Día Mundial

El homenaje de Córdoba a los mayores en el Día de los Abuelos

  • El Museo de Bellas Artes celebra la festividad con la actividad 'Los abuelos son eternos: San Joaquín y Santa Ana' y una visita guiada

Visita guiada en el Museo de Bellas Artes de Córdoba.

Visita guiada en el Museo de Bellas Artes de Córdoba. / Miguel Ángel Salas

Los abuelos son un pilar fundamental en la sociedad y, por eso mismo, qué mejor reconocimiento que tener un detalle con ellos en un día tan especial. Porque este martes, como cada 26 de julio, se celebra el Día mundial de los abuelos y de las abuelas, una fecha que pretende rendir un homenaje a las personas mayores de las familias, complementando así otras conmemoraciones como el Día de la Madre o el Día del Padre. 

Aunque este día especial no se celebra en todo el mundo, los países que representan esta festividad cuentan con diferencias en la denominación, motivación y fecha. De hecho, por ejemplo, en Francia se reserva al primer domingo de marzo, mientras que en Chile tiene dos fechas distintas: el Día del Adulto Mayor, que se celebra el 1 de octubre, y el Día Nacional del Anciano y del Abuelo, que se conmemora el 15 de octubre. 

En Córdoba, este homenaje no queda atrás, y tiene su día este 26 de julio. Es por eso que el Museo de Bellas Artes, ha querido aprovechar esta fecha para adelantar la iniciativa que viene desarrollando desde abril, bajo la denominación el día de los mayores en el Museo de Bellas Artes, por la que todos los últimos viernes del mes realiza una visita adaptada a las personas mayores.

En este caso, ha celebrado esta conmemoración con la actividad Los abuelos son eternos: San Joaquín y Santa Ana. "Ha dado la casualidad de que a final de mes era el día de los abuelos y, aunque no fuera viernes, no importaba moverlo al martes y celebrarlo", ha explicado Marta Moreno, una de las componentes de la empresa Ataurique, gestión cultural, encargada de realizar las visitas guiadas. 

Para celebrar el día como se merece, el museo ha decidido sacar a la luz un cuadro pintado por Andrés Pérez de Pineda que representa a los padres de la Virgen María, San Joaquín y Santa Ana, y por ende los abuelos del niño Jesús. Por este motivo, "vamos a hacer una visita y a hablar un poquito de su iconografía, de cómo surge o de por qué el pintor lo pinta así", ha detallado Moreno.

Normalmente, el Día de los mayores tiene buena acogida porque "en Córdoba tenemos un público muy interesado en el museo y se suelen llenar casi todas las plazas, aunque hoy me esperaba menos gente por el calor", ha destacado.

Las ganas de aprender no cesan y este es el caso de Manuel López, uno de los visitantes a esta actividad que, acompañado de su nieta, ha podido disfrutar de este día tan especial de una manera lúdica. "Procuro venir a todos los eventos que se organizan, ya que siempre se aprende algo y aquí venimos a aprender y los guías nos explican cosas y detalles que, a simple vista, no aprecias y cuando terminas de verlo ya ves ese cuadro más completo", ha apuntado. 

Independientemente de homenajear a los abuelos, el objetivo del Museo de Bellas Artes y de la empresa Ataurique es "acercar lo máximo posible el arte y la cultura a la sociedad de forma totalmente amena y didáctica para que no se haga nada pesado".

Una obra de finales del XVII o inicios del XVIII

La visita guiada ha consistido en la explicación del cuadro San Joaquín, Santa Ana y la Virgen Niña, obra pintada por Andrés Pérez de Pineda fechada a finales del siglo XVII o principios del XVIII. La representación pone de manifiesto alguno de los rasgos tradicionales de la pintura sevillana, la convivencia de lo cotidiano con lo sobrenatural, el cuidado óvalo arquitectónico siguiendo a Pacheco y Murillo y el tratamiento preciosista de las flores y de los tejidos y bordados característicos de este pintor.

El cuadro presenta un doble registro escénico donde, en el principal, se representa a Santa Ana enseñando a leer a la Virgen Niña, siendo observadas ambas por San Joaquín; y en el secundario, a María en la cuna rodeada por angelitos que portan motivos de simbología mariana, haciendo evidente esa nueva pretensión contrarreformista de acercamiento de la religión a la vida como ideal pedagógica que vendría a imponerse en la cultura española de la primera mitad del siglo XVII. Esto demuestra tanto la dulzura con que el autor ha concebido la composición, como los animalitos domésticos que, por el lado inferior izquierdo y a diferente escala, juguetean a los pies de un canastillo de costura.

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