Un enlace nupcial nada particular
La residencia de Fepamic celebra por primera vez una boda entre dos usuarios, Carolina Villa y Juan Varela, que ayer se prometieron amor para toda la vida, tras varios años de convivencia en el centrol una fiesta para todos Aunque los auténticos protagonistas de la jornada fueron Carolina Villa y Juan Varela, todos los usuarios y trabajadores de Fepamic disfrutaron y se emocionaron con el enlace y no dudaron en participar en la fiesta.
No faltó ni el arroz, ni las felicitaciones, ni tampoco los nervios. Carolina Villa y Juan Varela contrajeron ayer matrimonio como cualquier pareja. Sin embargo, su enlace ha marcado un antes y un después para los usuarios de la Residencia de Gravemente Afectados de la Federación de Minusválidos Físicos de Córdoba (Fepamic), ya que ha sido el primero de la historia de la organización. Con su matrimonio, esta pareja consolida una relación que comenzó hace ya tres años, tal y como explicó el director de la residencia, Francisco López, quien reconoció que antes de afrontar el matrimonio Carolina y Juan "pidieron permiso para vivir juntos en la residencia". Fue en abril cuando ambos, que padecen movilidad reducida, decidieron celebrar un enlace civil en las propias instalaciones de Fepamic, y desde entonces todo han sido preparativos. "La organización ha sido un trasiego, pero al final todo el mundo está muy contento", reconoció el director. Y es que los propios residentes del centro de Fepamic fueron los que se encargaron de la decoración del salón de actos para la celebración de la boda.
Minutos antes del enlace, la novia aguardaba expectante en su habitación. Sentada en una silla de ruedas debido a su enfermedad, Carolina no dejó de sonreír en un sólo momento, mientras sus cuidadoras y familia le deseaban toda la suerte del mundo y que "todos sus sueños se hagan realidad", tal y como le deseó Mercedes Fuentes, una monitora de la unidad de día de Fepamic y que bien conoce a Carolina.
"Estoy bien y no tengo muchos nervios", aseguró la novia, quien reconoció que cuando Juan le propuso matrimonio "no me lo creía y al principio no sabía que iba a decirle". Su hermana, Carmen, lloraba emocionada. Cuando se enteró de la noticia, "me dio mucha alegría porque pensé que no se iba a casar nunca". "La veo feliz y muy contenta de que esté en esta residencia y con Juan", concluyó. A pocos metros de la habitación de Carolina, Juan Varela esperaba impecable, vestido con traje de chaqueta, y "muy nervioso", confesó.
Fue una juez de paz quien ofició la ceremonia, amenizada por el coro Amigos Ramón Medina de la Peña Limón. Como era de esperar, los nervios traicionaron a Carolina y dijo el "sí" antes de que la jueza le formulase la pregunta. Un sinfín de aplausos, ovaciones y peticiones de besos se sucedieron al instante, cuando Juan no se cansaba de mostrar su libro de familia a todo aquel que se le acercaba para felicitarle. Tras la ceremonia, todos los residentes del centro y todo el personal de Fepamic asistieron a un almuerzo para celebrar la boda.
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