Las entrañas del centro Mateo Inurria
La escuela de artes ubicada en la plaza de la Trinidad abre sus puertas para mostrar su funcionamiento
Los pinceles, las herramientas de modelado, el lápiz y los ordenadores forman parte del día a día de la Escuela de Arte Mateo Inurria, que ayer celebró una jornada de puertas abiertas para mostrar a los estudiantes interesados en disciplinas artísticas el corazón y las entrañas de este tipo de centros. Desde las grandes estancias donde estudian los oficios artísticos en la planta baja, hasta las aulas donde se practica el dibujo a mano alzada, los interesados -entre ellos, un grupo de alumnos del instituto López-Neyra- realizaron un recorrido por esta institución académica que hunde sus raíces hasta mediados del siglo XIX, concretamente hasta 1866, fecha en que se creó la Escuela Provincial de Bellas Artes, germen de los estudios que se imparten ahora.
El antiguo palacio del Duque de Hornachuelos, edificio histórico que fue reformado en 1860 por el arquitecto Pedro Nolasco Meléndez, acoge cuatro modalidades de estudios -Bachillerato, ciclos formativos de grado medio y superior y enseñanza superior en Diseño Gráfico-, detalló el jefe de estudios, Juan Manuel Muñoz. Por las grandes estancias y los corredores de las antiguas estancias palaciegas cuelgan lienzos y trabajos de los alumnos, lo que imprime al centro un carácter de libro abierto: con sólo echar un vistazo, uno ya comprende qué se estudia en las dependencias de la plaza de la Trinidad.
"Aquí llegan cada año muchos artistas, jóvenes con grandes cualidades, pero para abrirse paso en este mundo también se necesita disciplina", aclaró la responsable de actividades extraescolares, Marta Murillo. En el Mateo Inurria hay fotógrafos y diseñadores de muebles, creadores gráficos y artesanos del cuero. "Prima el carácter artístico al técnico, si bien siempre se anima a los estudiantes a que, si quieren completar su educación, hagan un ciclo de formación profesional", dijo Murillo.
¿Y cómo es vivir entre futuros artistas? "Es un tópico eso del creador bohemio. Ya se ha superado esa etiqueta porque, como decía, la disciplina es muy importante, estar pegado a la realidad", dice la docente mientras enseña el concurso de ideas planteado por unos empresarios para etiquetar sus productos. "Es una forma de animar a los alumnos, de demostrar que lo que estudian tiene salida en el actual mercado laboral", defiende la profesora. "Es difícil vivir de las artes, pero no imposible, como pasa con muchas otras profesiones. Siempre se va a necesitar un dibujante que ilustre un libro o un diseñador gráfico que haga una campaña publicitaria. Detrás de cada idea, hay obligatoriamente una persona que la materializa", defiende Murillo.
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