Marina López Raya Presidenta de la asociación nuevo Futuro

“Un niño de acogida lo único que pide es cariño y eso no tiene precio”

  • Su afán no es sólo gestionar un piso de acogida para menores, sino que ese entorno se convierta en un hogar para quienes les ha tocado vivir una realidad social "durísima"

Marina López Raya durante la entrevista concedida a ‘el Día’.

Marina López Raya durante la entrevista concedida a ‘el Día’. / Juan Ayala

Lleva ligada a la Asociación Nuevo Futuro desde hace ya ocho años, aunque ahora ocupa el cargo de presidenta. Ejerce como directora de las llamadas madrinas, "las abuelas" como a ella le gusta llamarlas de esos niños de acogida que con tanto mimo cuidan y por los que se desviven. Nuevo Futuro es una entidad ya veterana sin ánimo de lucro, declarada de utilidad pública y dedicada a la creación y mantenimiento de centros de acogida para menores privados de un ambiente familiar, que por diferentes motivos –orfandad, abandono o falta de recursos económicos– no pueden vivir en el seno de una familia.

Actualmente, la asociación gestiona en Córdoba la Casa Hogar Polifemo, donde se atiende a seis menores intentando proporcionarle un hogar familiar. Además de apoyo económico para su proyecto –han recibido recientemente una ayuda por parte del Colegio de Abogados de Córdoba–, López Raya reclama implicación y que Córdoba sea consciente de la realidad social que viven muchas familias.

–¿Cuál es la función de Nuevo Futuro?

–Somos una asociación sin ánimo de lucro que se dedica a la atención de menores que están privados del entorno familiar y se les facilita un hogar, por supuesto educándolos en valores y centrándonos mucho en la formación, ya que cuando tienen 18 años se tienen que marchar al tratarse precisamente de eso, de un centro de menores. Por eso pretendemos formarles para el futuro, porque son menores que no tienen nada, absolutamente nada.

–Se trata entonces de niñas y niños tutelados por la Junta de Andalucía y que provienen de familias con dificultades.

–Vienen de familias desestructuradas y además con una historias tristísimas. Por desgracia es lo que hay en parte de la sociedad. Nosotros hemos visto situaciones muy difíciles, desde no saber cuántos hermanos tienen o quién es su padre, por ejemplo. Están tutelados por el Servicio de Protección de Menores de la Junta de Andalucía, que es la que nos nutre a nosotros de estas personas para que estén en nuestro hogar y podamos atenderles.

–¿Y la relación con la Administración es fluida?

–Es fantástica. Yo no tengo a nivel personal excesivo trato porque lo hacemos a través de nuestros educadores. En Nuevo Futuro tenemos por una lado a los trabajadores y por otro lo que denominamos madrinas. Yo soy la presidenta y nuestra misión es la de prestar todo el apoyo posible. A mí me hace gracia y, aunque el resto de madrinas no les gusta mucho, digo que somos como las abuelas de esos niños, a los que consentimos, además de respaldar a todo el equipo de trabajadores. Nuestra capacidad es para ocho menores, pero en la actualidad sólo tenemos seis.

"En ocasiones nos llegan chavales al centro que deberían estar cursando la ESO y aún están en Primaria”

–Me habla usted de una realidad que muchas veces los propios cordobeses no vemos.

–En mi entorno no se ve esa realidad y es muy triste que sea así. Todos nos deberíamos de concienciar un poco más y apoyar a este tipo de asociaciones, que repito trabajan sin ánimo de lucro, pensando en el beneficio que les podemos ofrecer a esta personas. Que a nadie se le olvide que estamos hablando de niños, que como dije antes se van con 18 años y hoy en día, con esa edad, siguen siendo niños. Además, son menores en todos los casos buenísimos como personas, pero que vienen de unos entornos tan conflictivos que eso les ha marcado. Si nos llegan con 14 o 15 años apenas podemos trabajar con ellos hasta donde queremos. Hay casos en los que vienen jóvenes que deberían estar ya cursando ESO y todavía están en Primaria. Nosotras procuramos que salgan con la suficiente formación como para que puedan valerse por si mismos e incluso después de los 18 estamos pendientes de ellos.

–¿Le hacen entonces un seguimiento posterior?

–Sí. A todos. Y sobre todo, desde que yo estoy he visto que hay incluso algunos con algún tipo de discapacidad, si bien en esos casos siguen tutelados por la Administración, a los que tratamos de arropar en lo que podemos. Me preocupan aquellos que no han podido desarrollar sus habilidades por el entorno en el que han vivido.

–Por lo que me está diciendo, con todo lo que hemos avanzado en materia social, resulta que estos jóvenes al ser mayores de edad quedan en una situación muy difícil.

–Quedan desamparados, totalmente desamparados. Por eso a mí me gustaría poner en marcha pisos de emancipación como proyecto. Hay pisos de ese tipo ya en funcionamiento y están financiados todo por iniciativas privadas.

–¿Y esos niños les siguen reclamando a ustedes con el paso del tiempo?

–Mucho. De hecho nos gusta que participen en las actividades que organizamos y, por supuesto en un día tan señalado como el de Reyes tienen todos un regalo. Les encanta venir y si tienen algún problema saben que tienen a las madrinas.

"Nos gusta que participen en las actividades que organizamos y, por supuesto en un día tan señalado como el de Reyes tienen todos un regalo"

–¿Cuántos jóvenes han pasado por Nuevo Futuro?

–Pues mire, desde que yo soy presidenta más de 20 y muy vinculados a nosotros tenemos a muchos, que nos cuentan sus cosas y problemas. De todas formas, centros de acogida hay muchos, pero nosotras lo que creo que hemos logrado es que tengan un hogar, esa es la prioridad para nosotros y creo que lo estamos consiguiendo.

–¿Que le aporta a usted una experiencia como esta en Nuevo Futuro?

–Muchísimas satisfacciones. Me hacen ver lo afortunada que soy en la vida por tener una familia y hace que me sienta más humilde. Ves que carecen de muchas cosas y, sin embargo, son felices. Nos dan muchas lecciones en ese sentido. Te dan algo especial y te hacen ser agradecida con la vida. Yo recibo muchísimo más de lo que le doy y eso es muy gratificante. Ello me lleva a apoyarles cada día más y a los trabajadores, que también lo necesitan. Deberíamos esforzarnos todos por ser un poco más generosos.

–Todo ello en una realidad muy complicada.

–Las realidades que nosotros vemos son durísimas. Sé que hay parroquias que hacen una labor estupenda en muchos barrios de la ciudad con proyectos que conozco bien, pero en la mayoría de los entornos sociales de Córdoba no somos conscientes de lo que ocurre a nuestro alrededor. No obstante, tengo que reconocer que cuando realizamos algún evento para recaudar fondos vemos que la gente y las empresas son muy solidarias. Y no se trata sólo de dar dinero, que también es necesario para proyectos como el nuestro, sino de involucrarse con ellos, que es la meta. Cuando te involucras te das cuenta de las muchas cosas que se pueden hacer con estos menores.

–Los colectivos que trabajan en su ámbito siempre reclaman más apoyo de las instituciones.

–Nosotros trabajamos de manera coordinada, pero tal vez una cuestión a resolver es que desde lo público se apoye algo más la formación de estos jóvenes, con la idea clara de que el día que salgan puedan tener un futuro laboral, porque mientras que están con nosotros tienen de todo y hacemos que se sientan cómodos, porque al final lo que necesitan estos niños es mucho cariño.

–Pero para eso ya están ustedes.

–Así es. Pero insisto, lo que me preocupa es su salida laboral y ojalá se puedan articular incentivos de alguna manera para que las empresas cuenten con ellos para trabajar o incluso orientarlos desde el punto de vista laboral. Y no me refiero sólo a la Junta de Andalucía, sino al resto de administraciones, para fomentar las habilidades que tienen. En el desarrollo del niño sí sería conveniente más apoyo. Tenemos el respaldo de la Diputación para campamentos y una subvención, pero a veces también necesitamos de ese otro apoyo del que le hablo.

"Lo que más me preocupa es que estos niños, cuando cumplen los 18 años, quedan desamparados”

–¿Quiénes forman parte de su equipo?

–Pues aparte de la diez madrinas tenemos cuatro educadores, un psicólogo y una trabajadora social. Es personal que depende totalmente de nosotros y lo tenemos contratado.

–¿Qué le pediría usted a la sociedad cordobesa?

–Que se informara más de esta realidad social que tenemos y que al margen de lo económico, que aportaran ideas y proyectos para los niños. Que se involucren de manera activa y que vean una serie de realidades que a veces pasan desapercibidas. Yo misma no he sido consciente de en qué situación estaban muchos menores de Córdoba hasta que llegué a Nuevo Futuro. Yo animo a que colaboren como puedan y sepan. En mi caso, por ejemplo, rezo mucho por porque quiero pedir siempre lo mejor para ellos y les pediría a quienes también son creyentes que lo hagan.

–Y de cara al futuro...

–Me encantaría ese piso de emancipación del que le he hablado. Se me ocurre que con los muchos profesionales ya inactivos que hay en el campo de la educación sería magnífico que le pudieran hacer un seguimiento a estos chavales. Sería lo ideal. Pero le insisto, nosotros no los dejamos desamparados y queremos estar siempre a su lado.

–¿La felicidad de un niño tiene precio?

–Qué va. La felicidad de los niños no tiene precio. Ellos sólo quieren atención y son felices así. No necesitan cosas materiales como pueden reclamar nuestro propios hijos en nuestro entorno. Los niños de acogida sólo quieren cariño y eso no tiene precio. Eso es así y es lo que tratamos de darles siempre. Se lo merecen.

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