Dos años del cruce de río mortal en la base militar de Cerro Muriano: más de 40 testigos intentarán arrojar luz sobre los hechos

Juicio

Las acusaciones particulares y las defensas han de presentar sus escritos en los próximos días

La Fiscalía Jurídico Militar solicita ocho años de cárcel para el capitán y cinco años para el teniente

Vehículos de emergencias tras el accidente mortal en Cerro Muriano en diciembre de 2023.
Vehículos de emergencias tras el accidente mortal en Cerro Muriano en diciembre de 2023. / Salas / Efe

Más de 40 testigos y una decena de peritos intentarán arrojar luz durante el juicio -aún sin fecha, pero previsto para los próximos meses- sobre la maniobra mortal que en la mañana del 21 de diciembre de 2023, hace ahora dos años, se cobró la vida de dos militares en el paraje de la Casa Mata de la base de Cerro Muriano, en Córdoba capital. Tras una intensa instrucción que ha acumulado miles de folios y que se ha alargado durante dos años, el Tribunal Militar Central acordó el pasado noviembre la apertura del juicio oral contra los cuatro militares procesados: un teniente coronel, un comandante, un teniente y el capitán que ordenó la maniobra; en verano, todos fueron cesados por el Ministerio de Defensa

Esta semana, la Fiscalía Jurídico Militar ha presentado su escrito de conclusiones, en el que solicita penas que suman 13 años de prisión para dos de los cuatro mandos. En concreto, propone el cumplimiento de ocho años de prisión para el capitán (cuatro por cada deceso) y de cinco años para el teniente (dos años y seis meses por cada óbito), al tiempo que pide la absolución del teniente coronel y del comandante procesados. El ministerio público reclama, además, el pago de 422.174 euros en concepto de responsabilidad civil, cifra que irá destinada a los familiares de las víctimas: el cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar, de 34 años, y el soldado Carlos León Rico, de 24 años en el momento del deceso.

El momento de presentar los escritos de acusación y defensa

Aparte del ministerio público, en el procedimiento hay ocho personaciones: los padres del cabo Miguel Ángel Jiménez; la viuda; los padres del soldado Joaquín León; Caja Seguros Reunidos para responder sobre la responsabilidad civil en caso de que se determinara; la Abogacía General del Estado en representación del Ministerio de Defensa y del teniente coronel imputado, y las defensas de los otros tres procesados. En los próximos días, todos tienen que presentar sus escritos, y lo previsible es que las acusaciones particulares incrementen la petición de condenas, con sentencias más duras e incluyendo a los cuatro procesados.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, en Cerro Muriano tras el siniestro mortal.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, en Cerro Muriano tras el siniestro mortal. / Juan Ayala

En el juicio, además de los encausados, la Fiscalía ha solicitado la comparecencia de tres peritos, nueve testigos peritos y hasta 41 testigos, la mayoría de ellos soldados que participaron en las maniobras, aunque también se ha llamado a sargentos, cabos, tenientes y a la cúpula militar de la base para intentar arrojar luz sobre lo acaecido aquel 21 de diciembre.

Un ejercicio "sin ninguna explicación previa"

El accidente mortal se produjo a primera hora de la mañana durante una maniobra consistente en cruzar a nado un pantano, lo que en argot militar se conoce como ejercicio paso de río. Según el escrito provisional de acusación del ministerio fiscal, el capitán habría ordenado "sin ninguna explicación previa de cómo iba a desarrollarse la actividad que los soldados se quitaran el chaleco anti fragmentos, alguna ropa de abrigo, además de los elementos electrónicos, gafas de visión nocturna y los tubos de simulación de lanzagranadas, con la finalidad de aligerar el equipo, quedando estos efectos depositados en un camión".

La mochila iba colocada delante del cuerpo como flotador, para lo que era imprescindible que estuviera perfectamente estanca. El teniente, sin embargo, "conocedor del diseño y preparación de la actividad, sabedor de que se trataba de un ejercicio de flotabilidad, no ordenó ni se preocupó de hacer las comprobaciones previas necesarias respecto a la estanqueidad de las mochilas y su sección continuó portando una mina de instrucción que se les había asignado, cuyo peso era superior a tres kilos, lo que dificultó posteriormente la flotabilidad".

Control de acceso al paraje de la Casa Mata, en Cerro Muriano.
Control de acceso al paraje de la Casa Mata, en Cerro Muriano. / Salas / Efe

Tras un primer intento frustrado en el que uno de los participantes perdió el fusil, el teniente fue el primero en entrar, seguido de un sargento y luego el pelotón, de uno en uno, junto a los dos instructores. Seguidamente entró en el agua el segundo pelotón, pero "no hubo unas instrucciones claras y precisas por parte del capitán ni del teniente y el desorden se produjo de manera inmediata, puesto que tenían dificultades para moverse por un fondo fangoso y con ramas, la profundidad y la temperatura del agua, de alrededor de ocho grados centígrados".

Gritos de auxilio de los soldados y caos

En esta circunstancia, la mayoría de las mochilas "no permitían la flotabilidad", unos compañeros se adelantaban a otros, sólo "se veían cabezas que subían y bajaban", sin poder distinguir de quién se trataba, se escucharon gritos de auxilio, se sujetaban entre ellos o buscaban dónde agarrarse a la cuerda, mientras que insistentemente el capitán decía que se soltaran de la cuerda.

En un momento dado, según el relato de la Fiscalía, la cuerda perdió tensión e incluso llegó a quedarse sumergida, siendo utilizada por algún soldado para elevarse. Varios soldados, que pensaron que se ahogaban, se subieron a un tronco que sobresalía hasta que fueron ayudados por otro con la cuerda, que se había cortado. Y otro de los participantes "estuvo diez minutos en el agua y tuvo que ser ayudado a salir, porque se quedó sin fuerza". En un momento determinado, vieron que el cabo Miguel Ángel Jiménez tenía dificultades para avanzar, pidiendo a los compañeros que le ayudasen, hasta que lo perdieron.

Sin ambulancia en el pantano

En cuanto al apoyo sanitario, la Fiscalía apunta a que ese día la ambulancia no estuvo presente en las inmediaciones del pantano, por lo que el capitán tuvo que pedir a uno de los presentes que la pidiese "urgentemente"; el vehículo sanitario se presentó en la zona del pantano a las 09:27. A las 09:42, el capitán habló con el 112 para comunicar que un militar se había ahogado. El ministerio público señala, por último, que "no se percataron de la desaparición del soldado Carlos León hasta que no se hizo un recuento de personal en la zona de vivac, situada a unos 500 metros aproximadamente del embalse".

Los cuerpos de los dos fallecidos fueron localizados sumergidos en el lago y recuperados por agentes del Grupo de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, en sede en Sevilla. El cuerpo del soldado León a las 15:28 y el del cabo Jiménez a las 17:42; en ambos casos, constan informes de autopsia en los que la causa de la muerte fue "síndrome anóxico por sumersión".

Hipotermia por las temperaturas bajas

Además de la muerte de los dos militares, durante la realización del ejercicio dos soldados precisaron de asistencia sanitaria por síntomas de hipotermia, uno de los cuales fue auxiliado en la orilla del pantano "en estado de inconsciencia", recuerda la Fiscalía Jurídico Militar. Los dos fueron trasladados en la ambulancia al hospital Quirón Córdoba, donde fueron atendidos en el servicio de urgencias con el diagnóstico de "hipotermia".

De acuerdo al informe de la Agencia Estatal de Meteorología relativo a las temperaturas que se registraron en la zona, a las 05:00 de aquella jornada se registraban 3,9 grados centígrados; a las 08:00 había 4,3 grados, y a las 09:00, en plena maniobra, 6,08 grados en superficie. Un informe de la teniente coronel médico sobre la afectación en el organismo de la hipotermia por inmersión, teniendo en cuenta una temperatura en el agua de entre 4 y 8 grados, concluye que, de forma genérica, el cuerpo sufre un shock por frío en los primeros minutos, a los 20 minutos puede darse la imposibilidad para nadar y a la media hora se habla de "colapso". En todo caso, influyen factores individuales y agravantes como el cansancio, el esfuerzo físico, la alimentación, la morfología y las condiciones medioambientales que "pueden favorecer que la hipotermia se instaure de forma más rápida".

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