La lluvia inunda un centenar de viviendas ya afectadas en febrero
Los efectos del temporal Las consecuencias en la capital
El alcalde agradece "el comportamiento cívico" y pide que se mantanga "la tranquilidad y el sosiego" en las próximas horas · La previsión es que el caudal del río aumente debido a los desembalses



El Guadalquivir volvió ayer a mostrar su fuerza. Un centenar de viviendas anegadas en todo el término municipal y decenas de familias desalojadas en las parcelaciones próximas al cauce fueron las consecuencias más extremas de un temporal que afectó a las mismas zonas que quedaron arrasadas por la crecida del río el pasado mes de febrero. Lo acontecido en La Altea, Guadalvalle o Fontanar de Quintos en las últimas 24 horas sigue, casi paso a paso, la cronología de lo ocurrido a principios de año, y es consecuencia directa del desembalse de numerosos pantanos de la cuenca y de las lluvias persistentes de los últimos dos días. La tormenta descargó ayer 85,4 litros por metro cuadrado, informó la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
Las parcelaciones más próximas al aeropuerto fueron, de nuevo, las más afectadas, si bien también hubo desalojos en Majaneque, El Rosal del Rubio, La Forja, La Cigüeña y varias viviendas de Alcolea colindantes a la vía férrea, informó la Delegación del Gobierno de la Junta. Los problemas comenzaron sobre las 21:00 del lunes, cuando los primeros vecinos de la calle Las Tórtolas, en Guadalvalle, tuvieron que hacer las maletas a toda prisa. Según el Ayuntamiento, hasta ayer por la tarde ningún afectado había solicitado alojamiento. Varias familias pasaron la noche al raso pendientes de la evolución del Guadalquivir, entre las que estuvo la presidenta del colectivo vecinal, Elena Moyano, que también fue desalojada el pasado febrero.
"El mundo se me cayó abajo cuando vi lo que estaba pasando", relataba ayer por la mañana, conmocionada de nuevo. Su familia regresó en junio a la vivienda tras varios meses de tareas de limpieza. "Es increíble que se haya vuelto a repetir", lamentó. El alcalde, Andrés Ocaña (IU), y varios ediles visitaron el vecindario de madrugada. La presencia de Policía Local ha sido constante en las últimas semanas, reconoció Moyano.
El regidor mostró ayer su "agradecimiento" a todos por el "comportamiento cívico" mostrado a causa de este suceso y pidió que "se mantengan en las próximas horas esa tranquilidad y ese sosiego de que han hecho gala".
Algunos vecinos no se habían recuperado del desastre de febrero cuando el río los sorprendió ayer de nuevo. Fue el caso de la familia de Gabriel Ureña, residente en el número 38 de la calle Las Tórtolas. Hacía sólo dos días que habían dejado el piso de alquiler que les ofreció el Ayuntamiento mientras arreglaban su vivienda. Y aún se encontraban montando muebles y deshaciendo las maletas cuando se vieron obligados a recoger. En torno a las 09:00, ya había una veintena de casas anegadas, y a última hora de la tarde eran más de un centenar, según el Ayuntamiento.
En Fontanar de Quintos, los desalojos se produjeron por la tarde. "Es increíble que la historia se repita en un mismo año en pleno siglo XXI", se quejó el presidente del colectivo vecinal, Francisco López. El dirigente de la Altea, Julio Cortés, también lamentó la situación y criticó la gestión de la Agencia Andaluza del Agua, responsable de abrir las compuertas de los pantanos. El Consejo de Distrito del Higuerón insistió en el mal estado de las carreteras CH-2, CH-3 y CH-8, en algunos puntos intransitables.
Conforme avanzó el día y el nivel del río subía, se multiplicaron los problemas. El Guadalquivir engulló hectáreas de cultivos en todo el término municipal y devoró parcelas, la mayoría ya afectadas por los anteriores anegamientos. Algunos vecinos esperaron con resignación el momento de dejar sus casas mientras observaban cómo el agua subía centímetro a centímetro.
En la calle La Perdiz, la familia de Manuel Ávila aún recordaba los días que pasaron en el pabellón polideportivo de Las Margaritas, sin más ropa que la puesta. Ayer a mediodía ya habían preparado la maleta para abandonar su vivienda. "Gastamos 35.000 euros en poner la casa bien porque lo habíamos perdido todo. Y volvemos a estar en la misma situación", dijo el damnificado. La trasera de su parcela colinda con la ampliación del aeropuerto, convertida en una laguna.
Algunos vecinos de Majaneque también se apresuraron en poner a salvo sus inmuebles. La propietaria del número 117, Juliana Cabañas, lamentó la falta de información durante toda la mañana mientras, frente a su casa, un caño servía como punto de fuga del agua del río. Sus padres, afectados en las anteriores inundaciones, viven en el número 176. "Nos dieron 1.200 euros de ayuda por los daños anteriores para amueblar la casa entera", recordó la propietaria de la parcela, Antonia Pérez.
Los problemas se repitieron también en Encinarejo y en Alcolea. En esta zona, el agua alcanzó un metro de altura en la calle La Barca y algunos vecinos fueron rescatados. Sobre las 14:30, el caudal del río era de 1.800 metros cúbicos por segundo, y la tendencia es que aumente. El pasado febrero se alcanzaron 2.400 metros cúbicos.
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