Sanidad

La higiene de manos como prevención de enfermedades

  • El carrito de la compra, el bus, el dinero o nuestro propio móvil pueden contener gérmenes causantes de enfermedades que se transmiten al tocarlos o de forma directa entre personas

María Jesús Romero, con un folleto sobre la higiene de manos.

María Jesús Romero, con un folleto sobre la higiene de manos. / Juan Ayala

Una buena higiene de manos en la vida diaria puede prevenir el contagio de diferentes enfermedades relacionadas con cuadros respiratorios y gastrointestinales, tanto en adultos como en niños, a la vez que pondría freno a la expansión de los virus por contacto directo (entre personas) o indirecto (por contaminación de superficies).

En esto hay que incidir desde la infancia. De hecho, “desde cada casa, los padres debemos estar concienciados en inculcar a nuestros hijos la importancia de tener unos buenos hábitos higiénicos” y a esto hay que sumar el refuerzo que debe haber desde los centros educativos.

Esta es la primera recomendación que da la supervisora de Medicina Preventiva del Hospital Reina Sofía, María Jesús Romero, con motivo del Día Mundial de la Higiene de Manos, que se celebra hoy.

"Hay que enseñar a los hijos que hay hábitos de higiene que no se deben perder", señala Romero

En esta línea, añade que hay que enseñar a los más pequeños que “hay hábitos que no se pueden perder, como lavarse las manos antes de sentarse a la mesa, cuando uno viene de jugar del jardín o del parque, cuando uno sale del cuarto de baño o después de tocar a las mascotas”.

Otras de las circunstancias tras las que hay que realizar un buen lavado de manos es al utilizar el transporte público, manejar dinero o después de usar los aparatos del gimnasio. Hay que prestar una especial atención al móvil, un aparato que nos acompaña todo el día. Nuestras mismas manos llevan y traen suciedad e incluso bacterias que depositamos en él.

Pero no todo vale porque un lavado correcto implica varios requisitos. Por un lado, Romero destaca que lo habitual para la población general es que se utilice agua y jabón. Lo fundamental es hacerse un lavado de manera concienzuda, es decir, frotarse para que llegue a todas las partes de las manos, durante no menos de un minuto. No hay que olvidarse de las uñas porque “siempre son un reservorio”.

Por otra parte, “las manos no son solo las palmas o los dorsos, sino los espacios interdigitales, la zona de las uñas, el dedo pulgar... Zonas que muchas veces se nos olvidan”, asevera.

Hay una diferencia entre lavar y desinfectar. En ámbito asistencial se habla de “higiene de manos” porque “el concepto es más amplio y se utiliza un producto antiséptico, bien las soluciones hidroalcohólicas, que tan de moda se pusieron y que en los hospitales son una constante, o bien un jabón que contenga antiséptico, normalmente de clorhexidina con una concentración al 4%”.

Romero aclara que las soluciones hidroalcóholicas que hay en los centros asistenciales “tienen unas determinadas características de eficacia y eficiencia y están reguladas por una serie de normas”.

Las soluciones hidroalcóholicas se pueden usar si no hay suciedad visible

Como resalta la supervisora de Medicina Preventiva, hace unos años hubo un boom en la venta de soluciones hidroalcóholicas en supermercados. La ventaja que muestra este producto es la facilidad para desinfectar las manos en cualquier lugar ya que hay botes de tamaño reducido que se pueden llevar en el bolso.

Sin embargo, tiene una limitación, tanto para la población general como cuando se usa en el entorno asistencial: “si tenemos las manos visiblemente sucias se recomienda el uso de agua y jabón, para el resto de ocasiones sí se puede usar la solución”.

Por ejemplo, tras utilizar el transporte público, sobre todo en épocas de gripe, o tras tocar un carrito del supermercado. Estas soluciones “en el mercado las hay con mayor y con menos eficacia”.

Hay dos grandes grupos de enfermedades que se transmiten a través de las manos. Por una parte los cuadros víricos respiratorios, como la gripe o los catarros. Romero manifiesta que “hay veces que estornudamos y las gotitas van a nuestras manos; esta es una forma de transmitir el virus porque contaminamos la superficie que toquemos con ellas o a otra persona”.

El otro gran bloque es el de los cuadros diarreicos y gastrointestinales. En este sentido, explica que en las guarderías los niños se contagian cuando uno de ellos llega con un virus y muchas veces es porque las manos no van limpias, “bien porque los chiquillos no se las limpien o bien porque es importante que la persona que cambie los pañales se haga después un lavado correcto”.

Por las manos se transmiten enfermedades víricas respiratorias y cuadros gastrointestinales

Cuando se habla de cuadros infecciosos los sectores de la población más vulnerables suelen ser niños y ancianos por las deficiencias propias de la edad de sus sistema inmunitarios, o cualquier persona que tenga una alteración por una enfermedad o tratamiento.

Respecto a la atención sanitaria, la supervisora de Medicina Preventiva puntualiza que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda cinco momentos en los que deben hacer una higiene de manos: antes de entrar en contacto con un paciente, después de la asistencia, cuando van a realizar una técnica aséptica, cuando manejan fluidos corporales (aunque lleven guantes) y después de estar en contacto con el entorno próximo del paciente (por ejemplo la cama o la mesita).

“El cumplimiento del 100% muchas veces resulta, pero eso está en la buena praxis de cada profesional y se intenta hacer de una manera sistematizada”, agrega.

Por otra parte, durante estancias hospitalarias el acompañante o las visitas del enfermo “se deben concienciar que son dos momentos importantes la entrada de la habitación “porque lo que llevamos en las manos para nosotros puede que no tenga peligro pero para el paciente puede ser perjudicial”; y la salida porque “en el medio hospitalario hay una serie de bacterias y microorganismos que no debemos de llevar hacia fuera en nuestras manos”.

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