El médico que halló en el pulso de las personas un vehículo para la sanación
Cordobeses en la historia
Francisco Solano de Luque nació en Montilla, allí fue instruido en sus primeros conocimientos, se hizo universitario en Granada y, siguiendo al griego Hipócrates, desafió a Galeno
REINABA en España el último de los austrias, Carlos II. La población, eminentemente rural, apenas alcanzaba los nueve millones de habitantes. En ese espacio y configuración históricos nació, un 12 de noviembre de 1684 en Montilla, el hijo de Rodrigo Josephe de Segovia y de Francisca María de Luque, al que bautizaron en la parroquia de Santiago e impusieron el nombre de Francisco Solano de Luque.
En torno a este personaje comienza a ser objeto de estudio el orden de los apellidos, que deberían ser por lógica Segovia Luque. Sin embargo, en Semblanza de un montillano ilustre: el Doctor don Francisco Solano de Luque y su época de los Doctores de la UCO Ángel Fernández Dueñas y Antonio García del Moral, el primero sostiene la misma opinión que mantuvo Rafael Ramírez de Arellano: Segovia es sustituido por Solano. Explica el autor que sucede mucho antes de ser canonizado el patrón de Montilla, porque en 1647 los Marqueses de Priego ya propugnaban tal condición, por lo que no sería extraño este cambio en los apellidos.
En su pueblo vivió el muchacho y cursó estudios con los jesuitas hasta 1704, fecha en la que marchó a Granada. En aquella Universidad, con 20 años y bajo el nombre de Francisco Solano de la Cruz, alcanzó el grado de Bachiller en Filosofía en 1707 y un año después en Medicina. Como era obligatorio entonces, Solano de Luque pasó dos años realizando sus prácticas en Los Hospitales de la mano de Josef Pablo y terminadas éstas fue nombrado Licenciado en Medicina. Ya entonces comienza a disentir respecto de las teorías galenistas, viendo en el pulso del enfermo el diagnóstico para remediar el mal con la aplicación del tratamiento adecuado, y en todo caso, siguiendo a Hipócrates, dejando actuar a la Naturaleza ("La mucha medicina mata más que las enfermedades") alejándose de la práctica por sistema de sangrías y purgas, tan de moda en la época ("La sangría es hija del uso y del miedo de los galénicos"). Desarrolló con éxito esta teoría que más tarde le valdría el sobrenombre de El Pulsista. En 1710 el joven médico fue destinado a Illora. En aquel pueblo granadino el médico de Montilla se empleó con celo, velando por sus pacientes y profundizando en sus novedosas teorías que ya comenzaban a difundirse con rapidez. Estando allí se casó con Josefa de León y Navajas, una ruteña que le daría quince hijos. Siguiendo a Fernández Dueñas, los dos mayores, Cristóbal y Pedro, continuaron la profesión paterna.
Para unos, Solano de Luque residió en Illora hasta 1717, época en la que se estableció en Antequera (Málaga) como médico numerario; para otros, se marchó a Rute en 1712, desde donde, después de cinco años, emprendió el camino hasta Antequera. En cualquier caso, la llegada a aquella ciudad malagueña ya iba precedida de una bien ganada fama como profesional e investigador. Era autor de Triunfo de la crisis epidémica sevillana, obra que se había editado en Córdoba en 1713, y receptor de los nombramientos honoríficos como Catedrático Sustituto de la Imperial Universidad de Granada y Socio Correspondiente de la Real Sociedad de Medicina de Sevilla. Sería Antequera, donde vivió durante veinte años, el lugar en que el insigne cordobés escribió Origen Morboso, común y universal, editada en Málaga en 1718. Allí recibió en 1721 su designación como Médico Honorario del rey Felipe V y de su familia, y desde allí proyectó su doctrina al ámbito internacional, a raíz de la publicación en 1731 de Lapis Lydos Appollinis, que sería luego perfeccionada por la que fuese su obra póstuma Observaciones sobre el pulso, editada por uno de sus hijos en Madrid en 1787.
Hasta la vecina localidad del Torcal viajó en 1737 el médico irlandés Jacobo Nihell, para aprender de Francisco Solano de Luque sus novedosos métodos, que luego serían traducidos al inglés, latín, francés, alemán o italiano. Otros defensores de sus teorías fueron Manuel Gutiérrez de los Ríos, Juan Luís Roche, Juan Espallarosa, Theóphile de Bordeu o Buchoz, aquel Profesor y Catedrático de la Facultad de Medicina de París que se refería a él como el Hipócrates español.
La importancia de la obra de este científico que ejerció la Medicina en los ámbitos rurales es, en palabras del Profesor Sánchez Granjel, "la contribución, sin disputa, más importante en el terreno de la patología durante el siglo XVIII". Por su parte, para el citado autor García del Moral "el ejercicio médico español en las postrimerías del Barroco tuvo sombras y luces y una que brilló de forma deslumbrante en el firmamento médico europeo, que entonces era tanto como decir en el…mundial, fue un cordobés, un hijo de Montilla, el doctor don Francisco Solano de Luque".
Con el nombre de Juan Francisco Solano reza en su acta de defunción. Fernández Dueñas fija la muerte de El Pulsista un 30 de marzo de 1738; contaba 54 años, reinaba por segunda vez, tras el fallecimiento de su hijo Luis I, el primero de los borbones, Felipe V, y apenas habían transcurrido cinco meses desde la marcha de su colega Nihell.
Sus restos permanecen en la capilla de la Virgen del Rosario del convento de Santo Domingo antequerano.
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