Más allá de la menopausia
No estoy de frente | Crítica de teatro
La ficha
**** No estoy de frente, de Mari Paz Sayago. Producción: 16 escalones. Intérprete: Mari Paz Sayago. Dirección: Chiqui Carabante y Paco León. Fecha: Viernes, 24 de octubre. Lugar: Teatro Góngora. Tres cuartos de entrada.
Viernes de puente local por la festividad del Arcángel custodio de nuestra ciudad, donde la gente más osada decide no dejarse llevar por los tradicionales peroles o comilonas y lo celebra comprando una entrada para ver un espectáculo en el Teatro Góngora. Quienes así lo hicieron pudieron ver No estoy de frente, de Mari Paz Sayago.
Sayago interpreta un monólogo poniendo toda la carne en el asador para manifestar el hecho que toda mujer de mediana edad debe afrontar: la menopausia. Un estado que determina todas las facetas en la vida de una persona. La actriz sevillana nos conduce en este viaje que se inicia con la retirada forzosa de su útero tras una operación y recorre pasajes que hablan sobre la pérdida de la feminidad y el atractivo físico, los altibajos emocionales y la adaptación tan necesaria como inevitable para continuar viviendo.
Para materializar el trabajo Sayago cuenta con la colaboración de Chiqui Carabante y Paco León, quienes aportan su sello personal para que la actriz presente la historia en clave de humor, a veces blanco y en otras adquiere tonos diversos hasta rozar lo corrosivo.
Cuenta con una puesta en escena sencilla con elementos mínimos, dominada por el entramado de telas que al ser desplegadas crean la figura del órgano reproductor del cual se priva a la protagonista. El resto lo pone Mari Paz Sayago que interpreta con gran frescura y vis cómica. Gracias a ello, al público lo entretiene, permanece sonriente y pasa con facilidad a la risa durante la mayor parte de la representación que una vez finaliza la recibe con un sonoro y extenso aplauso.
¿Qué ocurre cuando una mujer llega a la edad en la que parte de su naturaleza desaparece?
No estoy de Frente aborda la pregunta entre risas y en el subterfugio que habilita la comedia pone el dedo en llaga para cuestionar ciertas tiranías de esta sociedad donde no hay cabida para aquello relacionado con la vejez. Cada cual a su medida se afana en esta lucha por parar el reloj y aplazar lo que es inevitable. Ánimo.
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