El grafiti en Córdoba: el arte urbano se hace un sitio en la ciudad
Arte
Esta modalidad artística tuvo su máximo esplendor en la década de los 80 y ha formado parte de los inicios de muchos artistas plásticos
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Córdoba/Sake es uno de los grafiteros más populares de la provincia. Sus inicios están un evento que comenzó en Baena en 2001 en torno a la cultura urbana y al hip hop, donde surgió el interés por lo que se podía hacer con esos botes de spray. Actualmente, su obra se centra en el muralismo y arte urbano, porque, explica el artista, muralismo y grafiti son dos términos distintos. “La diferencia entre estos conceptos es que el grafiti está más ligado a las letras e ilegalidades y el muralismo responde a espacios más grandes y nos servimos de temáticas para dotar el mural de un discurso”, comenta.
Él es uno de los exponentes de una forma de arte en auge, también en Córdoba. “Está en su mejor momento debido a la cantidad de propuestas y residencias que han surgido", defiende. "He de decir que España es uno de los países en los que más artistas urbanos hay, y se debe a la climatología", refiere. En lo que respecta al muralismo, insiste en que “es una herramienta relacionada con la cultura para presentar proyectos de arraigo histórico. Se ha hecho una sinergia con el espacio público y el contar una historia o trasladar algo pictórico a los ciudadanos a través de estas intervenciones", explica.
En Andalucía, el panorama se refleja de esta forma, según Sake; "en Linares (Jaén) se cuenta con el proyecto Rampa Pro, que se elabora hace unos años, desarrollando un festival de arte urbano; en Málaga hay proyectos, pero son individuales. Andalucía tiene muy buenos artistas, pero echo en falta un respaldo serio y continuo de la administración hacia estas disciplinas. Muy pocas ciudades en Andalucía gozan de un espacio sobre arte urbano", reflexiona.
Sake relata que "en Baena sí se está llevando a cabo un gran proyecto". El proyecto Art Baniana, del que es comisario, intenta ahondar en todas las propuestas del arte urbano. El proyecto comenzó con una ruta de murales que todos los años va creciendo, de artistas que van a pintar en esta localidad de la Campiña Este y dejan allí sus obras. A esto le siguió una escuela de arte que se desarrolló durante seis meses (grafiti, acuarela y dibujo), donde fueron los niños quienes aprendieron esta disciplina.
La residencia de artistas, otra de sus actividades, se centra en “establecer un diálogo entre artistas y el pueblo”. “No porque una obra sea artística debe de ser válida, debe de haber una comunicación con los vecinos que conviven con esa obra. Tienen que tener una corresponsabilidad con el lugar que se entiende. Es algo exclusivo en la provincia de Córdoba", defiende. Según relata el artista, no todo el mundo entiende este arte de la misma manera. “Yo siempre digo que si Miguel Ángel viviera en esta época pintaría murales, porque pintaba frescos. Cuando pasen 100 años, todo este movimiento será parte de historia del arte”, añade. Uno de los valores añadidos de este arte, según Sake, es que se desarrolla en un espacio público y es accesible. "Es vivir el arte sin necesidad de ir a museos para ello", subraya.
Sota Pérez lleva en el mundo del grafiti desde hace 25 años y ha expuesto sus obras, incluso, en Marruecos. Estudió Diseño Gráfico en la Escuela de Arte y Superior de Diseño Mateo Inurria, aunque el amor por el arte le viene de lejos, ya que su madre es pintora al óleo. Como declara, "a este arte le han echado el ojo diferentes instituciones y han querido darle visibilidad de una forma más seria".
Es lo que ocurre en la Plaza de Orive, por ejemplo, donde la cancha de baloncesto que se encuentra en esta ubicación está creada por Sota. Aunque el artista también tiene obras que se pueden disfrutar en las inmediaciones del C3A. "En este sector en Adalucía es verdad que Málaga está potente. Sevilla no tanto, en sentido de murales, en el caso de de grafiti tradicional sí, en el río hay 7 u 8 kilómetros de murales. En Córdoba, en Orive, hay bastantes intervenciones, pero donde más hay en la provincia es en Baena", comenta.
Respecto a la técnica de esta forma de arte insiste en que "el grafiti es muy de letras, no todo el mundo lo entiende. Hay cosas que miden mucho la calidad de la obra, la fluidez de la línea. Es muy técnico, pero es superlibre". Aunque sobre trasladar el arte de la calle a exposiciones y galerías, sí que es cierto que, como comenta el artista, se lleva haciendo años, y "el arte urbano está ya más valorado", defiende. Sota sigue exponiendo, y una de sus obras puede verse en una exposición en el Mateo Inurria.
Rafael Jiménez es artista plástico y también tuvo sus comienzos en el mundo del grafiti. Durante su carrera ha tenido la oportunidad de exponer en países como México o Brasil. "Me inicié a los 14 años. Tenía inquietud por mi barrio y allí veía grafitis de OTS, Evil, Jome, artistas que en aquel entonces estaban dando caña en la ciudad. Y pensaba que yo quería pintar eso, tan grande y tan increíble", refiere.
Tras esto, comenta, llegó la parte de ensayar la firma y de encontrar su nombre. En este caso sería "Peque", destaca. Hoy tiene a sus espaldas la obra Ram (Resume, abstract, memory), que le propuso una empresa en una de sus promociones de viviendas y que realizó en plastilina sobre papel y esmalte en aerosol sobre muro . "Ellos invitan a artistas que tengan que ver con el arte urbano o muralismo del entorno para que hagan una obra en sus instalaciones, desde intervenir los portales, zonas comunes", apunta.
"El grafiti creo que en otros momentos ha tenido un auge como en su propia estética, la que tenía que ver más con el rap y con el hip hop tuvo su boom entre 2005 y 2010, se explotó a nivel de publicidad y demás. Desde la aparición de las redes sociales, la proliferación de proyectos que apuestan por la cara amable de ese grafiti ha aumentado. Aunque no es una idea nueva desde los 80 hay artistas que quieren entrar en la galería, en estos últimos años proliferan grandes producciones, grandes murales, artistas que vienen del mundo del grafiti y otro de las artes plásticas. El momento es interesante y abre muchos melones: a la conservación de esos grafitis o si hay un exceso de ese tipo de mural, por ejemplo", detalla.
Peque afirma que tanto el mural como el arte urbano también están en los museos y en la calle, al igual que al servicio de las instituciones que quieran contratarlo. En lo que engloba las diferentes obras que visten la ciudad, el grafitero explica que "para mí, tiene arte hasta la firma de un rincón". Sobre espacios interesantes, prefiere tirar de memoria y recordar, quizás, zonas como cerca del Hospital Militar, igual que la zona del parque de los Teletubbies. "Allí los tres grafiteros de los que te hablé hicieron una obra que dejó a la ciudad asombrada y le dio otro carácter de lo que era el grafiti. Abrieron mucho la puerta de lo que era el grafiti en realidad", sostiene.
Este arte sigue teniendo escuela, ya que en la Escuela de Arte Mateo Inurria existe una asignatura que habla de este movimiento dirigida por Rafael Quintero, Tipografia II. De la Caligrafia al graffitti, donde los alumnos de estudios superiores realizaron un mural en colaboración con la Casa árabe. Gracias a esto, el grafiti seguirá teniendo historia en Córdoba. "El futuro, el propio del arte, se diversificará según tendencias y por supuesto está ya dentro del mercado del arte. Hay creadores muy buenos con una gran trayectoria", aventura Quintero.
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