Dos matrones del Reina Sofía van a juicio por un homicidio imprudente
Los sanitarios no avisaron a un ginecólogo, a pesar de la inestabilidad del feto antes del parto
Dos matrones del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba se sentarán en el banquillo del Juzgado de lo Penal número cuatro de Córdoba acusados de la supuesta comisión de un delito de homicidio por imprudencia, al no avisar a ningún ginecólogo de la inestabilidad que padecía un feto antes de nacer, lo que le provocó lesiones graves que le causaron la muerte. El Ministerio Público pide para cada uno de los acusados una pena de dos años de prisión.
Los hechos, tal y como detalla el fiscal en su escrito provisional, ocurrieron el 18 de agosto de 2008. Sobre las 15:00, la madre del bebé acudió al hospital embarazada de 41 semanas de gestación debido a los dolores propios del parto. Media hora más tarde fue derivada a la Unidad de Dilatación donde fue atendida por el acusado -F. L. Z.-, que ejercía su profesión de matrón, hasta las 22:00. Durante ese periodo de tiempo, a la mujer se le rompió la bolsa de líquido amniótico, lo que el acusado comprobó ya que se encontraba teñido de heces del feto y se produjo una disminución de la frecuencia cardiaca fetal a tan sólo 95 latidos por minuto. Poco después, el feto experimentó una taquicardia, hasta llegar a registrar 190 latidos por minuto.
A pesar de la inestabilidad del feto, el matrón no avisó al ginecólogo de guardia, lo que provocó que continuaran durante toda la tarde los desequilibrios en el latido de la criatura. Además, las desaceleraciones en el ritmo cardiaco alteraron las contracciones de la madre "lo que representaba una sospecha seria, junto con el teñido del líquido amniótico, de pérdida de bienestar fetal", señaló el fiscal, pero el acusado "continuó sin preocuparse de cómo estaba desarrollándose la dilatación". El matrón acabó su turno sobre las 22:00 sin realizar ninguna advertencia a nadie.
En su lugar, comenzó su jornada laboral la otra acusada -R. C. G.-M, que comprobó al comienzo de su turno que el ritmo de la frecuencia cardiaca del feto empeoró ostensiblemente, pero tampoco avisó al ginecólogo de guardia, que fue quien, sobre las 22:40 comprobó el estado de la parturienta y ordenó inmediatamente una cesárea.
El bebé nació a las 23:10, pero a consecuencia de la falta de adopción de las medidas adecuadas para evitar el sufrimiento fetal. El bebé nació con encefalopatía hopóxico-isquémica de carácter grave, que le provocó un fracaso cardiorrespitarorio y le causó la muerte el 26 de agosto de 2008.
Los hechos, según especifica el Ministerio Público, son constitutivos de un delito de homicidio por imprudencia profesional, por el que solicita para cada uno de los acusados una pena de dos años de prisión. Además, pide que los dos procesados indemnicen a los padres del menor fallecido en la cantidad total de 115.646 euros.
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