Una marcha de 400 kilómetros con la bandera de la protesta

Diez cordobeses se suman hoy al viaje a pie hasta Madrid

Momento en el que los participantes en la marcha llegan a Córdoba.
Momento en el que los participantes en la marcha llegan a Córdoba.
Clara M. Rodríguez

07 de julio 2011 - 01:00

Diferentes personas de diferentes edades y diferentes lugares, pero con un último destino en su viaje: Madrid. Una decena de los seguidores cordobeses del movimiento 15-M se despide hoy de la ciudad, acompañando al grupo que ya viene de otros pueblos y ciudades andaluzas. Desde Cádiz a Sevilla, y de allí a Córdoba, prosiguiendo con una marcha a pie que pasará por diferentes etapas hasta llegar a la capital del país, donde esperan llegar el próximo día 23 de este mes.

El sol estaba ayer en lo alto cuando un grupo formado por unos 40 indignados llegó a la acampada Locsa, punto de encuentro con sus homónimos cordobeses. Un lugar en parte simbólico con respecto a los ideales que este movimiento social defiende. Después de tomar allí unos refrescos, todos los seguidores del 15-M iniciaron una marcha por la capital que culminó en el instituto Averroes, donde descansaron hasta la llegada de la tarde, en la que tuvo lugar la celebración de una asamblea en los alrededores de la céntrica iglesia de San Nicolás. Por cierto que este mismo centro sirvió también para que las decenas de personas comprometidas con esta iniciativa pasaran la noche.

El centro y el bulevar contaron desde el atardecer con la presencia de los indignados andaluces, que organizaron para la noche una cena de la que podía disfrutar aquel que quisiera. Un perol con precio libre que tenía como objetivo la recaudación de fondos para el abastecimiento básicos de la marcha.

Cierto es que la mayor parte del grupo que partió ayer lo conformaban jóvenes, pero también lo es que personas que sobrepasaban los 50 e incluso los 60 años también mostraron su apoyo esta iniciativa, y por ende, un manifiesto que entre otras cosas pide la reducción de los salarios de los políticos.

Aunque han pasado dos meses desde aquella primera manifestación masiva el 15 de mayo que dio nombre al grupo, la fuerza de aquéllos que se inspiraron en el libro de Stéphane Hessel no se ha disipado. Pedro, uno de los indignados, explica que en Córdoba el movimiento no ha desaparecido. Explica que de hecho últimamente el trabajo ha estado en los barrios. Por otra parte, espera que en Madrid se reúna un gran número de personas. "Se unirán diferentes grupos venidos de toda España", dice. Así, viajando con ilusión y sin olvidar la indignación como bandera, el camino a Madrid seguro que hará más llevadero.

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