Mes del Corazón Hospital Cruz Roja

Magia en las manos para salvar corazones

  • El Mes del Corazón del Hospital Cruz Roja y el Colegio de Médicos programa una actividad de reanimación cardiopulmonar básica enfocada a niños

Olaf y Elsa intentan ayudar a Anna en el taller para niños de cuatro a seis años.

Olaf y Elsa intentan ayudar a Anna en el taller para niños de cuatro a seis años. / Jordi Vidal

Las manos de Elsa, una de las princesas Disney más queridas por los niños, no solo sirven para crear hielo. Su magia también puede “dar vida a corazones congelados”. Esa es la enseñanza que han sacado este sábado los niños participantes en el taller de reanimación cardiopulmonar (RCP) básica que se celebró en el Palacio de la Merced enmarcado en el programa del Mes del Corazón, organizado por el Hospital Cruz Roja y el Colegio de Médicos.

Mientras juegan a hacer muñecos de nieve, Elsa apunta sin querer a su hermana Anna, que cae fulminada al suelo ante la atenta mirada de Olaf y de un grupo de niños de cuatro a seis años que asisten a este teatro.

Su corazón no late, está congelado, por lo que Pabbie, otro de los personajes de la famosa película Frozen, exclama que “¡hay que llamar al 112!”. En ese momento, los pequeños participantes en la actividad gritan los números mágicos, las tres cifras que tienen tras de sí a profesionales que tanta ayuda ofrecen en situaciones de pánico y desconcierto: “¡¡1-1-2!!”.

En este caso, el Servicio de Emergencias envía a Kristoff, que enseña a Elsa los pasos a seguir para salvar a Anna. “Hay que entrecruzar los dedos y ponerlos sobre el pecho”, indica a la princesa, que pronto empieza a ejercer presión sobre el tórax de su hermana al ritmo de una canción de la banda sonora de Shrek. Así, Anna vuelve a la vida y Elsa se da cuenta de que tiene “magia en las manos, pero no solo para crear hielo sino también para dar vida a corazones congelados”.

Destacan que hay que llamar al 112 si una persona inconsciente no responde a estímulos

La intensivista y directora del Mes del Corazón, Noelia Muñoz, manifiesta que la intención es “intentar enseñarles a identificar cuáles son los síntomas de alarma, que sepan distinguir entre una persona que está dormida y una inconsciente y que sepan que hay que avisar a la gente de alrededor y al 112”.

Por otra parte, la magia fue el hilo conductor del taller dirigido a niños de siete a nueve años. Mediante trucos, tres magos mostraron a los asistentes cómo determinar los signos de alarma, a la vez que se les indicaron la forma de hacer compresiones torácicas mientras llegan los servicios de emergencias.

Por último, los niños de entre diez y 12 años pasaron por estaciones de aprendizaje en las que profesionales sanitarios les demostraron de forma completa la RCP, a la vez que conocieron en qué consiste un hospital de campaña. Las actividades se completaron con una visita a una ambulancia que estuvo guiada por un equipo del 061.

Un mago enseña a los niños RCP básica con trucos de magia. Un mago enseña a los niños RCP básica con trucos de magia.

Un mago enseña a los niños RCP básica con trucos de magia. / Jordi Vidal

Muñoz explica que la idea de estos talleres “es cambiar la cultura y educación de lo que es la reanimación cardiopulmonar desde la infancia, en este caso desde edades tempranas porque, aunque es verdad que generalmente se considera que hasta los 12 o 13 años no tienen fuerza suficiente para hacer compresiones torácicas de manera adecuada, sí que podemos enseñarles, de acuerdo a cada franja de edad y su maduración cognitiva y física, cómo afrontar una situación de parada cardiorespiratoria”.

Pero antes, el programa se centró en un taller de cocina saludable que estuvo guiado por Kid & Us e impartido en inglés. “Banana sushi” es el nombre de la receta con ingredientes naturales que los pequeños realizaron guiados por varios monitores.

La coordinadora general de Kid & Us, Patricia Gallego, apunta que para llevarla a cabo los niños utilizaron pan integral hecho un rollito, al que se añade fruta, chocolate negro puro, una poca de miel y muesli como cobertura. Además, se pudieron llevar a casa el resultado de esta deliciosa receta.

Más de 130 niños estaban apuntados a estos talleres y la asistencia de otros sin previa inscripción obligó a la organización a improvisar otras dos actividades que se desarrollaron antes. A esto hay que sumar un taller de RCP básica y avanzada pediátrica dirigido a padres que se desarrolló más tarde.

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