Como un manjar caído del cielo

Las religiosas del convento de Santa Clara elaboran y venden helados artesanos de varios sabores como manera de recaudar fondos para cubrir sus deudasl horarios Los helados se venden en la tienda instalada dentro del convento, de 10:00 a 14:00 en horario de mañana y por la tarde de 17:00 a 19:00.

En la imagen, la tienda del convento de Santa Clara.
En la imagen, la tienda del convento de Santa Clara.
Beatriz Serrano

06 de agosto 2011 - 01:00

Limón, turrón, piña, ron, naranja, café, fresas con nata o tutti fruti, son algunos de los sabores de los helados que elaboran las monjas del convento de Santa Clara. Estos helados caseros son una auténtica bendición para el calor de los meses de verano en la ciudad. La preparación es artesanal, a través de una receta tradicional y con productos naturales.

Es el primer verano que la congregación vende helados para obtener fondos y recursos. "Otros años vendemos dulces, que ahora también están a la venta, pero la idea de los helados ha surgido de ver el calor que hace en la ciudad y de la necesidad de sacar fondos para los gastos que tenemos", comentó una de las monjas del convento. Y es que el verano no es la mejor época para la venta de los dulces. "Los pasteles los vendemos sobre todo en Navidad", añadió.

Es alta la deuda que tienen que pagar las religiosas. El principal gasto es la casa. "Hay zonas del convento que se vienen abajo", comentó angustiada una de las monjas. Y las obras son muy costosas, entre otros motivos por su gran valor patrimonial. Por ello, buscan sacar fondos usando la imaginación y la creatividad con iniciativas como esta. "El helado que más se vende es el de turrón", señaló otra de las hermanas. "Pero no estamos vendiendo aún demasiado por falta de promoción, los compran la gente del barrio y poco más", señaló otra de las monjas de la congregación. Sólo un cartel a las puertas del convento avisa de la existencia del suculento manjar. "El día de veneración a Santa Gema en la capilla es el momento que más helados vendemos", añadió. Quienes los prueban, repiten. "La gente que los han probado prefiere este helado a cualquier otro", afirmó la monja con una sonrisa en la cara.

Los helados se elaboran con los productos que empresas o particulares donan a las hermanas. "El otro día nos dieron mangos, pues ya estamos haciendo los helados de mango", comentó la hermana Mari Carmen, encargada de la elaboración.

Aún no ha acabado el verano, y ya cuentan con nuevas aportaciones para perfeccionar la receta. El convento será una parada obligada para tomar un helado, lo mejor para refrescar las tardes de intenso e inseparable calor veraniego.

stats