Gracias al maestro Campos
Loco por la Música
Álvaro Campos es un intérprete que ha dejado su impronta en múltiples actuaciones y discos, además de ser un apreciado docente en el Conservatorio Rafael Orozco
Hoy hablaré de un músico reconocido, cordobés, con raigambre y predicamento en su instrumento y tal vez el profesor que más alumnos ha atraído a la casa magna de la música en nuestra ciudad. Me refiero al violoncellista Álvaro Campos. Reconocido intérprete que ha dejado su impronta en múltiples actuaciones, discos, estreno de obras a el dedicadas, entre otras maravillas y apreciado docente, con una pléyade de alumnos que han bebido de su sapiencia y hoy la trasladan en diversas partes del mundo, con su próxima jubilación, que no retiro, dejarán de escucharlo cada día en su sempiterna aula A-12 del Conservatorio Rafael Orozco de Córdoba.
Nació en Córdoba en 1960. Realizó sus estudios en su ciudad natal, donde fue profesor desde 1981 de forma interina y ya como funcionario al año siguiente. En 1984 se convierte en Catedrático de Violoncello y desde entonces viene ejerciendo la docencia en el Rafael Orozco. Multilaureado y reconocido por grandes del Violoncello como Rostropovich, del cual recibió clases magistrales. Fue invitado como solista de la cuerda de Violonchelos en la Orquesta de RTVE y ganó por concurso la plaza de solista de la Orquesta Sinfónica de Madrid. Solista con múltiples orquestas, como la Sinfónica de Valencia, Filarmónica de Málaga, Ciudad de Granada, Real Orquesta Sinfónica de Sevilla y, por supuesto, la Orquesta Ciudad de Córdoba.
Es meritorio destacar su labor de confianza y colaboración con el buen hacer compositivo de dos reconocidos músicos cordobeses: Santiago Báez y Ángel Andrés Muñoz, a los que les ha estrenado obras a él dedicadas.
Su actividad camerística ha sido incansable, compartiendo escenario con nombres de la talla de Olga Vilcomiskaia, Víctor Martín, Isabel Vilá, Josep Colom, Alexander Kandelaki y muy especialmente con la fallecida pianista madrileña Almudena Cano, entre otros. De todos, quizás la relación cameral mas importante la desarrolló junto a Almudena Cano. Con ella grabó innumerables discos con obras de compositores tan reconocidos como J. Brahms, C. Frank, C. Debussy y L. van Beethoven.
Hay que reseñar que el maestro Álvaro Campos ha sufrido una serie de lesiones de envergadura que le dejaron momentáneamente impedido de tocar su instrumento, pero la grabación de unos trabajos junto al reconocido pianista y compositor cordobés Ángel Andrés Muñoz, como él mismo reconoce, le devolvieron la ilusión y le ayudaron superar positivamente esos momentos de dureza física. Su faceta docente ha sido la más reconocida en sus casi 40 años de vida artística. Más de 300 alumnos de toda la geografía nacional y algunos del extranjero han pasado por sus manos, poniendo así de relieve la frase “el nombre y la fama de un maestro se lo dan sus alumnos” (sic).
De ellos, el más destacado y cercano a la ciudad por diversas razones fue el lamentablemente fallecido Álvaro Pablo Fernández, solista de nuestra Orquesta de Córdoba desde su fundación en 1992 hasta poco antes de su inesperado deceso hace pocos años.
Otros han tomado el camino docente y hay “hijos suyos” violonchelisticamente hablando en conservatorios de casi toda geografía española. Desde Ávila a Sevilla, de Valencia a Córdoba, de Jaén a Madrid. También hay alumnos suyos en orquestas de otros países como Italia , específicamente en la del Teatro Lírico de Cagliari, donde una exalumna suya es Ayuda de Solista de la fila Violonchelos de esta reputada orquesta.
Como reconoció el maestro Álvaro en una conversación reciente, su vida no tendría la estabilidad debida en muchos aspectos sin su esposa y madre de sus hijas, ademas de exalumna y compañera de trabajo de muchos años. Me refiero a la profesora de Violonchelo en nuestro conservatorio profesional Rosa Asensi, que bien merecido tiene el reconocimiento por el apoyo que ha supuesto para el maestro Álvaro todos estos años.
Muchas gracias maestro por su extensa y bien aprovechada vida docente e interpretativa. Ojalá continúe por muchos años deleitando con su arte a los no pocos melómanos del Violoncello.
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