Obituario

Ana Espino Cañas

Eso de morirse en verano

Ana Espino recuerda a Juan Luis Seco de Herrera, reconocido fotógrafo fallecido este lunes

Autorretrato de Juan Luis Seco
Autorretrato de Juan Luis Seco / Juan Luis Seco

28 de julio 2025 - 20:06

Que no contamos con ella, a la vista está por la diversidad de intensidades distraídas y muestras de olvido perpetuo que tenemos todos.

No. Con la muerte no contamos.

Por mucho empeño que pongan los que salen en las redes diciendo que sí, que nos tocará visita y tendremos ida nada más a dónde muchos no sabemos y otros confían sea lo que les cuentan.

Por mucho que aparezca de forma grotesca y a chorreones con tinta que destiñe nada más terminar las noticias.

Por mucho que los flashes del horror nos sacudan la conciencia durante el rato justo que dura lo que aguantemos viendo lo que nos encontremos haciendo scroll o yo qué sé cómo se llama eso de ir pasando el interés aburrido mirando sin ver…

No contamos. Y en verano menos, que lo que toca es dejar pasar el tiempo disfrutando en tirantes y abanico de este suplicio de calor. Toca no tomarse en serio los planes que tengamos que todos prescriben si aparece cualquiera con un panfleto que cuenta de una fiesta aquí al lado. Toca dormir sin remordimientos en siestas que son ensoñaciones en bucle perpetuo.

Y va, y aparece.

Así. De la nada plana y vacía de sobresaltos. Enseñando lo poco que le importa interrumpir lo que tocaba que tocara este verano.

Y saca su lista negra y se lleva a mi amigo Juan Luis Seco de Herrera.

Sin una penúltima cerveza amarga y fría con la que celebrar alguna de sus genialidades. Sin que veamos por la mirilla aunque sea, una sonrisa de esas suyas escondidas tras el objetivo de su cámara. Sin esperar a que le demos las gracias por tanto cuidado y cariño al contar con sus fotografías lo que captaba antes incluso de que apareciera la imagen delante de su intuición.

Un maestro de lo cotidiano haciéndolo extraordinario y forzándonos a pararnos frente a lo que hemos hecho invisible con las prisas que llevamos siempre a cuestas.

Un señalador de cielos colmados de estrellas, de horizontes que no necesitan más adornos ni más pamplinas para ser con presencia arrolladora, de calles de esas por las que andurreamos sin darnos cuenta de lo que son, de lo que nos cuentan…

Juan Luis ha sido un narrador sobresaliente de lo que nos rodea. Y de lo que alguna vez anotamos en pendientes de estar. Y de la sensibilidad que no debemos perder para que no nos falte ese empeño en darle la vuelta al negativo para poder apreciar lo que de verdad importa.

El foco se giró para sacarlo en titulares y hacerlo protagonista con incredulidad y pena de su despedida con prisas. Y eso amigo, seguro que no te gustaría, que tu natural discreto protestaría y se rebelaría, que “tampoco es para tanto lo que yo hacía”.

Descansa en paz tu alma curiosa. O no y sigas buscando enfoques de lo que ahora ves sin filtros.

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