Las frustraciones del último día
Miles de personas buscan el regalo que les falta o aquello que no les ha dado tiempo a comprarl Lleno Las tiendas aparecían ayer abarrotadas de público apurando las últimas horas de venta para los Reyes Magos
Todo es un ritual que parece mágico. A la Navidad sigue Año Nuevo y a este los Reyes Magos, una tradición que no pierde su sitio pese a las influencias externas. Prueba de ello es que ayer, hasta minutos antes de que se cerraran las tiendas y los centros comerciales, miles de personas ocupaban las calles para adquirir ese último regalo, el olvidado o el que no ha dado tiempo a comprar. En muchos casos, la compra se realizaba casi al mismo tiempo que se colgaba el cartel de rebajas, porque ya hoy por la mañana se pueden ver, sobre todo en las tiendas de las franquicias, los letreros que anuncian el periodo de descuentos que comienza mañana. Es lo que tienen los ciclos. Terminado el gasto fuerte llega el descuento para qué se pueda seguir gastando. Ayer, la cola para comprar unas gafas Ray Ban modelo Aviator por 101 euros en un conocido centro comercial de la ciudad era espectacular y, para colmo, a eso de las 14:00 se habían agotado. "Eso nos pasa por esperar a última hora", decía una de las jóvenes que esperaba, disciplinada, junto a uno de los probadores de establecimiento.
Y es que, conforme avanzó la tarde, las bolsas se multiplicaron. Manuel Ruiz-Maya, propietario de la librería Novolibros, hacía referencia ayer a las compras de última hora cuando un cliente acudió, precisamente, a comprar un regalo a última hora de la mañana. "Si todos los días fueran como hoy, esto sería otra cosa, pero queda aguantar lo que queda por delante", señaló el librero, quien hacía referencia con esta afirmación a que enero será un mes muy largo para el comercio por muchas rebajas que lleguen.
Maribel Ruiz lo tuvo claro ayer por la tarde. Mientras el bueno de su marido la esperaba en casa para irse a ver los Reyes Magos a El Viso -lugar de tradición para disfrutar de la fiesta-, ella se dedicaba a dar los últimos retoques a los regalos de la familia. "Mira, nena, yo estoy ya agobiadísima, me he llegado a tres o cuatro tiendas y no hay lo que busco, y lo peor es que me tengo que ir ya". La amiga, disciplicente ante la actitud de Maribel, le dice: "Hija, pues vamos a tomar un café". Maribel acepta. No tendrá tanta prisa. El marido puede esperar, y el regalo, también.
Y es que el último día de compras es un estrés y también, un día de frustraciones, porque no se encuentra lo que se desea en la mayoría de los casos debido a que la gente ha arrasado las tiendas. "Como este año las ofertas han empezado muy pronto pues la gente ha hecho los deberes, por eso, los que estamos comprando el último día pues no encontramos nada", explicaba Maribel, antes de tomarse el café con su amiga.
Al final, pasadas las 22:00, en El Cortes Inglés seguían liando regalos con la vista puesta en los carteles de Rebajas. Lo dicho, mañana una nueva etapa. No se frustren.
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