Los médicos de Atención Primaria de Córdoba harán un nuevo paro el 7 de febrero

Los médicos de familia harán un nuevo paro el próximo 7 de febrero en el marco de una convocatoria a nivel nacional realizada por la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), a la que pertenece el Sindicato Médico Andaluz (SMA). La situación que vive la sanidad pública ha llevado a los facultativos a movilizarse en todo el país. El pasado 27 de noviembre Andalucía ya vivió una huelga y en esas mismas fechas, Cataluña celebró cuatro días de paros. Si la situación no mejora, la previsión es que los médicos vayan a una huelga general.

Desde noviembre, los médicos de familia y pediatras de Córdoba están llevando a cabo concentraciones a las puertas de sus centros de salud y recogidas de firmas. Este miércoles han hecho otro de esos paros parciales para exigir una Atención Primaria digna y de calidad, logrando un seguimiento de “un 80% de la plantilla que podía salir”, según el Sindicato Médico de Córdoba (Simec).

Esto es, en muchos centros todavía hay profesionales de permisos vacacionales, lo que se suma a las no sustituciones de las bajas y jubilaciones, por lo que “algunos centros incluso estaban a mitad de plantilla”. Esto ha hecho que algunas consultas hayan estado “saturadas” (una situación que suele ser habitual, sobre todo en las últimas semanas). Tanto que en algunos centros ha habido cierta crispación por parte de algún paciente al ver que su médico de cabecera quería secundar el paro parcial de 15 minutos.

En el lado opuesto están los ciudadanos que han acompañado y apoyado a los médicos de familia a las puertas de sus centros de salud.

Desde el Simec han indicado que “aquí no paran las acciones”. La cita más importante será la del 7 de febrero, que afecta a toda España. A esto hay que sumar una concentración que se celebrará en Madrid un mes más tarde, el 7 de marzo ante las puertas del Ministerio de Sanidad y de la sede del Congreso de los Diputados.

Entre las demandas de los facultativos de Atención Primaria están la reestructuración de los cupos que permitan un mínimo de diez minutos por paciente, sustitución de todas las ausencias, dotación adecuada de recursos humanos y materiales en los servicios de urgencias, desaparición de los contratos basura, equiparación del gasto sanitario y salarial a otras comunidades o la elección de los directores por los profesionales de los centros.