El enriquecedor trabajo de ser abuelo

Más cerca del entrañable y aventurero señor Carl Fredrickse que protagoniza el fascinante film animado Up que de la tan grosera como divertida señora que encarna Martin Lawrence en el apogeo de la americanada Esta abuela es un peligro. Así son los abuelos de hoy, para los que el ahondamiento de las arrugas en el rostro y la caída del pelo son meros observadores del saber estar y el saber vivir, cualidades estas que los convierten en una imprescindible figura en cualquier familia unida que se precie.

La colección de cromos de Panini sucumbió primero en favor de los Pokemon y éstos abdicaron en favor de Frozen y los atemporales Spiderman y Superman y, pese a quien aún arguye que los tradicionales cuentos y el balón de fútbol en el parque son el mejor modo de entretenimiento, un elenco de abuelos ha decidido disfrutar como un niño de sus nietos. Puenting, clases de tenis, rutas en bicicleta por cualquier rincón de la ciudad o verdaderas travesías acuáticas que concluyen, una y otra vez, cuando el pequeño alcanza victorioso el bordillo de la piscina, que nunca ha estado a más de diez metros de él. El abuelo ríe, el niño lo celebra y los padres, desde el césped, cruzan miradas consciente de que la felicidad absoluta no debe estar lejos de allí. El temor no existe. Existe la actividad constante, el júbilo interior y la atención absoluta en los más pequeños -que en nada se parece a ceder a sus caprichos-.

"Ella es Cenicienta y yo el príncipe", afirma entre risas Manuel al tiempo que observa los saltos que su nieta, Alba, efectúa sin parar del banco al suelo y del suelo al banco. Junto a Amparo, ambos han decidido irrumpir la rutina que cada día les acerca hasta la piscina para jugar y pasear por el parque de Colón de Córdoba. "Su madre está preparándose las oposiciones y nos quedamos con ella durante la mañana en verano. Normalmente vamos a la piscina", señala Amparo, que confiesa que "le encanta" e insta a la pequeña a presumir de su destreza en bajo el agua. "El abuelo o la abuela está siempre con la niña en la piscina y el otro lee o se sienta en el césped" apunta el abuelo de Alba.

El espíritu de Matías, que Luis Barbero convirtió en histórico personaje en Médicos de familia y la irremediable bondad que despiertan los pequeños pueden con el más frío, como destapa el mismísimo Don Vito Corleone cuando juega con su nieto entre las tomateras del huerto de la familia de El Padrino. El abuelo es una figura imprescindible, que multiplica la alegría de la infancia y que refleja en su día a día las radiantes ganas -ya lejos de la hipocresía- de los más pequeños. Es una suerte ser abuelo y tanto o más lo es ser nieto.

"Cada viernes la recogemos de la guardería, aunque normalmente durante el verano no estamos en Córdoba", señala Tomás, de 75 años, de la mano de su nieta Carmen, que a punto de cumplir cuatro años prefiere andar por las céntricas calles de la ciudad y deja a su abuela a cargo del carrito. "En casa tenemos piscina y, cuando se queda, aprovechamos para ir con ella y bañarnos. En invierno salimos de vez en cuando a dar un paseo por la ciudad", indica el cordobés.

Carmen es reciente seguidora de los Minions. En su tablet, regalo de toda la familia, juega por turnos con Selene, su nieta. "Tendremos que ir a ver la película juntas", declara la abuela, pese a confesar que los films animados nunca han sido su más fervorosa pasión. Rafael, que afirma no tener "que quedarse" con su nieto, Pablo, durante muchos días, señala que aprovecha la compañía del pequeño para "jugar a fútbol en el parque de al lado de casa, en el Sector Sur". "Ya es mejor que yo, y corre más, pero yo soy perro viejo, como los futbolistas de antes", apunta el abuelo tras una cómplice mirada con el más pequeño de sus tres nietos.