Cuando el hambre no tiene vacaciones

El Banco de Alimentos Medina Azahara dio comida a 236 entidades de Córdoba y provincia el último año y cuenta con la ayuda de 500 voluntarios y socios

Sofía Antuña, voluntaria del Banco de Alimentos, trabaja junto a dos compañeros.
Noelia Carmona

21 de julio 2013 - 01:00

En estos momentos de crisis y negatividad siempre hay un espacio para el positivisimo y el impulso solidario. La cita que reza en la web del Banco de Alimentos de Córdoba es clara y precisa: "Nuestra actividad se concreta en recabar alimentos, procesarlos, almacenarlos y distribuirlos de forma totalmente gratuita y equitativa entre dichas entidades beneficiarias". Esta afirmación la tienen presente cada día los 501 voluntarios y socios que colaboran en el Banco de Alimentos.

Voluntarios que, como Sofía Azuña, colaboran tres o cuatro días en semana con la simple recompensa del agradecimiento de las personas que más lo necesitan. A este perfil se une el convenio con las instituciones penitenciarias. En los últimos años, según señala el presidente del Banco de Alimentos, Carlos Eslava, "vienen al almacén cuatro o seis personas que están cumpliendo la pena dictada por el juez para el servicio a la comunidad". Normalmente los ciudadanos que acuden al centro por este motivo son gente joven que "sirven de mucha ayuda, sobre todo para cargar cajas de peso", manifiesta.

El caso de Sofía es diferente. Ella es profesora de secundaria y está en el banco por placer. Aunque siempre había tenido en mente la posibilidad de hacer voluntariado, fue en enero de este año cuando, a través de la web del Banco de Alimentos (www.bancordoba.es), se puso en contacto con la dirección y empezó su labor.

El trabajo de estas personas, unido a las múltiples campañas, hizo posible que en 2012 se beneficiaran 236 entidades de Córdoba y provincia.

Medina Azahara no descansa porque, como dice su director, Carlos Eslava, "el hambre no tiene vacaciones". Por este motivo, en estos meses de calor el banco sale adelante con los recursos que tienen, sobre todo en frutas y verduras. "La fruta es muy abundante, y hay que aprovechar la presión de las cooperativas para coger las frutas y verduras que otros meses no nos corresponden", reconoce Eslava.

El hambre no tiene vacaciones, pero sí tiene recortes. La asociación sin ánimo de lucro recibe anualmente dinero del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) pero la crisis también ha hecho mella en los sustentos destinados para el banco de alimentos cordobés. En 2011 la FEGA destinó a a asociación Medina Azahara alrededor de 1,8 millones de kilos de alimentos, mientras que en 2012 le dieron algo más de 1,2 millones. Cuando se le pregunta a este respecto, Eslava responde orgulloso: "El año pasado fuimos capaces de compensar la bajada de alimentos del FEGA con la actividad propia del banco como son operaciones kilo y colectas de frutas". Gracias a esto en 2012 recuperaron con creces la caída del FEGA. "Con esto se demuestra que la gente es más solidaria por la situación", afirma el gerente. Según Eslava, es cierto que los voluntarios han aumentado este año porque la gente es más consciente de la situación que está sufriendo gran parte de la población cordobesa.

A pesar de la dura labor de colecta que hizo Medina Azahara durante todo el pasado año, el total de alimentos que pasaron por sus almacenes fueron casi 250.000 kilos menos que en el año anterior. Estas cantidades, con respecto a los tres millones de kilos del total recibido, parecen ínfimas pero para las sociedades beneficiarias suponen algo más que simples datos. Hay muchos casos que, como la residencia de las Hermanas de los Ancianos Desamparados, agradecen diariamente la comida que llega desde el banco porque, según reconoce Rafael Panadero, encargado de la recogida de frutas y verduras del asilo, "el mantenimiento de la residencia y dar de comer a 135 ancianos son muchos gastos, por eso es muy importante esta ayuda".

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