Espíritu navideño

El puente de la Constitución abre la puesta de largo a lo que este mes acontece de forma inexorable. La marea humana que inunda las calles iluminadas refleja el deseo por hacer que estas fiestas culminen el año con alegría e ilusión. La Navidad llegó y así ha querido recordarlo el IMAE recibiendo en nuestro Gran Teatro a lo largo de este largo fin de semana su cuento más universal.

El personaje de Ebenizer Scrooge creado por Charles Dickens en su Cuento de Navidad representa todo lo indeseable del ser humano: miserable, huraño y sin empatía. Pero esta nochebuena será el punto de inflexión que lo transformará en todo lo contrario gracias a la intervención de los fantasmas que visitarán su casa.

La adaptación del texto original que realiza Triana Lorite se centra en transmitir las ideas principales del texto a través de un montaje que combina diferentes estéticas y épocas tanto en el tratamiento del vestuario y la escenografía así como en la selección de temas musicales navideños.

Sobre la escena un elenco de ocho intérpretes dinamiza la historia mientras interpretan, cantan y bailan. Juan Fernández encarna un Scrooge vehemente que sorprende en su giro final. También merece destacar el buen trabajo de Belén Orihuela que interpreta el papel de su secretaria, la señora Cratchit (Bob Cratchit en la novela de Dickens) y el de Javier del Arco como el Espíritu de la Navidad presente. Tanto los mencionados como el resto del elenco consiguieron transmitir esos mensajes cargados de valores necesarios en nuestra sociedad.

Se acerca el final del año y toda la gente corre por hacer que estos últimos días sean inolvidables, intentando transformar su realidad en experiencias positivas. Ojalá sea posible y este espíritu continúe poseyendo nuestros cuerpos cuando las luces se apaguen.