremos en ella, y bienvenido el que se apunte.

-¿Por qué cree que no se suman otras hermandades?

-Hay mucho de espectáculo, sin sentido peyorativo. Cuando vas a las cuatro de la madrugada y no hay nadie en la calle, puede que te desilusiones.

-¿Alguna vez se han sentido solos en la estación de penitencia?

-Sí, muchas veces, pero no importa, ese es el encanto de la Buena Muerta. Se ven el recogimiento, el silencio y la verdadera penitencia.

-¿Cuándo se trasladará la carrera oficial a la Catedral?

-Es un sueño de los cordobeses, pero tardará un poco. Se están haciendo muchas gestiones.

-Pertenece a un grupo de profesores católicos de la Universidad. ¿Cómo encaja la fe en el mundo académico?

- La fe y la devolción encajan regular, y hay quien nos rechaza de plano. Unos lo hacen por desconocimiento y otros por un enfrentamiento visceral con la Iglesia.

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