Córdoba

Los laboratorios del Hospital Reina Sofía atienden al año 687.000 peticiones analíticas

  • Hace un año el servicio incorporó una cadena robotizada para la mejora de los tiempos de respuesta

  • El 21% de las peticiones que recibe cada día corresponden a Urgencias

Una profesional del laboratorio del Reina Sofía coloca unas muestras.

Una profesional del laboratorio del Reina Sofía coloca unas muestras.

Aunque es un servicio esencial para el funcionamiento de todos los hospitales y centros de salud, los laboratorios son unos grandes desconocidos en el sistema sanitario. En ellos se hace un trabajo silencioso que, sin embargo, es la base de una buena parte de los diagnósticos que realizan los especialistas y médicos de Atención Primaria.

Las analíticas son un método imprescindible para conocer el estado de salud de los pacientes, ya que dan la alerta sobre ciertas enfermedades y las alteraciones del organismo.

Tan solo en el año 2018, la Unidad de Análisis Clínicos del Hospital Reina Sofía atendió casi 687.000 peticiones, que supusieron la realización de más de 10,9 millones de determinaciones clínicas, lo que se traduce en una media de 15,7 determinaciones (cada uno de los parámetros que se estudia) por petición.

La población de referencia de los laboratorios del complejo sanitario cordobés –que desde hace más de un año están integrados– varía “en función de su alcance metropolitano o provincial, ya que somos laboratorio de referencia del resto de áreas hospitalarias y Distritos Sanitarios”, explica el director de la Unidad de Gestión Clínica (UGC) de Análisis Clínicos, Fernando Rodríguez. Esto es, va de unos 321.400 habitantes a más de 790.000 habitantes.

En el 94% de los casos, el tiempo medio de resolución de peticiones de rutina es de 24 horas

Del volumen diario de analíticas que registra este servicio, el 21% son peticiones de Urgencias y el 79% son rutinarias; de las que el 33% corresponden a Atención Primaria y el 46% a atención hospitalaria, que incluye tanto Consultas Externas como hospitalización.

El tiempo que el laboratorio tarda en estudiar una muestra completa varía en función del tipo de analítica solicitada y el entorno desde el que se piden. En este sentido, Rodríguez aclara que, “por lo general, el 93% de las analíticas urgentes se realizan en menos de 60 minutos y el tiempo medio de edición de analíticas de rutina es de 24 horas en el 94% de las peticiones”.

Dentro de las pruebas más complejas que actualmente realiza esta UGC están las de tipo genético, que emplean, según apunta su responsable, “metodología basada en estudios de la biología molecular, sobre todo en cuanto a la secuenciación genética, que actualmente podemos realizar en el formato de secuenciación masiva, dirigida tanto al estudio de patologías oncológicas (cáncer), como a una amplia gama de trastornos genéticos”, entre otras.

El trabajo en la unidad

Aunque la actividad de los laboratorios clínicos modernos está basada en un alto porcentaje en la automatización, la electrónica y la informática, la fase del proceso analítico que concentra actualmente mayor participación manual de profesionales es la preanalítica, que, según señala Rodríguez, comprende la solicitud de pruebas, la obtención de muestras, la preparación y conservación para su transporte al laboratorio, la recepción de esas muestras y peticiones y la preparación para su análisis.

En esta fase se concentra la mayor probabilidad de errores y por ello los profesionales deben tener especial cuidado en aspectos clave como la identificación de peticiones y muestras. La robótica en los laboratorios actuales, aunque puede encontrarse en algunas tareas preanalíticas, se concentra fundamentalmente en la fase analítica.

En ella se realizan las determinaciones clínicas a partir del desarrollo de “funciones de alta precisión y gestión de numerosos datos, en las que la ayuda de la robótica y de la informática juegan un papel muy importante; sin ellas hoy en día sería imposible realizar miles de determinaciones clínicas en pocas horas”.

Un profesional de la unidad manipula unos tubos de muestras. Un profesional de la unidad manipula unos tubos de muestras.

Un profesional de la unidad manipula unos tubos de muestras.

A esto le sigue la fase postanalítica, en la que se comprueba la veracidad de los datos generados y su utilidad clínica, a la vez que se editan los informes con los resultados y comentarios necesarios para la correcta interpretación de los facultativos.

Rodríguez indica que “la actividad en nuestro laboratorio se organiza por procesos, en los que, además de contar con recursos materiales de última generación, es crucial la participación del equipo humano, sin el cual sería imposible desarrollar nuestra actividad”.

Además de todo este trabajo, la unidad realiza otras funciones relacionadas con la docencia, tanto de enfermeros y médicos internos residentes (EIR y MIR), como de personal técnico de laboratorio y de alumnos de la Facultad de Medicina.

A lo que hay que añadir su faceta investigadora al estar integrados en el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (Imibic) en los grupos de Nutrición y Metabolismo y, más recientemente, en el de Neurociencia y Estrés Oxidativo.

La UGC da información tanto para prevenir enfermedades como para el diagnóstico clínico

Todo esto supone una labor de soporte para la actividad asistencial, “aportando información tanto para la prevención de enfermedades como para el diagnóstico clínico, para la indicación y monitorización del tratamiento y la propia evolución del paciente”, explica el director de la unidad.

En esa línea, añade que “suministramos información de la fisiología y fisiopatología de órganos y sistemas para ayudar al médico a conocer no solo la situación actual del paciente, sino también las posibles causas que han ocasionado la enfermedad y poder actuar más directamente sobre ella”.

La integración tecnológica

La integración de los laboratorios del Reina Sofía se inició hace tiempo a nivel preanalítico, sin embargo la anexión analítica se ha hecho en los últimos años. Según apunta Rodríguez, este sistema se basa en compartir los recursos materiales comunes “respetando el área de conocimiento de cada especialidad del laboratorio, de forma que se mejora la eficiencia en la gestión de los recursos del sistema público al evitar la dispersión y duplicidad de equipos, a la vez que se facilita la colaboración clínica entre distintos profesionales”.

Por otra parte, incide en los “tiempos de respuesta a nuestros usuarios y en la capacidad de los laboratorios para responder a los incrementos de la demanda, garantizando la calidad y la seguridad del paciente”.

Por último, sobre una posible ampliación de la cartera de servicios, el doctor manifiesta que “la configuración actual del sistema analítico permite adaptarnos a las necesidades futuras”.

En este sentido, desde la UGC de Análisis Clínicos han puesto en marcha una aplicación informática “capaz de detectar las necesidades emergentes, evaluarlas e incorporarlas a la cartera de servicios oficial, en función de su utilidad clínica y rendimiento económico”.

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