Medallas para la historia contra viento y marea
Los deportistas cordobeses han logrado dejar un sello indeleble durante los últimos 25 años en los Juegos Olímpicos, con éxitos labrados lejos de casa por la acuciante falta de instalaciones deportivas de Córdoba
Ninguna cita deportiva es equiparable a unos Juegos Olímpicos. Por más que el fútbol sea considerado el deporte rey a nivel global, aunque en países tan influyentes culturalmente como Estados Unidos sean el beisbol o el baloncesto las disciplinas que arrasan en audiencias, los Juegos Olímpicos siguen destilando un halo de solemnidad y unos valores que los hacen únicos y los convierten en la cita donde cada cuatro años todos los deportistas sueñan con estar.
Ahí donde brillan los mejores, en esos eventos inolvidables que escriben la historia deportiva de nuestra sociedad, un puñado de cordobeses han inscrito sus nombres con letras doradas en los últimos 25 años, con El Día de Córdoba como orgulloso testigo de las hazañas de una hornada de hombres y mujeres difícilmente repetibles, que además tuvieron que labrar sus logros lejos de su tierra, dada la acuciante falta de instalaciones deportivas de primer nivel que sigue sufriendo Córdoba y su provincia.
Contra esa carencia de pabellones, de pistas de atletismo, de recintos deportivos más allá de las campos de fútbol y las canchas de pádel que ahora crecen como setas en cualquier municipo del territorio español, los deportistas cordobeses hace tiempo que se rebelaron para descollar en disciplinas tan dispares como el tiro olímpico (Fátima Gálvez), la gimnasia rítmica (Lourdes Mohedano), el judo (JuliaFigueroa), la natación (el baloncesto (Felipe Reyes) o el hockey hierba (Víctor Sojo).
La historia de este periódico con los Juegos Olímpicos arrancó en Atenas 2004. Cuatro años antes, El Día de Córdoba era un proyecto aún en desarrollo cuando el boxeador Rafael Lozano coronó su excelente trayectoria con una plata en Sidney 2000. El púgil cordobés ya había saboreado las mieles del éxito cuatro años antes, en Atlanta 96, e incluso tuvo la suerte de vivir desde dentro los Juegos de Barcelona 92, que para muchos siguen siendo los mejores de la historia y que supusieron un antes y un después en el deporte nacional. Un cuarto de siglo después, el pasado año su hijo Rafa Lozano Jr. nos volvió a emocionar con su convincente debut en unos Juegos, alcanzando los cuartos de final en París 2024 para dejar claro que el futuro le pertenece.
El Balita abrió un camino en el que pronto le cogerían el testigo un puñado de privilegiados, una decena de deportistas cordobeses de disciplinas dispares que han conseguido los hitos más grandes que cualquiera pueda soñar.
Atenas 2004 significó la primera participación olímpica de uno de esos deportistas que quedarán en todos los rankings de mejores registros. Un Felipe Reyes ya retirado pero que ha llevado al deporte cordobés a cosechar una envidiable colección de medallas. En la capital griega, el pívot cordobés vivió su primera experiencia olímpica, saldada con un séptimo puesto que sirvió de aprendizaje para una generación que años más tarde arrasaría en su deporte.
En esa misma cita, los pontanenses Edu Aguilar y Víctor Sojo pusieron al hockey hierba en el radar del aficionado con el cuarto puesto logrado con la selección masculina. También cerca del podio se quedó Juan Antonio Jiménez Cobo en hípica, aunque el castreño se desquitó colgándose la plata en la competición por equipos en doma clásica.
Pekín 2008 supuso el siguiente reto para la armada cordobesa, que compareció en la cita de nuevo con Felipe Reyes y Víctor Sojo y con la presencia del nadador Rafa Muñoz. Reyes y Sojo dieron un paso más en su trayectoria y se colgaron sendas medallas de plata. Muñoz, por su parte, no pudo plasmar en los Juegos el descomunal talento que le llevó a ostentar el récord mundial de los 50 mariposa, aunque siempre podrá guardar el grato recuerdo de aquella cita en la capital china. El nadador, por cierto, representa un ejemplo claro de esa resiliencia tan necesaria en el deportista cordobés, hasta el punto de llegar a dominar una prueba tan exigente como los 50 metros mariposa sin contar en su ciudad natal con una piscina de esas dimensiones.
La progresión de los deportistas cordobeses alcanzó su momento cumbre en 2012, con cinco atletas de la provincia en los Juegos de Londres. La capital británica vio a Felipe Reyes repetir el podio con la selección de baloncesto y también la primera experiencia de Lourdes Mohedano, la integrante más joven del equipo español de gimnasia rítmica. Además, Fátima Gálvez logró un meritorio quinto puesto en foso olímpico y Carlos Machado se quedó con el mal sabor de boca de su eliminación en primera ronda en el torneo de tenis de mesa.
Pero por encima de todos esos resultados emergió la figura de Alfonso Cabello, que rompió barreras con su oro en los Juegos Paralímpicos, en la prueba del kilómetro contrarreloj de ciclismo en pista. Eran solo los primeros pasos de un hombre llamado a dominar mundialmente su disciplina, algo que ha ido confirmando con el paso de los años hasta sumar en su palmarés un total de siete medallas al máximo nivel, las dos últimas conseguidas en París 2024.
En Río 2016, el papel de debutante recayó en Julia Figueroa. La judoca cordobesa experimentó esa amarga sensación de caer eliminada en primera ronda, después de cuatro años de duro trabajo para hacerse un hueco entre las mejores mujeres de un deporte como el judo, venerado dentro del movimiento olímpico. En la ciudad brasileña revivió el sueño de unos Juegos Fátima Gálvez, que dio un paso más en su trayectoria al ser cuarta en foso olímpico, de nuevo al borde de la medalla.
Las preseas cayeron con Lourdes Mohedano, con una brillantísima plata con el equipo de gimnasia rítmica, y con Felipe Reyes, esta vez bronce en uno de los últimos grandes torneos de la mejor generación de baloncesto de la historia de España. Cabello, en los paralímpicos, redondeó la fiesta con dos bronces, en individual y por equipos, confirmando su condición de auténtico dominador de su disciplina.
La capital de Japón, Tokio, tomaba el relevo cuatro años después con una cita que finalmente tuvo que disputarse en 2021 debido a los terribles efectos globales de la pandemia del coronavirus. En la ciudad japonesa, Fátima Gálvez logró el hito más importante de su carrera al ganar la medalla de oro en la prueba de foso olímpico mixto, con Alberto Fernández como compañero. La baenense entró así de lleno en el olimpo del deporte cordobés, igualando el oro logrado por Rafa Berges (fútbol) en Barcelona 92 y erigiéndose en la primera mujer en lograr la medalla más preciada.
Acostumbrados a saborear el dulce sabor de los metales cada cuatro años, los Juegos Olímpicos de París 2024 representaban una nueva oportunidad para los deportistas cordobeses de lucir al más alto nivel. Quizás por ese envidiable palmarés previo, los resultados estuvieron algo lejos de lo esperado. Fátima Gálvez no logró la machada de repetir podio, esta vez con la prueba individual femenina del foso olímpico como su objetivo. Lozano Jr., en cambio, firmó un esperanzador estreno pese a no alcanzar las medallas en boxeo. Carmen Avilés, por su parte, saboreó la gloria del estadio olímpico con el equipo español femenino en el relevo 4x400. Y uno de los momentos más recordados de París 2024 en clave cordobesa lo protagonizó Juan Antonio Jiménez, el veterano jinete natural de Castro del Río, que nos emocionó con su regreso a la gran cita deportiva por antonomasia 20 años después de competir en Atenas 2004.
En el horizonte, aunque todavía lejos, ya aparece Los Ángeles 2028 como esa nueva meta para la nueva hornada de deportistas cordobeses que deben abanderar el relevo generacional para seguir emocionándonos con sus hazañas. En su camino hacia esa cita, y por supuesto cuando llegue el gran momento, El Día de Córdoba seguirá muy cerca de ellos, como ha hecho en los últimos 25 años.
El ‘boom’ del atletismo como el deporte más popular
La acentuada falta de instalaciones deportivas de primer nivel que padece Córdoba y su provincia ha moldeado el carácter y la actitud de los cordobeses hacia la práctica deportiva desde hace décadas. Ante las dificultades para disfrutar de recintos de calidad, la calle se ha convertido en el escenario predilecto para la práctica deportiva y el atletismo ha sido capaz de convertirse en la disciplina ideal en una ciudad como Córdoba, cuya orografía es especialmente propicia para la práctica de este deporte. Fruto de ello, en estos 25 años, la ciudad ha logrado consolidar una prueba como la Media Maratón entre el ramillete de las más importantes de España. Además, el Circuito de Carreras Populares de la Provincia se encuentra totalmente consolidado y ha sido capaz de aglutinar la pasión por correr de todos esos cordobeses que hacen del deporte su particular filosofía de vida.