Desde que comienza el año y hasta el 26 de marzo (84 días) las mujeres trabajan sin percibir ningún tipo de remuneración económica. En este dato se traduce la brecha salarial que existe entre los trabajadores y las trabajadoras de la provincia, una brecha salarial que roza el 23% y que afecta a casi 142.000 cordobesas que, como consecuencia de todo esto, cobran al año 3.430 euros menos que sus compañeros varones. Así de claro lo dejan los datos sobre brecha salarial elaborados por el sindicato UGT cuando llegan estas fechas y ofrecidos ayer por la secretaria de Organización del grupo en Córdoba, Carmen Jurado. "Somos más pobres y tenemos un salario medio de 11.536 euros, a lo que tenemos que sumar el techo de cristal, que es evidente", denunció Jurado.

Este periódico ya publicó hace unos días un análisis de los datos más básicos laborales que se ven representados en cada sexo. En resumen, las mujeres cobran menos que los hombres sea cual sea el sector productivo donde se empleen, la edad que tengan o el sueldo del que se hable.

Como apuntó Jurado durante la lectura del informe, "el trabajo de la mujer está menos valorado que el del hombre" por lo que la situación de ellas "es mucho más precaria". El paro, por ejemplo, les afecta más a ellas que a ellos. En Córdoba, la tasa de desempleo femenina está por encima del 33%, 11 puntos más alta que la de los hombres y cinco más que la media andaluza. La razón que la secretaria de Organización de UGT en Córdoba encuentra a datos como estos es que "somos manos de obra barata" y puso un ejemplo práctico. Habló de remuneraciones, que no es lo mismo que salario, sino todo lo percibido por la actividad laboral. De esta forma, un peón y una limpiadora ejercen el mismo trabajo con el mismo valor generado, él cobra más que ella y además percibe más complementos a su salario. Ocurre lo mismo con las horas nocturnas: una empresa paga de media la noche a 50 euros, si hay mujeres y hombres, ese precio pasa a ser de 40 euros, si sólo hay mujeres se reduce a 30 euros.

Pero los datos que evidencian que esa brecha está muy lejos de desaparecer son muchos más. El hecho de que las mujeres cobren menos que sus compañeros implica que dejen de percibir, anualmente, casi 486 millones de euros. Sin hablar, por supuesto, de las diferencias percibidas incluso en las pensiones.

Y no se trata, como explicó Jurado, de un problema que exista en trabajos que precisen de poca formación educativa. Es más, según UGT, esa brecha es aún mayor cuanto más alta es la cualificación.

En cuanto a los sectores, la brecha salarial se incrementa de sobremanera en el campo llegando al 51% y también en el comercio donde roza el 35%; la construcción y sectores como la sanidad o la educación (donde hay más funcionariado) son los sectores con la brecha más reducida. También los contratos generados en estos apartados aportan una dura realidad: la parcialidad es cosa de mujeres. Según los datos del sindicato, tres de cada cuatro contratos a tiempo parcial, o lo que es lo mismo, el 75% de estos, los firman ellas.

Para Jurado, lo principal es hacer cumplir la Ley de Igualdad de 2007, además de que no se recorte en las políticas de empleo. La citada ley, recordó la sindicalista, contempla la creación de un organismo público para la revisión de los convenios colectivos o el incremento de sanciones a las empresas que incumplan las normativas de igualdad.