"Tengo la edad de las muchachas que me gustan"

Dice que hace "vida de artista sin serlo" y que hasta hace poco le daba vergüenza decir que era pintor; genial y libre, cautiva con su ingenio insuperable

Ginés Liébana, genio y figura del arte cordobés de las últimas décadas, posa momentos antes de la entrevista concedida a 'El Día'.

25 de abril 2010 - 01:00

Entrevistar a Ginés Liébana, compartir su tiempo, es escapar de la realidad razonada, cronológica y monocroma. Entre pregunta y pregunta a este pintor y poeta, miembro fundador del grupo Cántico y Medalla de Oro de las Bellas Artes, aparecen poemas, frases sin sentido -al menos para el mortal común- y gestos que delatan que si no estamos ante un genio es porque el mundo prefiere entretenerse en encumbrar a la banalidad.

-¿Quién es usted?

-Soy un humorista surrealista.

-¿Qué edad tiene?

-Tengo la edad de las muchachas que me gustan.

-Estoy seguro de que si el grupo Cántico hubiese nacido en París usted y Pablo García Baena, los últimos supervivientes, irían ahora bajo palio con Carla Bruni en bikini abanicándoles.

-Mentira. En París no se puede crear Cántico porque les falta el escenario de Córdoba y las tres Córdobas que hay debajo. París destruye los genios y los olvida. La última película de Rene Clair, por ejemplo, pasó desapercibida en Francia. Han despreciado y dejado morir a sus más grandes pintores. Cuando a Cezanne le decían que era un genio se echaba a llorar, era tarde; Gauguin se tuvo que marchar; Van Gogh se pegó un tiro y con Modigliani escribieron la página más vergonzosa de la historia de la pintura. Después de un esplendoroso siglo XIX, eso fue lo que hicieron en el XX. Yo he regalado a los amigos libros de Balzac y Stendhal, aquellos libros de la colección Universal publicados en Hispanoamérica. Aunque París ha sabido conservar las cosas, sus edificios... Lo que impide que Cántico se pueda crear en Francia es que París es esclavo de la lógica y la ordenanza, y Cántico es libre. Al mismo tiempo es una manifestación ni poética ni ensayística. Cántico es el clima que da Córdoba. Córdoba es más metafisicaca.

-Dice usted que es un pintor surrealista pero yo veo en sus obras a un simbolista con la inspiración de Peter Brueghel, Ghiotto, Goya, Gustav Moreau y De Chirico.

-Pinto como Sorolla. El Impresionismo es repetir. Un desnudo en Sorolla es una pincelada, es una cosa muy personal que no se puede imitar. Yo creo que soy una persona que aporta cosas y a través de internet me he dado cuenta de que tengo talento. Por dignidad me daba vergüenza pintar y decir que soy pintor, y con internet, al ver allí mis obras, me he dado cuenta de lo que soy. No tengo vocación de contemporáneo. Había que tomar un camino distinto. El arte abstracto es un género como la zarzuela. Tenga usted en cuenta que con quince años leíamos a Stendhal y Tolstoi, me hacían gracia los nombres rusos en las novelas, esos príncipes Andrei Volkonski... Por otro lado, no hay nada más humorístico que Kafka. Ese hombre que se convierte en cucaracha, eso es graciosísimo, tiene un sentido del humor maravilloso; también es divertidísima su Nueva York. No comprendo como algunos sacan análisis sesudos diciendo tonterías sobre el trasfondo de La metamorfosis, ¡pero si es divertidísimo!

-¿El arte salva?

-Lo único que salva. Va más allá de la salvación. Es inconsútil, no tiene por donde cogerlo. Lo que me sorprende es que no haya evolucionado. De la misma manera que se agotó el siglo XIX, el siglo del no va más, a partir de los años 20 del siglo XX los artistas se entretienen con la muerte, la depresión, la destrucción y llega de nuevo la guerra. El arte se ha estabilizado y no sabe volver a su esplendor. Cántico, por estar en Córdoba, sin coches, era como una ciudad-paseo, Córdoba era la cámara de la cabeza caliente, iba mostrándote lo que sólo se puede mostrar desde el cielo, mezclado con el porcentaje de sensualidad que se puede usted imaginar; eso realmente era arte.

-Le cito a Tristan Zara: Miradme bien/soy un idiota, soy un farsante, soy un bromista/ miradme bien/ soy feo, mi cara es inexpresiva, soy bajito/ soy como todos vosotros. Es usted también ese vosotros.

-Esas cosas parten del momento en el que hay que destruir todo, como el que dijo que hay que asesinar a la pintura, De Chirico. Eso va con las vanguardias del 20. Me parece una pena. Destruir es muy fácil. La belleza que se destruye como un vaso roto es lamentable.

-Decía Breton que los locos son víctimas de su imaginación. ¿Estará usted como un cencerro?

-No tengo nada que ver con eso. Eso es cosa de los franceses. Los franceses han hecho la Revolución francaise, pero nosotros no. Se hizo la Revolución para que las porteras sean dueñas de París. Ese es el verdadero sentido de la revolución francesa. Todos los que la hicieron acabaron en la guillotina, excepto Telleirand. Se hace la Revolución para que queden los farsantes. Pero los franceses no pueden escribir poesía, su lengua no se presta. Breton, por ejemplo, es un pontífice tonto. La literatura francesa se la han cargado ellos. Con lo grande que era Victor Hugo... Ahora no hay nadie. Mire usted el otro día a Houllebecq en la inauguración de Cosmopoética: yo no he visto una cosa más tonta en mi vida. Lo bueno era que como le proyectaban la traducción de los poemas que iba declamando, cuando acababa le ponían la pantalla en negro con un "0" muy grande para que todo el mundo lo viera, y yo pensé por una vez: Córdoba está de acuerdo conmigo. Houllebecq decía unas cosas, unas tonterías, un vacío y con ese susurro impostado y aburrido. El francés no sirve para la poesía, por eso Rimbaud a los 20 años se dedica a vender pistolas, por eso su transgresión. Compáralo con España, mira: "La niña de la Paula no es de mi rango/ ella tiene cortijo y yo voy descalzo". Yo no soy vacío. El arte moderno debe ser vacío para tener éxito, esa es la consigna. Lo que yo pinto no vende en el panorama actual, no tengo galería por eso mismo. Me dedico a enseñar a dibujar para que no se me olvide la poca técnica que tengo. Hago vida de artista sin serlo.

-¿Parece que los franceses no le hacen mucha gracia?

-Los franceses hacen una revolución y los rusos otra, pero a nosotros no nos hace falta. Nosotros no tenemos nada que ver con los rusos. El existencialismo era más fuerte que el idioma francés, por eso fracasó. Pero en nuestro idioma, tan dado a la poesía, también los hay que dicen unas tonterías tremendas. Esos poetas que juntan 3 y 4 adjetivos: "La noche larga simpática eterna". Hace unos días estuve con los poetas jóvenes de Córdoba, y qué tontería y qué aburrimiento. Yo les dije que no había evolución, os habéis quedado anclados, siguen haciendo todos lo mismo. Las poetisas que vi en el año 2000 empezaron luego a comer unos bocadillos grandísimos y no veas cómo se han puesto. Con lo guapa que es la mujer cordobesa. En esos poetas de Córdoba hay una hemorragia de palabras, mariconadas espantosas. No pueden decir tonterías una detrás de otra, eso viene todo de Francia. Mi poesía es distinta, no tiene interés aquí. Carlos Clementson me dijo un día: "Tú eres el poeta secreto de Cántico".

-Saint Pol Roux, poeta y pintor simbolista francés, cuando se iba a dormir ponía un cartel en la puerta que decía: "El poeta trabaja". ¿Trabaja usted mucho?

-Yo trabajo como si fuera a descansar. Si se insiste en algo se estropea, aunque sea el amor, hay que estar siempre cambiando. Cosmopoética es mentira, las cosas no duran y las cosas perfectas están muertas.

-Le invito ha hacer conmigo un cadáver exquisito poético. Por favor, ciérreme este poema inventado: "La marquesa, sin enaguas, el gato, adormecido y sin orejas...

-...debo fingir amor y matar a Don Diego.

-Mientras más le miro más me parece un buscador de oro en el Far West.

- Soy un buscador del loro. Yo soy un continuador de Ramón Gómez de la Serna, aunque él insiste demasiado, insiste demasiado, insiste demasiado. Yo no soy absurdo, absurdo es la ingenuidad. Yo veo tu cara como la de un banderillero de Carnicerito de Málaga, que era un tipo increíble que cantaba flamenco con los codos metidos dentro para bailar y decía: "¡A mí me va usted a explicar!". Luego estaba el torero Juan Mondeño, hablaba de Cristo, parecía de Cántico.

-¿Ha cambiado Córdoba?

-En la Córdoba de antes los mozos de las tabernas no movían los labios, eran elegantísimos. Y los clientes dictaban sentencias del tipo: "De ninguna manera". Allá por el 41 los flamencos no comían, eran unos esqueletos finos, no tenían salud y no podían cantar. Empezaban la juerga a las cinco de la tarde en las tabernas y acababa a las cinco de la mañana. Yo estaba como los flamencos, muerto de hambre y mi tía decía "a Ginés le gusta mucho el besugo", que yo odiaba, todo por echar unas risas y yo me iba con Ricardo Molina a las tabernas con el besugo en la mano a reirnos del flamenco. Porque el flamenco es divertidísimo, un ejemplo: "Soria sueña con la jirafa de Sevilla". El humor ha sido siempre lo más bello del flamenco; otro ejemplo: "Te llamas Laura y los canales son firmes, pero tú no" (se ríe). Córdoba todavía es virgen, tiene senderos que nadie ha pisado, el que mejor lo sabía era Ricardo Molina, qué pena que se fuera tan pronto.

-Decía Apollinaire que "ante todo, los artistas son la verdad y fuera de ella no conocemos ninguna realidad". Hábleme de la verdad, estimado profeta.

-El estimado profeta lo será tu padre. Yo soy un poeta barrendero, como aquellos que llegaban en navidad con la tarjeta del aguinaldo. Pablo García Baena se sabe todos mis chistes. Un día dijo en una lectura "Cariátides desnudas me hablaban de tu pena", eso es para partirse de risa y además resulta que era mío. Te voy a leer otro poema (y me lee): "Fuiste una calabacita en mi mano...". (Y sigue leyendo): "Mi perro eres sencillo, me lo comí porque no me quedaba más remedio...". Y qué te parece el título de este poema: "Cautivo poder acorazado".

-¿Son más importantes los poetas o el inventor del vino?

-El vino no está inventado. El vino es un Baco con nombre extranjero. El vino ya existía, es regalo, es nacer ebrio, luego el vino es un referente de la embriaguez Sancha.

-¿Qué defendería usted ante el mundo?

-Yo soy defensor de la sangre y del cuerpo, como de la Samaritana y la Magdalena en el Corpus, dos prostitutas. Ya sabes que las lágrimas te levantan el nabo, es por lo de las secreciones internas.

-Escribe Kandinsky en De lo espiritual en el arte que "la verdadera obra de arte nace misteriosamente en el artista por vía mística". ¿Es usted también San Juan de la Cruz?

-Una vez alguien en una taberna me dijo: "Tú no eres artista", ve a ver a Manolete, ese sí que lo es.

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