Mercería y Lanas Izquierdo: más de 78 años arreglando el día a día
Comercios con historia
Este establecimiento está en manos de la familia Izquierdo desde su creación y ha vivido la evolución desde los arreglos a la costura como hobbie
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Córdoba/La Mercería Izquierdo lleva más de setenta años en la ciudad, se fundó gracias a una familia que llegó a Córdoba en la Guerra Civil. En aquel entonces, como cuenta uno de sus descendientes, la zona donde se ubica el comercio se llamaba la calle Almonas, una arteria de la Plaza de la Corredera, emergente y llena de vida. Tanto es así que Bernardo Izquierdo recuerda con total claridad que hace décadas existían muchísmos negocios en esa ubicación, de los que ya no quedan ni rastro, aunque no eran locales y negocios en sí, simplemente utilizaban los portales de la casa para vender: sal, jabón y todos los útiles que alguien quisiera comprar.
En 1947, la familia de Bernardo Izquierdo fundó la mercería que ha visto las luces y sombras de todos estos años, ya que han tenido el poder de seguir haciendo historia. Concretamente, el 27 de junio cumplen 78 años.
"Mi familia venía de Porcuna, aunque antes tenían negocio en Granada. Otro de los hermanos de mi padre la puso en Ciudad Jardín. Al principio, estaba su hermana, cuando se casó le ayudaba mi madre", explica Rafael Izquierdo mientras su padre Bernardo, con casi 93 años, rescata recuerdos a la perfección sin dejar atrás ningún detalle del negocio.
Respecto a la elección de este tipo de negocio, Bernardo explica que "en aquel momento se notaba que una mercería tenía más posibilidades, lo mismo que en esta calle todos los huecos había algo". "Antiguamente, yo he conocido cuatro mercerías por esta zona, era un negocio básico que había, de arreglos, de hacer labores", añade Rafael.
Padre e hijo debaten como ha pasado el tiempo y rememoran aquellos días en los que no existía el usar y tirar, en los que el ritmo de la moda era diferente y no obligaba a cambiar el género continuamente, sino aquellos tiempos donde las modistas acudían cada semana a las viviendas a hacer arreglos y apaños a las prendas de la familia.
Todo han sido cambios en estas casi ocho décadas; con la llegada de la madre de Rafael al negocio, las lanas empezaron a inundar el local, "en el 70, porque empezó un boom de hacer labores de lana, afortunadamente eso tuvo un éxitazo durante muchos años". "Aquello que más posibilidad tenía era lo que trabajabamos, eso me lo enseñó mi padre, porque para él el mostrador era lo más importante. Yo prácticamente no he ido al colegio, pero tuve profesores particulares toda mi vida", explica Bernardo desde su veteranía.
Rafael conoce el oficio desde siempre. Son cinco hermanos y todos han pasado horas en este mostrador. "Mis tres hermanos estudiaron y yo flaqueaba, creo que con 17 años me vine a la tienda. Oficialmente desde ese año, pero a casi todos nos han salido los dientes aquí". Que los hermanos acudieran a ayudar a sus progenitores era señal de que, en ese momento, había gran volumen de trabajo. "Ha cambiado mucho la vida, pero antes se arreglaba todo, no solo eso, sino que se hacían muchas prendas de forma constante. Para estas generaciones de ahora creo que es díficil darse cuenta de cómo de importante eran los arreglos en la vida diaria. Había mucha demanda, ahora todo es de industria grande, ha hecho que no merezca la pena arreglar. Ahora se quieren cosas nuevas, antes tenías una prenda y la querías para toda la vida".
Explica Bernardo que hubo un tiempo donde los usuarios acudían, incluso, a arreglar medias. Gracias a eso en el comercio había una empleada que arreglaba las carreras de esta prenda. Un hecho impensable en las épocas que corren. Y si hablamos de acudir, era en las épocas previas a la fiestas, Navidad y Feria cuando las filas de personas se aglutinaban en el lugar.
"La mercería se ha ido orientando a los arreglos que se hacen, para que sean más cómodos para quien no sabe coser. Ahora hay una serie de artículos que antes no había. En general, la mercería no tiene muchas modernidades. En estos últimos años se ha empezado a trabajar el patchwork". Respecto al catálogo de productos, los Izquierdo presumen de recibir a clientes que buscan piezas dificil de encontrar en otros lugares, "aquí han venido de tal pueblo buscando porque le habían dicho que lo encontrarían en la tienda de Izquierdo", añade Bernardo.
El futuro de este tipo de comercios, en palabras de Rafael, es incierto, ya que "esto de las labores se entiende más como un hobbie que una necesidad. No cabe duda de que siguen saliendo modas, grupos de personas que hacen cosas y quizás lo mejor que ya no miran tanto el precio, como cuando lo hacían cuando había necesidad. Al ser un hobbie, se gastan lo que se tengan que gastar con tal de estar a gusto. Hoy en día hay muchos materiales, pero hay tantos artículos que nunca puedes tener todo".
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